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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La ‘nueva política’ y Oriol Pujol

El ‘Nouveau Régime’ lo ha heredado todo del ‘Ancien Régime’. El quinto hijo del ex presidente de la Generalitat salió de la cárcel a los 57 días, el equivalente al doble turno de unas colonias de verano

Oriol Pujol (a la izquierda), tras abandonar la cárcel de Brians 2, en marzo.
Oriol Pujol (a la izquierda), tras abandonar la cárcel de Brians 2, en marzo.EFE
Francesc Valls

La generosidad con la delincuencia de cuello blanco suele ser dogma entre quienes ostentan el poder. Para Santo Tomás, la misericordia está por encima de la justicia. Y algunos se lo toman, cual fundamentalistas, al pie de la letra. Tal vez han llegado al tomismo pensando en la financiación del partido o en el horizonte profesional de las puertas giratorias. Sea como fuere, la misericordia con los ladrones de guante blanco no se extingue: anidaba en los antiguos ejecutivos nacionalistas de Convergència y pervive en los modernos gabinetes independentistas, esos que aseguran obedecer al mandato popular de las bases soberanas para hundir el régimen del 78.

El caso es que en mayo de 2013 y tras ser condenados en sentencia firme a cuatro años y medio de cárcel por malversar 2,7 millones de euros del erario público, los ex presidentes de Ferrocarrils de la Generalitat Enric Roig y Antoni Herce pasaron 48 días en prisión hasta que les fue concedido régimen abierto: es decir, barra libre con la única obligación de pernoctar en la institución penitenciaria. El Departamento de Justicia conducido por Germà Gordó —a quien la fiscalía considera el conseguidor del 3% en obra pública para CDC— calificó sin animus iniurandi a tan insignes presos “delincuentes primarios” y, tras mes y medio entre rejas, recibieron la libertad, esa inyección de autoestima y apoyo por parte del poder.

Pero claro todo eso sucedía antes de la revolución soberanista. ¿Y ahora? Pues no hay mucho cambio y el Nouveau Régime lo ha heredado todo —excepto el lenguaje— del Ancien Régime. Oriol Pujol Ferrusola, el quinto hijo del expresidente de la Generalitat, ingresó en la cárcel de Brians 2 el pasado 17 de enero de 2019. Después de un periodo equivalente al doble turno de unas colonias escolares de verano, a los 57 días, se le concedió el tercer grado por parte de la Secretaría de Medidas Penales. Eso sí, hubo un informe unánime en ese sentido de la junta de tratamiento del centro carcelario. Pero la juez de vigilancia penitenciaria consideró tal medida un abuso y volvió a dictar prisión en mayo pasado. Sin embargo, después de cinco largos días de intensa observación, la misericordia —que más que un sentimiento es una práctica— volvió a interpelar a la junta de tratamiento. Oriol Pujol está nuevamente en la calle. Si el tercer grado le ofrecía estar en libertad de 8 de la mañana hasta las 20 horas, con la aportación republicana y revolucionaria del artículo 100.2 del código penitenciario ya puede reingresar en el centro a las 22 horas. Las autoridades carcelarias emplearon un artículo excepcional del citado código, porque a personas singulares solo cabe aplicarles reglas extraordinarias que a buen seguro facilitarán su reinserción instantánea.

Ahora la fiscalía acusa el Govern de dar un trato de favor a Oriol Pujol. A pesar de los intentos por desvincularse de la decisión, Esquerra Republicana y la consejera Ester Capella son cautivos y responsables de esa resolución. El Ministerio Público en un escrito de diez folios da una lección de ética a las autoridades que se erigen en guías y exégetas morales de la revolució dels somriures. “El interno cometió un delito por pura codicia, mera avaricia, así como por su situación familiar privilegiada”, señala la fiscalía y agrega: “Nos encontramos ante un caso de corrupción política conocido como caso ITV de gran relevancia al estar implicado el hijo de un presidente de la Generalitat, que además ostentaba cargos políticos y de dirección de su grupo parlamentario”.

Oriol Pujol ya obtuvo una notable rebaja de la condena gracias al pacto con la fiscalía. En un trámite de 10 minutos y para ahorrarse un engorroso tribunal popular, el ex dirigente de CDC aceptó la condena dos años y cinco meses de prisión por soborno, tráfico de influencias y falsedad en documento mercantil. Una auténtica ganga (¿también anida la misericordia entre los fiscales?). Su esposa cobró 381.450 euros por trabajos de “asesoramiento”, que en realidad encubrían comisiones ilegales a él mismo por la “reordenación” del sector de las ITV y por ayudar a que su amigo el empresario Sergi Alsina pudiera aconsejar en la deslocalización fuera de Cataluña de Sony, Yamaha y Sharp. Un ejemplo patriótico a poner en la peana del nacionalismo.

Ahora Esquerra, la que asegura querer hundir el régimen del 78 en nombre de la nueva política, se presta a un ejercicio de blanqueo del Antiguo Régimen. Cosas de la misericordia.

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