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Violencia Machista

El Chamaco declara que mató a su pareja por “mala suerte”

Relata en el juicio que el crimen machista, en Becerreá en 2016, se produjo porque el acusado se quería suicidar y se le disparó la escopeta

El Chamaco, junto a su aboogada, durante la primera sesión del juicio en Lugo.
El Chamaco, junto a su aboogada, durante la primera sesión del juicio en Lugo.

José Manuel Carballo Neira, apodado El Chamaco, ha negado esta mañana en la primera sesión del juicio que tuviera intención de matar a su mujer, Ana López, y ha atribuido el suceso a la “mala suerte” de que se le disparó la escopeta. Esta fue una de las respuestas que dio a preguntas de la fiscalía de Lugo, aunque con anterioridad había sorteado el interrogatorio con constantes “no me acuerdo”, y en un momento llegó a avisar de que tenía “mala memoria”.

Después de decir que tenía lagunas de memoria, sin embargo, describió que se había metido con una escopeta de caza en una habitación de la residencia compartida en Becerreá. “Yo no quería hablar con nadie, no quería matar a Ana; yo me quería suicidar", dijo a la fiscalía. "Fue mala suerte, cuando salí afuera se me disparó la escopeta”, se excusó.

El juicio contra El Chamaco, con jurado en el que participan seis mujeres y cinco hombres (dos de ellos suplentes), ha arrancado esta mañana en la sección segunda de la Audiencia Provincial, con colectivos feministas a las puertas del juzgado que increparon al presunto asesino a su llegada, pasadas las once de la mañana. Según la fiscalía, el procesado y su víctima habían iniciado una relación sentimental a finales del 2014, contrayendo matrimonio en mayo de 2015, algo de lo que él “no” se acordaba, a partir de lo cual convivieron junto a los dos hijos menores de la mujer en Becerreá.

Fue el 11 de febrero de 2016, según las conclusiones previas de la acusación pública, cuando el Chamaco salía de esa habitación y “sin previo aviso” le descerrajó un tiro “por la espalda” a la víctima, que acabó con su vida e hirió al hijo menor de esta. Tres días antes la mujer y sus hijos habían abandonado la vivienda porque el 20 de enero el acusado ya la había apuntado con una escopeta y le había advertido “te voy a dejar seca”, según describe la fiscalía.

Esa amenaza y otras desavenencias habían llevado a la víctima a sugerir que quería divorciarse. Por estos hechos, los delitos de amenazas, asesinato y malos tratos, la acusación pública pide 28 años de prisión. La acusación particular, que representa a la hermana de Ana López y a sus hijos, hoy ya mayores de edad, hace un planteamiento idéntico. El abogado Óscar Núñez-Torrón concreta que “se solicitan por un delito de asesinato 25 años, luego por malos tratos, un año y por un delito de amenazas anterior, dos años”. El letrado de la acusación particular se refirió a los hijos, antes de entrar en sala, que “perdieron a su madre, fueron testigos presenciales de ese hecho, quedaron huérfanos y no hay más que añadir”.

La abogada del Chamaco califica los hechos como “un homicidio involuntario, no querido, debido a los padecimientos psíquicos y psiquiátricos que tiene este hombre”. Paloma Becerra ha apelado a un “grupo de enfermedades sin diagnosticar y sin tratar, que precisamente es lo que ha desembocado en todo esto; es depresivo y epiléptico”.

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En el juicio va a mantener “la eximente completa por enajenación mental, y subsidiariamente la aplicación de las atenuantes, arrebato y colaboración para la investigación, con lo que “de aplicarse la eximente” invocará la libre absolución o, si no, “en aplicación de las atenuantes serían dos años y medio” de cárcel.

Como testigo ha acudido el teniente de alcalde de Becerreá, Claudio Vázquez, que volvía a revivir ante la prensa como fue la entrega del Chamaco al político después de cometido el crimen, ese 11 de febrero de 2016. Confesó que había sido un “momento duro, complicado por la responsabilidad de una persona a la que habíamos exigido que dejara el arma y efectivamente la dejó apoyada en una carballeira”. “Conoces a la persona, sabes como es y es un momento jodido, así de claro”, espetó. Seguidamente el político confirmó que cuando se les entregó mostró “arrepentimiento”. Decía que “había acabado con la vida de su mujer y con la suya también”.

El procesado fue trasladado desde la prisión de Bonxe a la Audiencia de Lugo, donde le esperaban varios colectivos feministas que le increparon a la entrada. Fue casual esa llegada desde Bonxe, dado que está ingresado en la prisión de A Lama al haber coincidido en la cárcel lucense con otra expareja de Ana Gómez. La defensa en su alegato ante el jurado apelaba a que la víctima, 11 años mayor que el presunto criminal, había sido “la única pareja en su vida”, en la vida de una persona con escasas “habilidades sociales” y que el día del crimen había consumido “una botella de alcohol”.

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