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Cuidados
Tribuna
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Sociedad del cuidado para un mundo mejor

Las mujeres enfrentan menor participación laboral que los hombres, mayor pobreza y sobrecarga de trabajo no remunerado y de cuidados

cuidados y trabajo no remunerado
Una mujer cuida a una niña, en un establecimiento en Bogotá (Colombia), en una imagen de archivo.Diego Cuevas

El 29 de octubre se conmemora el Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo, ocasión para subrayar la importancia de movilizar voluntades y aunar recursos en un tema fundamental de justicia y de inclusión. Se trata de construir una mejor sociedad en el presente que priorice el cuidado de las personas y del planeta para un mundo mejor en el futuro.

América Latina y el Caribe enfrenta hoy múltiples crisis que amenazan con profundizar desigualdades históricas. Además de una tendencia de bajo crecimiento que afecta las posibilidades de creación de mejores empleos, se suma una crisis ambiental y una desigualdad estructural que afecta de manera desproporcionada a las mujeres. Ellas enfrentan menor participación laboral que los hombres, mayor pobreza y sobrecarga de trabajo no remunerado y de cuidados. El futuro nos ha alcanzado y la demanda de trabajo de cuidados se intensifica a causa del envejecimiento poblacional, los cambios epidemiológicos y los efectos del cambio climático. Frente a este contexto, no bastan cambios graduales; se necesitan políticas audaces, que redefinan el rumbo. Estamos ante la oportunidad de construir ese futuro donde las cargas sean justas y se redistribuyan los tiempos, los recursos, el poder y el trabajo para transitar hacia un nuevo estilo de desarrollo y a una sociedad más igualitaria.

En las últimas décadas, hemos documentado los notables avances educativos de las mujeres, sin embargo, su participación laboral no ha crecido proporcionalmente. Actualmente, la mitad de las mujeres se encuentra fuera del mercado laboral, a diferencia de los hombres que alcanzan una tasa de participación por encima del 75%. Este desafío se encuentra enraizado en la división sexual del trabajo y, en gran medida, en el trabajo de cuidados que recae mayoritariamente en las mujeres. En nuestra región, las mediciones de uso del tiempo muestran que las mujeres dedican casi el triple de tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, por lo que la igualdad y la justicia pasan por redefinir estas cargas y crear una sociedad del cuidado.

Una sociedad que reorganice justamente los cuidados pone en nuestras manos, además de un avance ético, una estrategia para dinamizar las economías a través de un sector en crecimiento. Fortalecer el sector de los cuidados en la economía, y reconocer, redistribuir y reducir el trabajo que actualmente no es remunerado, generando empleo de calidad vinculado a los cuidados, es una estrategia crucial para lograr la igualdad de género, el bienestar de la sociedad en su conjunto y para el crecimiento económico. El aporte económico del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado representa un 21,3% del PIB en promedio en la región, llegando a alcanzar más de un cuarto del PIB total en algunos países y el 74,5% de ese aporte lo realizan las mujeres.

Hay razones para ser optimistas, pero debemos ser proactivos. América Latina y el Caribe tiene una Agenda Regional de Género, diseñada y acordada por los países en el transcurso de los últimos 45 años en el marco de la Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe. Esta agenda reafirma los principios de universalidad y progresividad, y la importancia de la corresponsabilidad para redistribuir el trabajo de cuidados tanto entre hombres y mujeres como entre el Estado, el mercado, las comunidades, las familias y las personas, lo que implica pactos económicos a largo plazo y la necesidad de incorporar los objetivos de cuidado en todas las políticas públicas, incluyendo las educativas, de salud, de protección social, macroeconómicas y fiscales.

Desde la CEPAL planteamos que la sociedad del cuidado es una parte fundamental de la transformación estructural de nuestras sociedades y debe conducirnos al reconocimiento del cuidado como un derecho, un trabajo esencial y un sector con el potencial de revitalizar las economías. Impulsar la sociedad del cuidado nos convoca hoy y todos los días para alcanzar la igualdad de género y un futuro más productivo, inclusivo y sostenible.

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