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La Audiencia de Lugo reactiva el caso del doble crimen del Cash Record

El tribunal reconoce que se llevó a cabo una "investigación errática" y las familias de los asesinados ven la nueva oportunidad como la "ventana abierta" que aún les queda para resolver la autoría

Isabel López Rodríguez sostiene, en el año 2010, una foto de su hermana María Elena, cajera fallecida en el asalto al almacen mayorista Cash Record de Lugo.
Isabel López Rodríguez sostiene, en el año 2010, una foto de su hermana María Elena, cajera fallecida en el asalto al almacen mayorista Cash Record de Lugo.Pedro Agrelo

La sección segunda de la Audiencia Provincial de Lugo ha ordenado al juzgado de primera instancia número uno de Lugo que practique las diligencias que piden las familias de los asesinados en el supermercado mayorista de Lugo Cash Record hace ya casi 26 años. Se reaviva así una instrucción que languidecía, incluso ese juzgado se había negado a seguir investigando este doble crimen, perpetrado en el polígono industrial de O Ceao. Que el caso siga abierto a pesar de las escasas diligencias practicadas en tantos años se debe al tesón que a pesar de las dificultades han mantenido las familias de los dos empleados de este almacén, la cajera y el reponedor, asesinados a tiros en lo que pareció un atraco.

En el auto, al que ha tenido acceso El País, la audiencia advierte de que se ha tratado de "una investigación errática". También dispone que se tomen en cuenta las diligencias requeridas por las familias, en lo relativo a la toma de declaraciones a testigos o a que se lleven a cabo unas diligencias sobre un coche que fue observado en las inmediaciones de donde se cometió el doble crimen.

El abogado de las familias de los dos asesinados en el conocido como doble crimen del Cash Record, cuya autoría está sin resolver, ha asegurado que el auto de la Audiencia Provincial que ordena seguir con las diligencias al juzgado que lleva la investigación es para ellas como “una ventana abierta” cuando ya parecía una causa perdida. Gerardo Pardo de Vera ha sostenido que es una esperanza "dentro de un escenario bastante asfixiante para las familias de las víctimas, después que el juzgado que lleva la instrucción hubiera dado por finalizada la investigación y hubiera rechazado la práctica de diligencias”.

Reconoce que las familias habían fiado “todas las posibilidades a este recurso de apelación presentado ante la Audiencia Provincial”, celebrando que el alto tribunal le haya dado la “razón” en “todas las diligencias que habíamos pedido”. “Pese a las limitaciones derivadas del paso del tiempo, como reconoce la resolución, habrá que practicar esas diligencias y ver qué resultado arrojan. Ojalá tengan su fruto”, ha incidido.

En cuanto a que el auto resuelva que se realizó una “investigación errática”, Pardo de Vera advierte que “nunca hubo una voluntad decidida de tirar de los hilos hasta el final”. “Hay una serie de indagaciones que quedaron a medio camino y que nunca se supo ni siquiera porque no aparecen determinados documentos. Se trata de agotar, dentro de esas limitaciones que son muchas después de tanto tiempo, pero tenemos que agotar esas vías para intentar decididamente esclarecer la verdad”, conviene el letrado.

En cuanto a esas diligencias que deberá practicar el juzgado que lleva la instrucción, el número uno de Primera Instancia de Lugo, ha desgranado que se traducen en dos cosas, “una pista, que aparece un coche abandonado poco después del crimen y que según un testigo muy fiable coincidía con otro que infundía muchas sorpresas el día del crimen”. “Para colmo", en el coche, "había manchas de sangre, se hizo una inspección ocular y no sabemos qué ocurrió con todo aquello", recuerda el abogado: "ni la policía local, ni el juzgado, ni la policía nacional nos dan una razón del resultado de esa inspección”, protesta.

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Las otras diligencias tienen que ver con “declaraciones de testigos que aparecen desde el minuto uno vinculados con el único imputado en la causa hoy en día”, y que se trata de un hostelero que tuvo un local en el centro de Lugo y que ahora reside en Burgos. El suceso que estuvo a punto de prescribir, y que no prescribió por la movilización de los familiares, se producía el 30 de abril de 1994, cuando la hermana de la cajera abatida a tiros, Isabel López, se topó con los cadáveres de ambas víctimas, su hermana Elena y el reponedor Estebán Carballedo, en esta nave de comercio mayorista donde había desparecido la recaudación de ese día, sobre cinco millones de las antiguas pesetas.

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