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Peter Kornbluh, del Archivo de Seguridad Nacional de EE UU: “Chile es el talón de Aquiles de Kissinger”

El analista especializado en la injerencia de Washington en el golpe de Estado de 1973 revisa el vínculo del exsecretario de Estado y la dictadura de Pinochet. “Es una historia que ha perseguido al legado de Kissinger y ahora perseguirá a su fantasma”, dice

Augusto Pinochet y Henry Kissinger
Augusto Pinochet estrecha la mano de Henry Kissinger, durante un encuentro en Santiago (Chile), el 8 de junio de 1976.Bettmann
Antonia Laborde

Peter Kornbluh, analista especializado en Chile del Archivo de Seguridad Nacional estadounidense, con sede en la Universidad de George Washington, de la capital estadounidense, lleva años escarbando los documentos desclasificados sobre la injerencia de Estados Unidos en el derrocamiento del Gobierno socialista de Salvador Allende y su apoyo a la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). Una de las figuras fundamentales para entender el papel de la potencia mundial en la política del país sudamericano es Henry Kissinger, fallecido este miércoles a los 100 años. Kornbluh conoce profundamente los movimientos y conversaciones privadas de quien fue secretario de Estado estadounidense (1973-1977) y consejero de Seguridad Nacional (1969-1975), durante los mandatos de los republicanos Richard Nixon y Gerald Ford, y su vínculo con Chile, porque su organización que ha analizado los documentos desclasificados por Estados Unidos tras la detención en Londres de Augusto Pinochet en 1998.

“Es una historia que ha perseguido al legado de Kissinger y ahora perseguirá a su fantasma”, apunta este jueves por teléfono el analista Kornbluh, autor de Pinochet, desclasificado y Pinochet: los archivos secretos. Lo demuestran las palabras del embajador de Chile en Estados Unidos, Juan Gabriel Valdés, que este jueves escribió: “Ha muerto un hombre cuyo brillo histórico no consiguió jamás esconder su profunda miseria moral. K”.

Pregunta. ¿Qué importancia tiene Kissinger en Chile?

Respuesta. Él definió las relaciones con Chile en esos años y fue el eje central de la política exterior estadounidense. Kissinger fue el principal artífice para desestabilizar al Gobierno electo de Salvador Allende. y, en un horrible contraste, el principal facilitador del apoyo de Estados Unidos para ayudar al violento régimen de Augusto Pinochet a consolidarse en una dictadura militar de 17 años. Fue el principal responsable de la política exterior estadounidense en la historia de Chile. Ejerció mucha influencia y control extremo.

P. ¿Cómo será recordado Kissinger en el derrocamiento del Gobierno de Allende?

R. De todos los funcionarios estadounidenses involucrados, el presidente Nixon, el director de la CIA, Richard Helms, y otros del centro de inteligencia, Henry Kissinger, que era consejero de Seguridad Nacional en ese momento, será el nombre que más se asocie a los esfuerzos de Estados Unidos para derrocar al Gobierno de Allende. Chile es el talón de Aquiles de Kissinger. Una mancha permanente en una reputación y un legado que cultivó con esmero. Eso se debe a que el registro documental desclasificado es muy detallado y revelador de su papel en liderar una política de intervención contra Allende y una política de aceptación del régimen de Pinochet.

P. ¿Habría habido un golpe sin Nixon y Kissinger?

R. Esa respuesta es una especulación. Hay muchos factores que influyen en un golpe de Estado como el de Chile. El registro histórico de documentos desclasificados muestra que la intención de la política estadounidense, diseñada personalmente por Henry Kissinger, era desestabilizar y socavar al Gobierno de Allende para, en palabras del propio Kissinger, en una conversación telefónica con Richard Nixon, “crear las mejores condiciones posibles” para que Allende cayera. Una vez que se produjo el golpe, Kissinger y Nixon se felicitaron mutuamente, porque consideraban que era su logro. Y se quejaron de que la prensa no les daba el crédito. Kissinger dijo: “En el período de Eisenhower seríamos héroes”. Ahora que ha muerto, muchos analistas lo presentarán como un héroe, pero el veredicto de la historia sobre Henry Kissinger es que él no representó lo mejor de Estados Unidos. Representó lo peor.

P. ¿Cómo marcó la vida de Kissinger su papel sobre Chile?

R. Intentó reescribir la historia de su papel en Chile en sus voluminosas memorias. Intentó socavar, a través de su abogado, las pruebas de un episodio completo de mi libro mostrando selectivamente documentos a un periodista conservador. Pero el registro histórico ha salido a la luz y hunde toda su narrativa sobre Chile. En sus memorias escribió que se reunió con Pinochet en 1976 y lo presionó sobre el tema de la democracia y de los derechos humanos, pero al poco tiempo obtuvimos los cables de la conversación desclasificada entre ellos dos, que muestran exactamente lo que le dijo y no dijo a Pinochet, y no corresponde en absoluto a su autorepresentación de la historia.

P. ¿Se refirió públicamente al golpe en Chile una vez alejando del poder? ¿En alguna entrevista?

R. Hizo una famosa entrevista con Elizabeth Farnsworth del NewsHour mucho después de que dejara el cargo, en 1999 o 2000. En un momento, la periodista le preguntó por qué en su reunión con Pinochet no le dijo que dejara de violar los derechos humanos. Él respondió: “Bueno, debes recordar que los derechos humanos no eran un problema en esos días”. Se defendió durante toda la entrevista. Su aceptación y sus esfuerzos por ayudar a Pinochet hicieron que el Congreso de EE UU dijera basta. Se aprobaron leyes de política exterior que yo llamo Kissinger-Pinochet: por primera vez pusieron condiciones a la ayuda estadounidense, la económica y militar y los votos en los bancos multilaterales para créditos y préstamos haciendo de los derechos humanos un criterio. Todas esas leyes se desarrollaron debido al papel de Kissinger en el apoyo al golpe de Pinochet, a pesar de la abrumadora evidencia de las atrocidades contra los derechos humanos que estaban ocurriendo en Chile.

Peter Kornbluh
Peter Kornbluh habla durante un evento del Institute for Policy Studies, en una imagen sin datar.Jeremy Bigwood

P. Usted ha revisado cientos de archivos secretos sobre este tema. ¿Qué intervención le ha llamado más la atención?

R. En el período de la orquestación para derrocar a Allende, la atroz participación de Kissinger en el asesinato del general Schneider. Los documentos son increíbles, tan contundentes como espantosos. En el periodo después del golpe, Kissinger envió un emisario especial a reunirse con Pinochet en febrero de 1974, Vernon Walters, para ofrecerle “un discreto apoyo” al régimen por parte de la CIA, que terminó siendo un apoyo para el desarrollo de DINA. También tienes a Kissinger bloqueando un mensaje diplomático demarche sobre la Operación Cóndor. Ese demarche [gestión] pudo haber disuadido un acto de terrorismo internacional en las calles de Washington que acabó con la vida de Orlando Letelier [excanciller de Allende, asesinado en septiembre de 1976] y Ronnie Muffitt. Esos años de Kissinger están llenos de acontecimientos importantes no sólo para Chile, sino para el mundo. Es una historia que ha perseguido al legado de Kissinger y ahora perseguirá a su fantasma.

P. ¿Dejó una herida en las relaciones entre EEUU y Chile cuando dejó el cargo?

R. Kissinger no hizo mucho con Chile después de dejar el cargo. Lo evitó porque era como un fantasma. Estaban las investigaciones en los comité del Congreso, las pesquisas de la Operación Cóndor, etcétera, pero evitó todo eso. Por supuesto, siguió siendo un actor importante en la política exterior de EE UU, el jugador más importante durante gran parte de los 40 años posteriores a su salida del cargo. Era una figura legendaria en los círculos de la política exterior estadounidense. Pero tenemos la fortuna de que el registro histórico es lo suficientemente detallado y disponible para entregar pruebas de su verdadero legado, que no fue positivo de ninguna manera.

P. ¿Cómo describiría la relación entre Kissinger y Pinochet?

R. Tanto Kissinger como Pinochet tenían algo en común: entendían el ejercicio del poder puro. Kissinger no iba por ahí dirigiendo personalmente la tortura y el asesinato de personas, pero él autorizaba el aumento de bombardeos o asesinatos a decenas de miles de civiles inocentes en Vietnam, Camboya y Laos. Ambos eran violadores de derechos humanos. Kissinger de manera algo más indirecta que Pinochet. Ambos abusaron del poder de sus cargos y sentían un desprecio absoluto por los derechos humanos. Creo que, en el caso de Kissinger, su relación con Pinochet se volvió en su contra. Kissinger y Pinochet siempre estuvieron vinculados en la historia. Pero hay una gran diferencia. Pinochet fue ampliamente repudiado en todo el mundo y Kissinger fue aclamado como un estadista. Pero si miras de cerca la cobertura de su muerte, está claro que los documentos desclasificados han sido lo suficientemente fuertes como para crear una especie de consideración y discusión de su controvertido legado.

P. ¿Y su acercamiento con la dictadura chilena?

R. Cuando las fuerzas de Pinochet comenzaron a asesinar gente en los días posteriores al golpe, los asistentes de Kissinger le dijeron que estaban recibiendo informes de 10.000 personas asesinadas. Eran exagerados, pero reflejaron la realidad de que hubo asesinatos en masa después del golpe. Kissinger fue muy claro con ellos y les dijo que ese Gobierno era mejor para los intereses de EE UU que el anterior y que no iban a acosarlo por violaciones de derechos humanos. Esa fue la política que prevaleció, pero no por una relación entre Pinochet y Kissinger, sino porque quería deshacerse del modelo de Allende y asegurarse de que no fuera emulado en otros países. Se sintió perfectamente cómodo con el modelo de un régimen militar fascista en Chile y que finalmente ganó en Argentina y Uruguay. Y el que ya estaba en Brasil.

P. ¿Qué le provoca a usted la muerte de Kissinger tras llevar tantos años revisando los archivos secretos?

R. Mientras más tiempo vivió, más tiempo teníamos para llamar la atención sobre su legado. Ahora que falleció, creo que esta es probablemente la última gran oportunidad. Creo que la muerte de Kissinger representa ciertamente el fin de una era, pero de una era vergonzosa. Obviamente ahora hay una especie de batalla narrativa por su legado en todo el mundo, pero siento un grado de orgullo en que el esfuerzo del Archivo de Seguridad Nacional de EE UU para obtener la mayor cantidad posible de documentos de Kissinger, incluidas sus comunicaciones, las transcripciones de sus conversaciones telefónicas privadas con Richard Nixon y el director de la CIA, con muchos funcionarios estadounidenses y figuras internacionales. Que eso esté desclasificado y disponible contribuye a un verdadero veredicto de la historia sobre el oscuro y siniestro legado de Kissinger.

Sobre la firma

Antonia Laborde
Periodista en Chile desde 2022, antes estuvo cuatro años como corresponsal en la oficina de Washington. Ha trabajado en Telemundo (España), en el periódico económico Pulso (Chile) y en el medio online El Definido (Chile). Máster de Periodismo de EL PAÍS.
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