Un encuentro con Rosa Montero para abordar los miedos, la creación y la locura
El tercer club de lectura de EL PAÍS y ‘Babelia’ reúne a 20 suscriptores en FNAC de Madrid para abordar el último libro de la columnista del diario
Una lectora llega a la FNAC de Madrid con un libro de Rosa Montero en mano. El tomo está subrayado y repleto de notas, ajado. El libro es El peligro de estar cuerda (Seix Barral), y su autora está delante. El motivo de este encuentro es el club de lectura de EL PAÍS y Babelia, que celebró su tercera reunión el pasado 26 de enero con Rosa Montero para conversar sobre su libro. “Siempre he sabido que había algo que no funcionaba bien dentro de mi cabeza”, dijo la escritora. La frase es el inicio de su obra y su declaración de intenciones. “Es el libro de mi vida porque responde a preguntas que han estado dando vueltas en mi cabeza siempre”. Desde niña, contó, tenía la sensación de tener una cabeza distinta a los demás, cargada de imaginación, y necesitaba responderse a ciertas preguntas. ¿Por qué se encierra en una esquina de su casa para inventar mentiras, “una actividad completamente estrafalaria”? Pero sobre todo, ¿por qué necesitaba hacerlo para levantarse por las mañanas? “Pensaba que estaba loca”, reflexionó ante un grupo de 20 lectores. Así que se puso manos a la obra.
El peligro de estar cuerda es un relato sobre la relación de la creatividad y la locura. Tiene tintes autobiográficos y está plagado de historias sobre genios de la escritura y el arte: desde Jane Austen a Emmanuel Carrère, de Van Gogh a Silvia Plath, de las hermanas Brontë a Bukowski. Es también una interesante mezcla de estilos. Según la autora, “es un ensayo poco convencional, una autobiografía muy poco fiable, una biografía poco ortodoxa y un espolvoreo de ficción”.
Esa curiosa relación de amistad entre la creatividad y locura venía interesando a Montero toda su vida. Acumulaba una ingente cantidad de manuales sobre la cuestión, llevaba años documentándose, incluso había pensado ya en unos 80 temas: desde las emociones al subconsciente, la infancia, los traumas o los excesos. “Tengo un cuaderno de Creación y locura de agosto de 2017. Los libros vienen a mí”, reconoció la autora. Realmente, explicó Montero, el reto de escribir El peligro de estar cuerda fue encontrar el hilo conductor de todos esos temas, así que un día extendió todos sus manuales sobre su mesa de cocina, que es la más grande de su casa, para reflexionar sobre ese “bosque impenetrable de datos”, muchos de ellos científicos. La idea le vino de pronto: “Un día te levantas y recibes un telegrama que te envía tu inconsciente”. Entonces se dijo: “No voy a escribir con la cabeza, lo haré como una novela. Cerraré los ojos y a ver dónde me lleva. Como si fuera una investigación detectivesca”.
Irónicamente, en esos estilos diferentes ―ensayo, biografías, un tanto de autobiografía y otro de ficción― del libro, hay uno muy relevante para Montero: “La ficción es la parte más verdadera”. Se explicó: “Es la que muestra más clara y patente mi manera de ver el mundo, lo que yo creo de la realidad, y la realidad es que es muy poco fiable. En ella hay mucha fantasía, empezando por la memoria, que es un invento en construcción”. Porque no es lo mismo un recuerdo ahora que el que se tiene con el paso del tiempo, quería decir la escritora. “La ficción es la representación máxima de lo que creo que es el mundo. Si me preguntáis hoy qué partes del libro son verdad, os la puedo decir. En 10 años no”, espetó a los suscriptores.
A juzgar por los comentarios de los lectores, a nadie pareció importarle qué era qué en esa curiosa combinación. Alguien admitió no haberse preguntado qué partes eran de ficción y cuáles no. Otra persona dijo: “Para mí no hay realidad sin ficción, no quiero saber qué es qué”. Tampoco lo reveló Montero: de eso se trata. Además, ya había acudido a este recurso en muchos de sus textos: “En la loca de la casa dediqué el libro a una hermana gemela que no existe. Cada cual que crea lo que quiera. Es la gracia de la literatura”.
Durante una hora de conversación que fue moderada por la periodista Andrea Nogueira, los lectores agradecieron a Montero su incursión en los problemas de la mente. También la confesión de la propia experiencia de la autora―como los ataques de pánico que revela en el libro, y que un buen día desaparecieron―. Una lectora médico le felicitó por lo acertado de explicar que, al final, las enfermedades mentales son una suerte de herencia y ambiente. De una u otra manera, nadie está exento de pasar por ellas. “Hay que reivindicar la diferencia. Pero nos imponen de tal manera la normalidad ficticia que desarrollamos unas estrategias defensivas para que no se nos noten. Eso nos lleva a la represión absoluta”, apuntaló Montero.
Para combatir esa represión, quizá, la autora contó a los lectores divertidas anécdotas que le han acompañado en la promoción de El peligro de estar cuerda. Precisamente, que este libro abogue por la diferencia ha provocado que sus lectores les confiesen sus rarezas. Hay de todo. Montero rió al recordar algunas historias, pero otras son más preocupantes, como el miedo atroz a salir de casa. Así que como en el libro, una vez más, Montero abogó por la empatía: “Tenemos que empezar a escuchar, tenemos que intentar saber y sacar adelante una sociedad menos canalla con la gente con trastorno mental”.
Al filo del encuentro, un lector preguntó a Montero cuándo da por terminado un libro. La autora lo pensó en instante y, entonces, habló del enamoramiento. “Cada libro es como un amor que estás viviendo, con el que estás obsesionada. Por la noche, antes de dormir, piensas en él, como cuando estás enamorada. Llega un momento en que estás hasta aquí y aparece otro amor. Entonces quieres terminar ese y empezar el nuevo”. Minutos más tarde, tras dar por concluida la tertulia, los lectores se acercaron a que Montero firmara los libros. Ella los dedica y, al terminar, les añade pegatinas de estrellas, sonrisa mediante: “Ah, sí, las compro siempre”.
El club de lectura de EL PAÍS
El cuarto evento del Club de lectura será el jueves 9 de marzo en Fnac L´Illa de Barcelona. Estará protagonizado por Laura Restrepo y girará en torno a su novela Canción de antiguos amantes. El club de lectura de EL PAÍS, coordinado por el suplemento de libros Babelia, es un proyecto con el que el diario aspira a crear una comunidad de lectores que vaya más allá de sus propias páginas. Periódicamente, se propondrá a los suscriptores un nuevo título y un encuentro presencial con un autor para compartir reflexiones y preguntas.
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