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ME BAJO EN CALLAO
Columna
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Huesos misceláneos

¿Por qué recordar toda aquella tramposa maniobra informativa diseñada solo para engañar a los madrileños?

Nieves Concostrina
Restos del ataúd en el convento de las descalzas de Madrid con las iniciales M. y C.
Restos del ataúd en el convento de las descalzas de Madrid con las iniciales M. y C.

Tercera y, quizás (o no), antepenúltima entrega del desahogo contra las fake que nos coló el equipo de la alcaldesa Botella a los madrileños con el numerito circense de la tumba de Cervantes. La única manera de tapar el derroche con las performances para conseguir sus delirantes proyectos olímpicos y sus fullerías para que los pisos destinados a los pobres acabaran en manos de los ricos, fue fabricar una noticia de pretendida y fallida repercusión mundial.

Además de la que suscribe, otro de los más indignados con aquella distracción sepulturera de la Botella y su troupe fue al académico Francisco Rico. Me revolcaba yo frente al ordenador cuando en junio de 2015 leía sus irritadas declaraciones a El Confidencial: “Dicen que aquí yacen los huesos… ¡Una mierda yacen! Ahí hay huesos misceláneos”. Escuchar a todo un pedazo de filólogo, a uno de los indiscutibles expertos en el Quijote, a uno de los mayores estudiosos de la vida y obra de Miguel de Cervantes decir eso de ¡una mierda!... Ay… eso te hace olvidar alguna que otra idiotez académica.

Rico no dejó ahí el asunto. Continuó. Sin eufemismos: “Eso es todo un encule de la Botella. Un acto de campaña electoral. Esto de los huesos ha sido un invento del PP”. ¡Un encule! Me encanta. Me parto.

¿Por qué recordar toda aquella tramposa maniobra informativa diseñada solo para engañar a los madrileños? O, como bien la definió el propio Rico, ¿por qué recordar toda aquella “apropiación de una conmemoración lícita para fines espurios”? Pues para que no nos la vuelvan a colar. Porque si de algo se aprovechan los políticos bribones es de que la hemeroteca es un pozo sin fondo que se traga todas las pruebas de sus tropelías.

Y a Martínez hay que atarlo corto. Un alcalde tan partidario del tráfico contaminante como su colega de partido IDA, capaz de prometer tráfico para todos en Gran Vía y, al rato, creerse ecologista; un rato después preferir ver desaparecer el Amazonas antes que una catedral, y al siguiente rato descubrir que no sabe hacer una cuenta atrás… a un alcalde así, digo, hay que atarlo corto para no olvidar que nada más bajarse de la moto y subirse al coche oficial dijo que estudiaría hacer un túnel por debajo de Gran Vía y que habría que reactivar el sueño olímpico.

Y yo he empezado a preocuparme porque, quién sabe, lo mismo Martínez nos tiene preparado otro encule como el de la Botella y, antes de largarse, se empeñe en unir su deleble gobernación a la búsqueda de algún escritor o pintor perdidos. Tenemos a Lope, a Zurbarán, a Velázquez y a Calderón en el limbo. Se trata de buscar un aniversario redondo para iniciar la maniobra de distracción, verbigracia. Porque si un alcalde del PP se empeña en encontrar los huesos de un muerto célebre, aunque no estén, los encuentra. Vamos que si los encuentra. Y otro encule, no. Que no.

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