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Muere José Luis ‘Coche’ Inciarte, uno de los supervivientes de la tragedia de los Andes

El uruguayo, que viajaba en el avión que se estrelló en 1972 en la cordillera, estaba enfermo y falleció a los 75 años

José Luis 'Coche' Inciarte, en Montevideo (Uruguay), el 22 de agosto de 2009.
José Luis 'Coche' Inciarte, en Montevideo (Uruguay), el 22 de agosto de 2009.Iván Franco (EFE)

El uruguayo José Luis Coche Inciarte, uno de los supervivientes de la tragedia de los Andes, ha fallecido por una enfermedad a los 75 años. Inciarte tenía 24 cuando el avión en el que viajaba con amigos y familiares se estrelló en medio de la cordillera de los Andes. Era octubre de 1972. “Pasamos la primera noche abrazados, dándonos calor, pensando que no íbamos a ver un nuevo amanecer”, dijo en una de las últimas entrevistas que dio. Pero esa noche aclaró: “Ahí me di cuenta de que pertenecía a los del milagro, no a los de la tragedia”. Tras 72 días varados en la nieve a 25 grados bajo cero, los rescataron.

Inciarte recordaba el Volskwagen rojo en el que su novia lo pasó a buscar para llevarlo al aeropuerto en octubre de 1972. Él iba a acompañar a sus amigos del equipo de rugby juvenil Old Christians Club, que viajaba a Chile para jugar un partido. De Montevideo viajaron a Mendoza, en Argentina, y de ahí despegaron hacia Santiago de Chile. “Ese avión fue el más feliz en el que viajé en mi vida: todo el mundo iba parado, la pelota iba para adelante, para atrás, para todos lados… El azafato de la Fuerza Aérea nos quería hacer sentar sin ningún éxito”, recordó en enero en una entrevista con el diario El País de Uruguay.

En la nave viajaban 40 pasajeros y cinco tripulantes. Estaban todavía atravesado la cordillera que separa Argentina y Chile cuando el avión cayó en las montañas. El artefacto perdió las alas y la cola. Mientras el avión caía, Inciarte cerró los ojos y esperó la muerte. “A los 24 años. Puta, no tenía ganas”, contó. Pero él y otras 15 personas sobrevivieron. La situación extrema los obligó a comer los restos de sus compañeros para sobrevivir y a salir caminar en busca de ayuda después de escuchar en una radio que la operación de rescate había sido cancelada.

Tras más de dos meses, fueron rescatados. Inciarte, que era ingeniero agrónomo, regresó a Montevideo, se casó con su novia, tuvo tres hijos y varios nietos. Durante años se dedicó a la producción de leche y fue director de la Asociación Nacional de Productores de Leche y director de la Cooperativa Nacional de Productores de Leche (Conaprole) de Uruguay. En 2002 abandonó la actividad empresarial y se dedicó a pintar y a dar charlas sobre su experiencia en los Andes.

Como muchos de los supervivientes, también escribió un libro sobre la tragedia, Memoria de los Andes (Ediciones B, 2018). Del accidente, se han escrito al menos 26 libros, se han rodado nueve documentales y producido cuatro películas, la más famosa Viven, de 1993. Inciarte pudo ver el filme más reciente antes de morir. La sociedad de la nieve, dirigida por el español Juan Antonio Bayona, clausurará el Festival de Venecia, que inicia en septiembre. “Él fue el primero en verla”, recuerda su amigo, Carlos Páez por teléfono.

Inciarte y Páez, que también viajaba en el avión, se conocieron el tercer día tras la tragedia. Allí se hicieron amigos. Inciarte tenía la pierna lastimada y Páez fue uno de los encargados de que estuviera a salvo hasta que llegaran los helicópteros. Páez, como otros que han escrito y hablado sobre Inciarte, recuerda su “fe envidiable” y su “bondad”: “La muerte siempre es un espónsor del que muere”, advierte Páez, y sigue: “Este no es el caso. Lo defino claramente: él era un buen tipo. Vivió 51 años de más. Valió la pena tenerlo entre los vivos”.

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