Cómo la leche materna promueve el desarrollo cerebral del recién nacido
Un estudio refleja las diferencias entre niñas que fueron alimentadas solo con leche de sus madres o con biberones
La leche materna contiene sustancias nutritivas que promueven el desarrollo y la salud general del recién nacido. Pero si esas sustancias pueden afectar a su desarrollo cerebral y su futura inteligencia es algo menos conocido. Por eso, no hace mucho que un estudio de investigadoras de la Imam Abdulrahman Bin Faisal University de Arabia Saudí intentó comprobar si la lactación materna había afectado a la inteligencia general y social de las niñas de 7 a 9 años. Compararon así los resultados de quienes durante los seis primeros meses de vida fueron alimentadas solo con leche materna, con leche materna y biberones o solo con biberones. 111 niñas en total.
Los resultados mostraron que los bebés alimentados exclusivamente con leche materna al llegar a los 7 a 9 años tuvieron un mayor índice de masa corporal comparadas con las que lo hicieron compatibilizando su alimentación con el biberón o solo con este. Asimismo, los bebés que solo recibieron leche materna en sus primeros seis meses de vida presentaron coeficientes de inteligencia general y social mayores que los alimentados exclusivamente con biberones. Estos últimos resultados, aunque carecieron de significación estadística y reclamaron por ello nuevos estudios de mayor nivel y número de sujetos experimentales, dejaron abierta la puerta a la posibilidad de que la leche materna y sus ingredientes puedan contribuir también específicamente al desarrollo cerebral y la futura inteligencia de los recién nacidos.
Ahora, un nuevo y consistente estudio de la Universidad de California en San Diego publicado en la prestigiosa revista PNAS muestra el modo en que la leche materna puede ejercer esa contribución. La clave parece estar en el myo-inositol, un azúcar muy abundante en la leche materna y la lactación temprana. Los investigadores han observado que ese azúcar promueve intensamente la formación de sinapsis, es decir, las conexiones entre las neuronas excitatorias del cerebro. En cultivos de neuronas de ratas han observado que, a mayor cantidad de ese azúcar, mayor cantidad de conexionado entre las neuronas. Es decir, que a más myo-inositol mayor capacidad de las neuronas para formar nuevas sinapsis. En placas de tejido cerebral humano este azúcar tiene igualmente una potente actividad biológica, aumentando el número y tamaño de especializaciones postsinápticas y la densidad de las sinapsis excitatorias, es decir, toda una revolución biológica capaz de promover el desarrollo cerebral del recién nacido.
Si esas modificaciones que la leche materna origina en el cableado cerebral pueden relacionarse con la futura inteligencia del bebé es algo que va a requerir nuevas investigaciones, pero todo apunta a que sí, a que puede relacionarse. Como ya tuvimos ocasión de explicar en un artículo anterior de Materia Gris, la inteligencia, como capacidad de procesamiento de información cognitiva, radica prioritariamente en la corteza cerebral. En ella, los humanos tenemos 16,3 miles de millones de neuronas, cada una de las cuales puede relacionarse a su vez con varios miles de otras neuronas, es decir, varios miles de sinapsis, dando así lugar a una múltiple e intrincada red de interconexiones cerebrales que es lo que diferencia nuestro cerebro e inteligencia de los de otros animales como los elefantes que, incluso con un cerebro mucho mayor que el nuestro, solo tienen 9,1 miles millones de neuronas en su corteza cerebral.
Aunque las interconexiones neuronales, es decir, las sinapsis, pueden seguir formándose o desaparecer a lo largo de toda la vida, particularmente al final de la infancia y el inicio de la adolescencia, no es descartable que el recién nacido que, gracias a la leche materna, pueda establecer un alto conexionado neuronal en los primeros meses de su vida parta con ventajas para que la experiencia a la que le sometan el resto de sus condiciones vitales presentes y futuras genere en él ese mayor coeficiente de inteligencia analítica y social al que apuntaron en su interesante trabajo las mencionadas investigadoras de Arabia Saudí.
El myo-inositol, un carbohidrato de composición similar a la glucosa, además de en la leche materna, está presente también en numerosos alimentos como los frijoles negros, las lentejas, los guisantes, el arroz, los cereales integrales, el melón, los plátanos y los frutos secos. Entre otras funciones, facilita el efecto de la poderosa hormona insulina, por lo que puede reducir la diabetes gestacional en la mujer embarazada. Tan amplia presencia en los alimentos y el conocimiento de su espectacular modo de promover el desarrollo del cerebro del recién nacido ampliando el conexionado neuronal lo convierte, además, en un buen complemento dietético para la nutrición pediátrica, sobre todo en circunstancias de insuficiente o complicada lactancia materna.
Materia gris es un espacio que trata de explicar, de forma accesible, cómo el cerebro crea la mente y controla el comportamiento. Los sentidos, las motivaciones y los sentimientos, el sueño, el aprendizaje y la memoria, el lenguaje y la consciencia, al igual que sus principales trastornos, serán analizados en la convicción de que saber cómo funcionan equivale a conocernos mejor e incrementar nuestro bienestar y las relaciones con las demás personas.
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