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Mediadores para los problemas de la Barcelona invisible

El distrito de Nou Barris cuenta desde 2009 con un programa precursor para la prevención de conflictos en la calle y en comunidades de vecinos

Cristian Segura
Los educadores sociales Luis Córdova y Sandra Queraltó atienden a una vecina de Ciutat Meridiana.
Los educadores sociales Luis Córdova y Sandra Queraltó atienden a una vecina de Ciutat Meridiana.Gianluca Battista

La plaza Roja es un punto neurálgico de la vida en Ciutat Meridiana. Existen diferentes versiones sobre el origen de su nombre; la más extendida, según los veteranos del barrio, apunta a cuando los vecinos se concentraban allí durante el tardofranquismo para exigir mejoras en una de las zonas más desfavorecidas Barcelona. La plaza Roja continúa siendo un espacio de encuentro. Maicon espera en la plaza a que su hija salga de la escuela mientras toma una cerveza con los amigos. Tras 15 años en el barrio, explica que “por fin” se mudó: ahora reside en la vecina Montcada i Reixac. “Los menores aquí no son menores, pasan rápido de niños a adultos. Pero el barrio está más tranquilo. Nuestra generación creció con estos educadores de calle, y se nota”, asegura Maicon mientras charla con Luis Córdova y Sandra Queraltó, miembros del Servicio de Apoyo de Nou Barris.

Maicon se refiere a Córdova como el “teniente”. Córdova no es policía aunque su posición sí representa autoridad y al mismo tiempo camaradería. Se interesa por la vida de Maicon como un colega más, pero al final de la conversación le recuerda que tire la lata de cerveza a la papelera. Córdova fue en 2008 el primero en incorporarse a un programa de mediación precursor en Barcelona: “Empecé con un contrato de tres meses, era una experiencia piloto”. Su programa continúa siendo único en Barcelona: a diferencia de otros servicios de educadores y mediadores, el equipo de Nou Barris, formado por siete profesionales, está implicado día y noche en el trasiego de la comunidad local.

“Lo que hacen ellos no lo hace nadie”, asegura Guillem Encabo, técnico de prevención de Nou Barris. “Están en el territorio y no actúan, como en otros distritos, por una instancia del Ayuntamiento. Están integrados en la dinámica de la comunidad. Están siempre ahí, son un elemento del barrio”, subraya Encabo. El Plan Local de Prevención y Seguridad Ciudadana de la anterior legislatura incluyó al equipo de Córdova —un servicio externalizado en la empresa Progess— entre sus proyectos de referencia. Su radio de actuación abarca la zona norte de Nou Barris —Ciutat Meridiana, Torre Baró y Vallbona— y Verdum.

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El Plan de Prevención detectaba un foco de conflictividad en Nou Barris, el distrito con la renta per cápita más baja de la capital catalana: “Puede verse un aumento de las incidencias relacionadas con las actividades indebidas y la convivencia vecinal en los barrios de Sants-Montjuïc, Sant Andreu y Nou Barris. Es en este distrito, junto con Ciutat Vella, donde también consta un aumento de los incidentes por actividades molestas y degradación del espacio público”.

Fili Bravo, presidente de la Asociación de Vecinos de Ciutat Meridiana, asegura que en el barrio no hay una situación de emergencia por delincuencia, pero sí por incivismo. “No hay inseguridad por crímenes, pero sí por la precariedad. No hay un espíritu de comunidad, existe un incivismo derivado de que les da igual cuidar el espacio de todos”, afirma Bravo. “El cuidado del espacio público en Meridiana es sobre todo deficitario porque no hay un arraigo”, confirma Encabo.

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Zonas X

El Departamento de Interior de la Generalitat corrobora que el índice de delitos no es más elevado que en otras zonas: en Nou Barris se reportaron en 2018 el 4% de los hechos delictivos de Barcelona, en un distrito que acoge al 10% de la población de la ciudad. Las personas consultadas para este reportaje coinciden en que la principal problemática es “la sensación de inseguridad”. "No se basa tanto en los delitos que se cometen como en el miedo a lo que te pueda pasar”, apunta Encabo: “Si sales de casa y te cruzas con alguien consumiendo droga en el rellano; si vuelves a casa y en la calle hay unos jóvenes haciendo botellón, si en la escalera tienes a unos okupas haciendo ruido, es normal tener miedo”.

Escaleras en Ciutat Meridiana.
Escaleras en Ciutat Meridiana.Gianluca Battista

La ocupación de viviendas es uno de los focos más preocupantes de conflicto, según Bravo, y pone como ejemplo el edificio en el que reside: “En mi bloque somos 53 vecinos; hay 10 pisos propiedad de bancos y casi todos están ocupados. Hay familias ocupándolos que conviven sin problema con los demás, pero también los hay que provocan conflictos”. En el Ayuntamiento se califica como “perniciosas” a las ocupaciones en las que los inquilinos realizan actividades ilegales y no tienen voluntad de arraigo, según Encabo.

“Nosotros hablamos de zonas X, zonas de especial intensidad en ocupaciones perniciosas, con más tráfico de drogas”, explica Queraltó. Esta educadora asegura que las mejoras conseguidas son notables: si en 2011, cuando inició su implicación en el proyecto, un 30% de los edificios de viviendas no tenían una administración comunitaria, ahora son solo el 5%. En el balance del pasado mandato, la concejalía de Nou Barris elevó en 2019 a 140 comunidades de vecinos y 200 viviendas las actuaciones del equipo de mediadores.

 Aumento de la violencia machista

El Ayuntamiento no quiere avanzar datos sobre los resultados del programa de educadores de Nou Barris hasta que no se elabore el próximo Plan de Prevención y Seguridad. “Hacen un trabajo impagable de contención y de acompañamiento a personas vulnerables”, dice Encabo. En la ruta por Ciutat Meridiana que Córdova y Queraltó realizaron la tarde del pasado viernes, los mediadores visitaron la casa de la familia Herrero. En ella viven un matrimonio octogenario con su hijo Miguel. Los padres padecen de salud y Miguel sufre problemas psiquiátricos. La urgencia más acuciante que afrontan son las inundaciones en el hogar causadas por el reciente temporal. Córdova se comprometió a presionar en la sede del Distrito para hallar una solución.

Córdova cree que ha habido una mejora en infraestructuras en el distrito; también afirma que se ha dado un salto adelante en la convivencia con la población de otros países: “Antes, las comunidades de vecinos no tenían en cuenta a los inquilinos extranjeros. Esto ya no es así”.

Nou Barris hace frente a una problemática en aumento, según el Consistorio, la violencia de género, sobre todo en “personas procedentes de culturas muy machistas”, según Encabo. La prioridad es la prevención y el apoyo. “Como en el barrio nos conoce todo el mundo, alguien nos avisa si, por ejemplo, en su escalera ha oído gritos”, explica Queraltó. “A partir de ahí exploramos la situación e insistimos con la víctima hasta que acepta acudir a servicios sociales”.

Fili Bravo asegura que los resultados de los mediadores son insuficientes porque tienen pocos recursos. “Si no fuera por ellos, el barrio estaría peor”, afirma Lidia Doblado, una vecina que se acerca a saludarles: “Median con los chicos y con los vecinos. La gente puede acudir a ellos para evitar ir a la policía o a un juez. La cosa está calmada gracias a ellos”.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario Avui en Berlín y posteriormente en Pekín. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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