Choque de trenes entre la izquierda de Boric y Maduro
El presidente chileno ha acusado al régimen de Maduro de haber cometido fraude en las elecciones presidenciales, apoyada por líderes de su generación y color político, saca ronchas en Caracas
La desconfianza del presidente de Chile, Gabriel Boric, sobre el triunfo que le asignó el Consejo Nacional Electoral (CNE) a Nicolás Maduro se ha profundizado desde la elección del pasado 28 de julio. El manto de duda sobre los resultados, planteado desde un primer momento por el mandatario de izquierdas y alineado con las potencias de América Latina, Estados Unidos y la Unión Europea, parece haberse despejado para Boric 10 días después de los comicios. “No tengo dudas de que el régimen de Maduro ha intentado cometer un fraude”, sostuvo este miércoles cuando el chavismo todavía no enseña las actas. Su declaración echó gasolina a unas ya muy tensionadas relaciones con el régimen. El canciller venezolano, Yvan Gil, tildó al mandatario chileno de “pinochetista y golpista” y aseguró que está más a la derecha que su homólogo argentino, Javier Millei, y Washington.
“No reconocemos el proclamado triunfo de Maduro y no validaremos ningún resultado que no esté verificado por organismos internacionales independientes”, planteó Boric, y añadió: “Si hubiesen ganado, habrían mostrado las actas. Además, están cometiendo graves violaciones a los derechos humanos”. El canciller Gil respondió a través de X que el presidente chileno “se coloca a la derecha de Milei y del Departamento de Estado de los EEUU”. “Se le cayó definitivamente la máscara, queda al desnudo su gobierno pinochetista y golpista”, sostuvo en la red social. Este choque es visto como el más fuerte que ha tenido un gobierno de izquierdas con el régimen de Maduro, lo que se lee como un síntoma de un distanciamiento de la generación que representa Boric con el chavismo.
La portavoz del Gobierno, Camila Vallejo, la principal figura del PC y compañera de ruta de Boric, también ha dado muestras de ese distanciamiento. En el marco de una sesión especial en el Congreso para abordar la crisis política de Venezuela, después de que la Unión Demócrata Independiente (UDI), de la derecha tradicional, presentara un proyecto de resolución donde emplaza a Boric para que reconozca a Edmundo González como “ganador indiscutido” y le exige que se desmarque de la “rastrera defensa del PC que le entregó al narcodictador”. Vallejo sostuvo: “Maduro ya ha hecho suficiente daño a nuestro país como para que permitamos que sea usado como una excusa para validar prácticas que en Chile ya habíamos desterrado porque eran propias de la dictadura. No usemos este doloroso momento para validar la persecución política o proscripción de partidos políticos porque eso es propio de una dictadura”.
Otro rostro de la nueva izquierda, la alcaldesa de Santiago, la comunista Irací Hassler, también se apartó de sus posturas anteriores sobre el régimen chavista y aseguró este miércoles que comparte la visión del presidente chileno y celebró su liderazgo en la materia. “A propósito de la situación en Venezuela, hemos señalado claramente que debe ser un proceso transparente”. Una semana atrás, en CNN, dijo que no tenía “ninguna admiración particular por Nicolás Maduro”. Líderes del Frente Amplio, el partido de Boric, también han arropado al mandatario. La ministra de la Mujer, Antonia Orellana, por ejemplo, dijo en CNN que “todas las personas que han defendido a este régimen en esta situación se van a poner muy rojas cuando se abra la cárcel del Helicoide”, la cárcel política del chavismo.
La contundencia con que Boric ha cuestionado los comicios, sin embargo, le ha traído problemas en su coalición de Gobierno, donde el PC es una piedra angular. Si bien todos sus ministros se han alineado detrás de su política exterior, hay liderazgos comunistas que han validado el triunfo de Maduro. El presidente de la formación, Lautaro Carmona, tras conocerse los resultados: “No tengo ninguna otra alternativa, y no sé quién la tiene, que no sea asumir los resultados que la institucionalidad de ellos entrega, no la mía”. También criticó este martes que algunos miembros del Gabinete “han intervenido con un cierto activismo que los disminuye como ministros”, en alusión a los cuestionamientos sobre la postura del PC que han hecho el ministro de Vivienda, el socialista Carlos Montes, y la ministra Orellana. El presidente chileno ha insistido en que existen diferencias, pero que “la política exterior la dirige el Presidente de la República y eso lo tienen que tener claro todos los partidos”.
En medio de este escenario político, Boric se ha reunido con líderes regionales. La tarde de este miércoles se reunió, junto con el canciller Alberto Van Klaveren, con la secretaria de Relaciones Exteriores de México, Alicia Barcena, y a comienzos de esta semana, con el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que realizó una visita de Estado durante dos días a Santiago. Una de las grandes interrogantes era si los mandatarios harían una declaración conjunta sobre Venezuela, lo que no ocurrió. Lula, que ha sido más cauto que el chileno -Caracas mantiene sus relaciones diplomáticas con Brasil, no así con Santiago-, sólo insistió en la necesidad de que las autoridades faciliten públicamente las actas oficiales del recuento.
El brasileño le expuso a Boric las gestiones que realiza junto al colombiano Gustavo Petro y al mexicano Andrés Manuel López Obrador para lograr una salida dialogada ante la crisis abierta por las sospechas de que el chavismo cometió fraude. Los tres países latinoamericanos no invitaron al país sudamericano a la mesa negociadora, como reconoció el canciller chileno, Alberto Van Klaveren, en una entrevista con EL PAÍS. “Creo que los tres países evaluaron que incorporar a Chile podía dificultar el esfuerzo de mediación con el Gobierno de Maduro. Básicamente, porque fuimos uno de los primeros en cuestionar los resultados de la elección a nivel mundial. Y eso generó una tensión grande con el Gobierno de Maduro”, sostuvo Van Klaveren, quien remarcó que Chile está “absolutamente disponible” para entrar en la negociación, en la medida en que pueda desempeñar un papel útil de mediación frente a la crisis venezolana.
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