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obituarios
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Bonifacio de la Cuadra, un gran periodista muy íntegro

El buen periódico solo puede ser mantenido por buenas personas que son uno de los puntos de partida para llegar a ser buenos periodistas. Y así era Bonifacio de la Cuadra

Soledad Gallego Díaz y Bonifacio de la Cuadra, en la redacción de 'El País'.
Soledad Gallego Díaz y Bonifacio de la Cuadra, en la redacción de 'El País'.raúl cancio

Decía Gabriel García Márquez que el buen periodista hace periodismo con el objetivo de cambiar algo todos los días, pero que también es claro que solo deben escribir y publicar lo que ellos ven como cierto. El buen periódico solo puede ser mantenido por buenas personas que son uno de los puntos de partida para llegar a ser buenos periodistas. Y así era Bonifacio de la Cuadra, un periodista absolutamente íntegro que por nada del mundo renunció nunca a su independencia.

Nos conocimos en 1975. Ese año José María Huertas Clavería, otro gran periodista y escritor en lengua catalana y española, publicó un reportaje en Tele-eXpres que alteró a algunos responsables del Ejército. Fue detenido y procesado por injurias, lo que provocó la primera huelga de prensa en España durante el Franquismo. Bonifacio trabajaba en la agencia oficial de prensa Pyresa, y cuando se enteró de que a su compañera profesional Soledad Gallego Díaz le habían despedido por hacer la huelga se presentó ante el director para decirle que si habían despedido a Gallego Díaz él debía ser despedido porque también había participado en la huelga. Al ser ambos despedidos, nos pidieron a Tomás de la Quadra-Salcedo y a mí que compartíamos despacho con nuestro gran maestro Gregorio Peces-Barba y que nos hiciéramos cargo de su defensa. Su inteligencia y el apoyo de sus compañeros dieron lugar a un despido improcedente.

Posteriormente, ingresaron en el grupo fundacional de El País en el que Boni se ocupó de la información parlamentaria y de la crónica judicial y de los órganos constitucionales. Su agenda de los operadores jurídicos era la mejor del mundo periodístico, lo que no impidió a De la Cuadra ser siempre muy crítico con la avalancha de información que recibía. Siempre sabía diferenciar lo que era tóxico de lo que no lo era. Sinceramente, no he conocido hasta el momento un periodista tan sagaz y tan buen analista de la producción y funcionamiento de las instituciones judiciales y constitucionales.

Escribió varias obras y creo que las dos mejores fueron La crónica secreta de la Constitución (junto con Soledad Gallego) y Democracia de papel, en la que al mismo tiempo que reconoce el valor de la Constitución de 1978 y la necesidad de su cumplimiento también desnuda a la política y a los políticos que han ido pervirtiendo el espíritu y la letra de la Constitución. Su única novela fue Secretos de confesión que, tras el comienzo con el “Ave María Purísima” y la réplica “Sin pecado concebida” sigue con las oscuras tramas y complicidades de la pederastia eclesiástica.

Muy activo defensor de los derechos humanos, recibió el premio espacial de la Asociación Pro-Derecho Humanos de España. Su mujer Marisa, que compartía las convicciones de Boni, fue una magnífica compañera en toda su trayectoria vital, aunque desgraciadamente falleció demasiado pronto. Recuerdo bastantes paseos todos juntos por la bellísima ciudad de Úbeda donde nació Bonifacio. Sus hijas Ana, Elena y Cristina le han acompañado siempre en sus buenos y malos momentos, incluidos los de estos breves y últimos días en los que al menos Boni pudo ver cumplidos sus deseos de ir a votar. Descanse en paz y que su ejemplo y sabiduría nos iluminen a todos en estos complicados días para España.

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