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El sumidero de la ciudad

Ciutat Meridiana y Marina del Prat Vermell son los dos barrios con menor renta familiar per cápita de Barcelona

Alfonso L. Congostrina
En primer plano vista de la Marina del Prat Vermell
En primer plano vista de la Marina del Prat VermellAlbert Garcia (EL PAÍS)

Ciutat Meridiana y Marina del Prat Vermell son los dos barrios con menor renta familiar per cápita de la ciudad. A principios de mes la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB) anunciaba querellas contra bancos por llevar a cabo prácticas abusivas en pisos ocupados de Ciutat Meridiana. Entonces, la presidenta de la FAVB, Ana Menéndez, denunció: “Ciutat Meridiana se ha convertido en el sumidero de la ciudad. No puede ser que sea el barrio donde se realizan más desahucios”. El presidente de la asociación de vecinos de Ciutat Meridiana, Filiberto Bravo, añadía: “Queremos ser Barcelona y solo lo somos sobre el papel”.

En Marina del Prat Vermell la situación es muy similar a la de Ciutat Meridiana. La calle Mare de Deu del Port recorre parte del cementerio y una hilera de naves industriales con el cartel de “se alquila”. En el suelo: grasa, pañuelos, preservativos y suciedad a solo unos metros del instituto Montjuïc, donde unos adolescentes juegan a baloncesto. En el exterior del centro escolar una pintada reza: “Ni carnicerías, ni comisarías. Carne es muerte”. “Aquí somos todos humildes y pobres”, sonríe un vecino al que no le sorprende vivir en uno de los barrios con la renta más baja de Barcelona.

Mosén Josep Hortet, rector de la parroquia Mare de Déu del Port, tiene muy claro cómo se oculta la pobreza en los edificios del barrio. “Es extraño porque pertenecemos al distrito de Sants, pero creo que tenemos mucho más que ver con la gente que vive en l'Hospitalet de Llobregat. Aquí, en una misma escalera hay personas de clase media y otros vecinos mucho más fastidiados económicamente. No hay edificios exclusivos de personas originarias de países latinoamericanos o árabes. Aquí todo es mezcla y mucha necesidad de servicios sociales”, asegura Hortet.

El supermercado más grande de la zona es de reciente creación. Es enorme y a medio día hay más trabajadores que clientes. En el exterior, solitarios, comen bocadillos los trabajadores de algunas oficinas cercanas. Al pasar por al lado de la escuela Bàrkeno se escucha un leve cántico de alguna clase de infantil. En la puerta del centro cuelga un cartel que reza: “Eduquemos por la paz”.

Las calles en el barrio de Marina del Prat Vermell están casi desiertas siempre. Las escaleras mecánicas que bajan a la recientemente inaugurada estación del Foc funcionan pese a subir huérfanas casi de continuo. En el exterior, concesionarios y los coches en dirección a la ronda se apoderan de uno de los barrios más pobres de la ciudad.

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