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FP, la asignatura pendiente

El departamento de Educación admite que la formación profesional necesita una profunda reforma en el sistema catalán

Dos estudiantes del curso de formación profesional para relojeros.
Dos estudiantes del curso de formación profesional para relojeros. MASSIMILIANO MINOCRI

La Formación Profesional es una de las etapas educativas pendientes de una reforma de calado. Arrastra problemas endémicos como un elevado abandono, la baja inserción laboral en los primeros años o una oferta de títulos que no responde a la demanda del mercado laboral. Estos son algunos de los problemas del sistema que el Departamento de Educación quiere atajar en un futuro próximo. Mientras tanto, sindicatos y patronales reclaman que su voz se tenga en cuenta en el proceso para así lograr un modelo consensuado y estable.

La FP, sumando ciclos medios y superiores, atrae actualmente a 146.000 alumnos, según datos del último curso. Hace tiempo que los expertos alertan de la necesidad de aumentar los profesionales con calificación media —que serán los demandados en un futuro— y reducir los titulados universitarios. Actualmente las cifras no son favorables a la FP: mientras las universidades acogían hace dos cursos 208.500 alumnos, la FP superior, solo 61.000.

La oferta formativa, a debate

El tipo de oferta formativa de la Formación Profesional también plantea una reflexión. “La oferta y las necesidades de la empresa tienen que ir coordinadas, pero no siempre lo están”, admite Joan Lluís Espinós, director general de la FP de la Generalitat.

Espinós abunda algunos de los desajustes detectados: “Las empresas piden industriales, pero no llenamos las plazas de estos ciclos. Y en el área de servicios a las personas hay muchas solicitudes de los alumnos, pero poca demanda empresarial”. Desde CC OO se quejan de que hay títulos que están desapareciendo de todo un territorio, como el de Sistemas de telecomunicaciones e informáticos en Lleida. “Son títulos con mucha demanda y nos estamos quedando sin profesionales en algunas zonas”, lamenta Rosa Villaró, delegada de FP de CC OO.

¿Y cómo pretende Educación darle el vuelco a la situación? Resolviendo los numerosos problemas del sistema. Uno de ellos son los discretos resultados de los ciclos formativos de grado medio. Si en lo que respecta a la FP superior Educación considera las estadísticas bastante “satisfactorias”, el grado medio, que son los que estudian alumnos entre 16 y 18 años tiene “mucho margen de mejora”, admite Joan Lluís Espinós, director general de la FP de la Generalitat. Y es que, según datos del departamento, el rendimiento académico (alumnos que aprueban todas las asignaturas del curso) es del 50% en el ciclo medio, mientras que en el superior sube al 75%. El nivel de abandono es del 40% en el ciclo medio y del 20% en el superior. Y la inserción laboral (los que encuentran trabajo antes de seis meses) es del 55% en el medio y el 65% en el superior.

Estas diferencias entre ambos ciclos se explican, según Espinós, en el perfil de los estudiantes. “Los alumnos que van al superior tienen 18 años y saben dónde van y qué quieren estudiar. El ciclo medio no es obligatorio, pero cada vez es más universal, ya que crece el número de familias quieren que sus hijos continúen estudiando. El problema es que a muchos se les obliga y para algunos alumnos seguir estudiando no encaja en sus planes”. En este sentido, la Generalitat es consciente de que con este perfil de alumnos las tradicionales clases magistrales no suelen funcionar, por eso quiere extender la educación por competencias y el trabajo por proyectos a la FP.

Las patronales, por otra parte, también se quejan de la falta de asesoramiento y la orientación a los alumnos. “La orientación no funciona. No tenemos un sistema que deriva bien a los alumnos, no se les informa de las salidas. El Saló de l'Ensenyament es una acción puntual, pero te explican la FP dual en un estand, sin las empresas”, se queja Iris Molina, responsable del área de Conocimiento y FP de Foment del Treball.

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Un sector con estigmas

Para conseguir atraer a más alumnos, también hay que trabajar en prestigiar la FP. “El estigma todavía existe; las familias prefieren que sus hijos vayan a la universidad. Además, también se ve mal al empresario, se le ve como alguien que hace las cosas mal por naturaleza”, admite la representante de Foment. Para Educación hay que incidir en los ciclos medios porque “la superior tiene mucho prestigio y mucha demanda”, asegura Espinós.

El futuro de la FP ha tensionado fuertemente las relaciones entre la Generalitat, los sindicatos y las patronales en los últimos meses. Educación aprobó en abril una resolución para modificar diferentes aspectos de la FP dual (con más peso de las prácticas en empresas), como el currículo formativo, el aumento de horas de prácticas o el importe del sueldo de los alumnos.

Los sindicatos se alzaron en pie de guerra porque se quejaban de que la reforma, que se debía aplicar el próximo curso, se había anunciado con poco tiempo y sin consultarles. Además, también denunciaban que se incumplía la normativa sobre las horas mínimas que se deben destinar a cada módulo y temían que un aumento de horas en la empresa fomentara el uso del alumno como mano de obra barata. Desde Foment también reprochan a Educación que decidieran el aumento de salario. “Se eleva el coste y esto lo paga el empresario. La Generalitat lo ha decidido sin contar con nosotros”, se queja Iris Molina.

Con este clima, Educación decidió a principios de junio retirar la resolución. “Somos conscientes de que quisimos escribir la página tres antes que la página uno. Ahora estamos centrados en hacer el marco general de la FP”, admite Fabian Mohedano, presidente del Consejo catalán de la FP. Mohedano asegura que las quejas de sindicatos y patronales son “razonables”, pero asegura que Educación “ha asumido” su error y está “rectificando”.

El nuevo modelo de la FP dual se basará, apunta Mohedano, en garantizar a las empresas que tendrán los aprendices que necesitan, y a los centros que tendrán las empresas para que los alumnos realicen las prácticas. “Tiene que haber un cambio de cultura y hay que casar la demanda de todas las partes”, incide Mohedano. Con ello, se busca dar un impulso a la FP dual, con 11.000 alumnos actualmente, un 7% respecto al total de la FP. Un porcentaje lejano del 30% de media europeo o del 60% en Alemania.

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