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Josele Santiago: el anfitrión y su cancionero

El músico realza su carrera en solitario con un discolibro en directo con invitados mientras ultima el nuevo álbum de Los Enemigos

Josele Santiago, en los conciertos en Conde Duque en octubre del año pasado para grabar su nuevo disco.
Josele Santiago, en los conciertos en Conde Duque en octubre del año pasado para grabar su nuevo disco.OSCAR CARRIQUÍ

“Luego firmaremos por aquí. Por si alguno tiene el capricho”, advierte socarrón Josele Santiago mientras va poniendo fin a su show en un centro comercial de Callao. Unos cuarenta o cincuenta incondicionales participan de la ceremonia íntima a modo de miniconcierto (“saben a lo que vienen; si no, no vendrían”) que sirve de promoción para el discolibro (más DVD) Conde Duque en directo, compendio de sus dos actuaciones con banda del año pasado (octubre 9 y 10) en el antiguo cuartel reconvertido en centro cultural. Aunque el objeto muestre la faceta arropada del madrileño, el formato de solo voz y guitarra forma parte en abundancia de su dieta desde la crisis en el sector. “Son actuaciones donde es fundamental medir los tiempos y hablar entre temas, porque de otro modo el público se pone a charlar y ni te mira. Un poco en la tradición del folksinger”.

Su carrera como solista nunca ha renunciado al rock pero sí ha abierto su paleta y le ha revelado como artesano de la canción. Cinco discos en estudio preceden al nuevo en vivo (“aunque los dos primeros ya estaban registrados así por mi obsesión entonces por la espontaneidad del jazz”), en un camino no exento de dudas: “Me llegué a poner a trabajar en clínicas veterinarias unos meses pero luego vino el retorno de Los Enemigos [2012, Josele es su cantante y compositor], otros bolos míos y mi disco de 2017”. Dicho álbum, Transilvania, congregó beneplácitos pero no demasiado público en la correspondiente gira. “Salas pequeñas y medianas, resultó durilla al principio pero luego mejoró con el boca a boca. En verano no me suelen llamar para festivales: la gente lo que quiere en ellos es bailar, y yo tampoco estoy mucho en el ajo”.

Otra cosa fue el ciclo Sonido Malasaña, dirigido por el músico Suso Saiz, que albergó las dos fechas de Josele en Conde Duque. El cartel se pobló con artistas relacionados de una u otra manera con el barrio: Josele fundó allí Los Enemigos en los ochenta. Aunque este castizo de Puerta del Ángel, exalumno de los Salesianos del Paseo de Extremadura, reside desde hace casi una década en Cataluña, tras una época de vida en el campo. “Mi intención era seguir en plan rural [ya lo cantaba en Cachorrilla], pero se me cruzó por medio una rubia. Vivimos en una ciudad satélite de Barcelona, Montcada”. El músico y su arraigo: “De Madrid echo de menos a muchos amigos y la forma de ser más abierta de la gente, pero estoy muy bien aquí. Y me da mucha pena lo que está pasando, atravieso un momento muy escéptico: no entiendo lo que hace ninguna de las partes, y ya no se si es todo un teatrillo: se opta por lo que va conviniendo, tapándolo con otra más gorda hasta que la cosa se va de las manos”.

El caso es que Josele se embarcó hace meses en “un berenjenal” cuando alguien en la oficina de management sugirió grabar sus actuaciones cuartelarias y, de paso, “darle al álbum un poco más de atractivo”. Cuando él imaginaba más un directo al uso, como alguno de sus discos de cabecera: “Se me ocurre, por ejemplo, Rock and roll animal de Lou Reed. Lo tuve siempre en un altar”. El primer contratiempo supuso ensayar a marchas forzadas con una nueva banda: “Los músicos de la gira de Transilvania, tras pequeños problemas internos, dieron paso a otros que ya habían ejercido de reemplazo en algunos bolos y conocían el repertorio. Algo no tan traumático a la postre”. De hecho, juntos suenan como un cañón, insuflando nuevas vertientes a temas como Ole papa o Que hable el sol. “Un músico siempre fantasea, yo también: si pudiera volver a grabar esa o aquella…”.

Josele piropea a sus acompañantes de cualquier etapa: “Soy un afortunado por contar con músicos muy buenos a los que les han gustado mis canciones. No están aquí por la pasta, conmigo se gana muy poco.” No faltan invitados en Conde Duque en directo, pese a las reticencias iniciales de Josele: los guitarristas Amable Rodríguez y David Krahe, DePedro, Leonor Watling (“su voz morena le va al pelo a Magia negra”), Niño de Elche (“se lleva aún más al sur El guardia civil”) y Johnny Cifuentes, líder de Burning, “que vuelve chulescas las estrofas en el dueto de Tragón [una referencia a las pasadas adiciones de Josele] hasta resultar aún más madrileñas, casi zarzueleras”.

Apenas hay una composición de Los Enemigos en el setlist: la emotiva Desde el jergón que sirve de cierre. Mientras que Josele todavía disfruta del debut en solitario de Fino Oyonarte, el bajista del grupo (“me hacía ilusión por fin un disco con su nombre, lo llevo en el coche”), anuncia nuevo álbum de la banda para comienzos de año: “Ya está grabado, es rock muy cafre, me gusta mucho”. Significará la continuación de Vida inteligente (2014), el trabajo de regreso, ilustrado como ahora Conde Duque en directo por el pintor madrileño Santiago Bueno: “Este libro con las letras del concierto me parece fantástico aunque un tanto mórbido, pero es su visión de las canciones. La del mejor amigo de mi padre, también pintor, al que nunca se me ocurrió pedirle algo así en vida”.

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