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Barcelona tiene vecinos de 180 nacionalidades

Los datos del padrón apuntan a una ciudad muy diversa, donde los inmigrantes crecen en 69 de los 73 barrios

Clara Blanchar
Vecinos de Barcelona en el barrio del Raval.
Vecinos de Barcelona en el barrio del Raval.ALBERT GARCÍA
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Barcelona crece de nuevo en población gracias a los recién llegados y alcanza 1.650.358 vecinos. Casi la mitad de los residentes ha nacido fuera de la ciudad: el 23,6% en Cataluña u otros puntos de España y el 26,3% en el extranjero (434.000). La capital catalana ya tiene vecinos de 180 nacionalidades distintas (333.516 personas), diez más que hace solo cuatro años. Y los inmigrantes crecen en 69 de los 73 barrios. Son cifras que llaman la atención de los datos del padrón municipal a 1 de enero de 2019 y que la Oficina de Datos del Ayuntamiento ha difundido este domingo.

Datos que, además, indican que la población extranjera está muy repartida por la ciudad: en más de 30 de los 73 barrios conviven vecinos de más de 100 nacionalidades. Y el barrio que menos nacionalidades tiene es el pequeño vecindario de La Clota (solo 590 habitantes), en Horta, con residentes procedentes de 24 países distintos. La nacionalidad más frecuente de los extranjeros es la italiana, seguida de la china, paquistaní, francesa, marroquí, colombiana, hondureña, peruana, venezolana y filipina.

La responsable del departamento de Estadística de la Oficina de Datos, María Jesús Calvo, explica que el análisis del padrón de este año muestra como la población de Barcelona ha registrado el mayor crecimiento de los últimos 11 años, un 1,3%. Recientemente, la variación no pasaba de un 1%, algunos años negativo y otros positivo. Calvo señala que aunque los números globales parecen muy estables, en Barcelona los datos "esconden grandes movimientos en la estructura de la población, su composición por origen y movimientos demográficos de los barceloneses en la ciudad".

Rusos en Diagonal Mar, franceses en Pedralbes, paquistaníes en el Besòs

Los vecinos de nacionalidad española son mayoría en toda la ciudad de Barcelona. Y con este punto de partida, uno de los gráficos más curiosos del vaciado de los datos del padrón de Barcelona a 1 de enero de 2019 es del de la segunda nacionalidad más frecuente en las 233 áreas estadísticas básicas (zonas que son más pequeñas que los 73 barrios pero mayores que los más de mil distritos censales).

El mapa muestra como la segunda nacionalidad más extendida, con presencia en casi todos los distritos de la ciudad, es la italiana (aunque de 36.000 personas, 20.000 han nacido en Italia y el resto en países como Brasil, Argentina, Uruguay o Venezuela).

Pero el mapa muestra como en buena parte de la Zona Alta (Pedralbes y barrios de Sarrià), la segunda nacionalidad más frecuente es la francesa, la estadounidense o la japonesa. También destaca la presencia de vecinos rusos en Diagonal Mar, o de procedencia china en la Zona Franca, Fort Pienc, o barrios del Besòs. En el Besòs también hay media docena de áreas estadísticas donde la segunda nacionalidad es la paquistaní. Y en Nou Barris, priman entre la segunda nacionalidad los hondureños, marroquíes y bolivianos.

Vale la pena tener presente que hace 20 años la población extranjera era anecdótica, apenas el 1,5% de los vecinos de la ciudad lo eran. Y ahora una de cada cinco personas que hay en la calle (sin contar los turistas) tiene nacionalidad extranjera (333.516, el 20%) y el 26% de la población ha nacido fuera de la ciudad. "Estamos en la ola de las grandes ciudades occidentales", destaca y concluye que "la extraordinaria diversidad [de orígenes] tan esparcida por todos los barrios, nos aleja de la hipotética idea de guetos, estamos a las antípodas, en una ciudad donde hay mixtura".

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El padrón de 1 de enero de 2019 también muestra como los inmigrantes que más crecieron respecto a un año atrás son los que proceden de la Unión Europea y que además tienen un índice superior a la media local de titulados superiores. "Barcelona está importando población joven, potencialmente fértil y económicamente activa", resume Calvo, que recuerda que el crecimiento vegetativo de la ciudad es negativo (mueren más personas de las que nacen), pero la ciudad suma vecinos por el movimiento migratorio.

Entre estos europeos que llegan a Barcelona, Calvo llama la atención sobre la capacidad de atracción que Barcelona tiene para jóvenes del resto de España. "Ocurre más en Barcelona que en otras ciudades, tenemos volúmenes significativos de gente nacida en Madrid, Zaragoza, Sevilla, Granada, Córdoba o Málaga, que han estudiado en sus ciudades y vienen para continuar los estudios o comenzar a trabajar".

El director de Atención y Acogida a la Inmigración del consistorio, Ramon Sanahuja, añade que además del incremento de población procedente de la Unión Europea, también aumenta la llegada de personas de "países que coinciden con los de procedencias que solicitan asilo: Venezuela, Honduras y Colombia, que debido a distintos conflictos provocan la llegada de nuevos vecinos a la ciudad". Sanahuja también apunta a la distribución de los recién llegados por toda la ciudad: "Hay determinadas concentraciones en determinados barrios, pero son minoritarios respecto al total de la población porque hay mucha gente de otras nacionalidades y la española siempre es la mayoritaria".

El responsable de acogida del Ayuntamiento cita también una "especificidad de Barcelona respecto a otras ciudades del sur de Europa: la importancia de la población procedente de países asiáticos como Paquistán, China e India, que otras ciudades como Madrid o Roma no tienen". Y una anécdota: Georgia, que destaca por la presencia de compatriotas en la ciudad respecto a la población del país: "Son cadenas migratorias que comienzan con un núcleo y si la situación de la ciudad es buena hay efecto llamada, con gente que llega a buscarse la vida, aunque las ofertas de empleo sean precarias".

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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