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Misión: asfixiar al ‘top manta’

El Ayuntamiento de Barcelona aplica mano dura contra los vendedores ambulantes saturando con policías las zonas donde suelen instalarse

El paseo de Joan de Borbó de Barcelona, lleno de manteros el pasado 27 de julio. En vídeo, las medidas adoptadas en la ciudad condal.Foto: atlas | Vídeo: C. Ribas | ATLAS
Rebeca Carranco

Son las diez en punto de la mañana. El sol brilla a rabiar en el frente marítimo de Barcelona. Las tres primeras patrullas en llegar son de la policía portuaria. “Parece que nos tocará quedarnos todo el día”, se resignan los agentes. Al poco, se suma la Guardia Urbana y, por último, los Mossos d’Esquadra. Es lunes. Se acaba de poner en marcha el dispositivo antimantero: 100 agentes patrullando de 10 de la mañana a 10 de la noche las zonas predilectas de los vendedores ambulantes irregulares para que no se coloquen. Y así cada día. El objetivo es asfixiarlos y que se vayan de la ciudad.

Abdou mira a lo lejos a los agentes en el paseo de Joan de Borbó, una amplia avenida delante de la playa, que desde hace meses es un bazar ilegal de mantas repletas de bolsos, bambas, pareos, gafas de sol y palos selfies. Productos, muchos falsificados, que compran al por mayor en Badalona. “Ya se cansarán y se irán”, espera Abdou, mientras camina moviendo un pareo. A su lado, sentadas en la acera, hay un grupo de mujeres que se ganan la vida peinando trenzas. Junto a ellas charlan de pie varios hombres. Todos son senegaleses. No saben que la policía no piensa irse. Ni hoy, ni mañana, ni pasado.

Colau está ausente de la estrategia que ejecutan sus socios del PSC

La ofensiva del Ayuntamiento de Barcelona persigue “erradicar” la venta ambulante irregular en la ciudad, según el concejal de Seguridad, el socialista Albert Batlle, que prometió al pequeño y mediano comercio que acabaría con el top manta. “No podemos permitir un uso del espacio público monopolizado por la actividad ilegal, que ponga en riesgo la convivencia y se cronifique”, se sumó el primer teniente de alcalde, el también socialista Jaume Collboni, y recordó que comprar esta mercancía está multado con 500 euros. Fuentes municipales calculan que hay unos 1.500 manteros en la ciudad; fuentes policiales lo rebajan a un millar; ellos, los manteros, dicen que son 600, centrados sobre todo en el paseo de Joan de Borbó, convertido en el escenario simbólico de la batalla.

La noche del lunes, cuando empezó todo, un grupo de manteros aguantó hasta las nueve y media de la noche y se colocó discretamente en un muelle al final de La Rambla. Lo repitieron al día siguiente, martes. Pero la directriz que tienen todos los policías es la misma: ordenar levantar cualquier manta que vean. Si los vendedores se resisten, les requisarán el material. Los manteros obedecen ante el envite municipal. Solo tres han sido detenidos por la Guardia Urbana, a quien acusan de actuar con menos miramientos que otras policías.

El paso de Joan de Borbó de Barcelona, controlado por agentes municipales, el pasado 29 de julio.
El paso de Joan de Borbó de Barcelona, controlado por agentes municipales, el pasado 29 de julio.Albert Garcia

“Ha sido de la noche a la mañana”, reprocha Ali, de 36 años, en un buen castellano. Ejerce de portavoz improvisado de los manteros. “No nos hemos podido preparar. No es un buen gesto, carece de humanidad”, lamenta. Es miércoles ya. Ali está a las puertas del Ayuntamiento de Barcelona, donde ha pedido una reunión con la alcaldesa Ada Colau junto a un centenar de hombres. Él lleva dos años de mantero, y lo combina con otros trabajos. “Queremos que la alcaldesa nos reciba”, dice.

Pero Colau está de vacaciones y alejada de la nueva estrategia de mano dura contra el top manta que están ejecutando sus socios de Gobierno municipal. La segunda teniente de alcalde, Janet Sanz, ha anunciado que recibirá a los vendedores, sin dar fecha, pero no pactará con ellos ni horarios ni lugares donde ponerse, como piden. Cuando Colau gobernaba sola, aplicaba un doble discurso: operativos policiales puntuales y el mensaje de que el top manta no pasa solo por una solución policial, sino social.

“Si no podemos vender, ¿cómo vamos a pagar nuestros alquileres?”, reflexiona Sergio, senegalés de 38 años, que ha españolizado su nombre. La misma queja que hace Mehboob, paquistaní, de 44 años. “Acabaremos durmiendo en la calle, y aún se preguntarán por qué”, dice en inglés. Ambos están en situación irregular. Senegaleses (75%) y paquistaníes (25%) son los colectivos mayoritarios en la venta ambulante en Barcelona.

“No nos vamos a rendir. Nos pondremos a vender”, afirma Ali

El jueves pasado los manteros estaban más tensos. Por la mañana intentan colocarse en un margen del paseo de Joan de Borbó, pero desisten. Por la noche, unos 200 esperan a que acabe el dispositivo policial para volver a extender las mantas. Los antidisturbios de los Mossos les retiran sin incidentes. Cuando los agentes se van, vuelven a ponerse. “Pero ya casi no quedan turistas. Es hora de irse a dormir”, se quejan.

El viernes, los manteros llevan ya cinco días sin vender en Barcelona. 300 se manifiestan. Abdul, senegalés de 33 años con papeles en regla y trabajo en la restauración, les apoya, aunque también critica a sus compatriotas: “Tienen parte de culpa. Vienen ya a dedicarse a eso. Tienen que hacer cursos, aprender el idioma”. La marcha, con un ambiente festivo, acaba frente al Ayuntamiento al grito de “¡Papeles para todos!” y “¡Ninguna persona es ilegal!”. Ali vuelve a estar al frente de ellos. Su aviso es claro: “No nos vamos a rendir. Nos pondremos a vender”.

Una lucha desigual en cada municipio

Los ‘manteros’ proliferan en la mayoría de los municipios de la costa catalana. Sitges, El Vendrell o Roses, cada uno en una punta de Cataluña, libran su propia batalla. En algunos casos, se opta por dedicar seguridad privada para combatirlos. La Generalitat está elaborando un protocolo para abordar el problema de manera conjunta, pero hasta ahora la única vía que acaba imponiéndose es la policial. Los ‘manteros’, la mayoría en situación irregular, insisten en que no tienen otra manera de salir adelante. Barcelona es el mayor polo de atracción, con 30 millones de turistas que la visitan al año. La patronal de la pequeña y mediana empresa, PIMEC, asegura que el ‘top manta’ les provoca 65 millones de pérdidas.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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