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Valls se despide de la política francesa con una reivindicación de los valores republicanos

El candidato a Barcelona renuncia a su mandato a diputado en la Asamblea Nacional

Marc Bassets
Manuel Valls es aplaudido durante su despedida de la Asamblea Nacional Francesa.
Manuel Valls es aplaudido durante su despedida de la Asamblea Nacional Francesa.CHRISTOPHE ARCHAMBAULT (AFP)

Manuel Valls, candidato a las elecciones municipales de Barcelona en 2019, se despidió este martes de la vida pública francesa reivindicando los valores republicanos y defendiendo la política como un oficio noble y digno de reconocimiento.

En un discurso de tres minutos ante la Asamblea Nacional, el ex primer ministro, nacido hace 56 años en Barcelona, puso fin, entre aplausos mayoritarios y algunas protestas, a más de tres décadas de carrera en Francia. En las próximas horas debe oficializarse su renuncia al mandato de diputado y de consejero municipal en la ciudad de Evry, de la que fue alcalde. Todo quedará despejado para que se consagre a la campaña por Barcelona.

Valls ha pasado tres días en París para cerrar un ciclo, que le llevó casi a la cúspide del poder francés, y abrir uno nuevo en su ciudad natal. En la Asamblea Nacional, aprovechó la sesión de preguntas al Gobierno para dirigirse a los otros diputados y a los franceses.

“Quiero expresar mi reconocimiento, primero a mí país, Francia, un país único, único, que da la posibilidad a alguien nacido en el extranjero, que ha decidido ser francés a los veinte años, tener un recorrido político, ser alcalde, ministro y primer ministro de la República”, dijo Valls.

Antes de la intervención, el presidente de la Cámara, Richard Ferrand, tomó la palabra. “Lo que la Asamblea pierde, lo gana Europa”, dijo, retomando uno de los argumentos de Valls en la decisión de cruzar los Pirineos: la dimensión europea del proyecto, el gesto insólito de un ex primer ministro de un país presentándose en una ciudad de un país vecino. Ferrand es una de las principales figuras de La República en marcha (LREM), el partido del presidente Emmanuel Macron, mayoritario en la Cámara. Valls era diputado independiente pero adscrito a LREM.

Cuando Ferrand empezó a hablar, algunos diputados de La Francia Insumisa, el partido de la izquierda alternativa o populista, sacaron unos carteles en los que se leía: “Bon débarras”. Algo así como: “Qué bien que nos lo hayamos quitado de encima”. Los ujieres de la Asamblea los retiraron. “Me ha parecido un guiño bastante divertido”, comentó después, en alusión a los carteles, Marine Le Pen, líder del Reagrupamiento Nacional, el antiguo Frente Nacional.

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En su breve discurso, el candidato barcelonés quiso hacer un reconocimiento al oficio al que ha dedicado toda su vida adulta, la política, “tan despreciada pero al mismo tiempo tan indispensable para nuestra democracia” y que “merece respeto, atención, tolerancia y elegancia”.

También homenajeó a Francia y lo que este país encarna. “Nunca renunciaré a los valores de la República: la libertad, la igualdad, la fraternidad y la bella laicidad que protege, y el mensaje universal que es el de Francia desde 1789”, dijo, citando el año de la Revolución. “El barcelonés, el francés, el republicano y el europeo está agradecido a los franceses, y no os olvidará jamás, jamás. Gracias”, concluyó en medio de una ovación y protestas en la izquierda ‘insumisa’.

Le dio la réplica el primer ministro, Édouard Philippe. “Viendo lo calurosas que han sido las reacciones cuando se ha evocado su nombre, muy duras, muy elogiosas o muy respetuosas, creo poder decir, señor diputado, que usted nunca ha suscitado la indiferencia”, dijo.“Usted hace vivir su compromiso europeo con una decisión que es la suya y es atrevido y valiente. Le deseo lo mejor”. Mientras elogiaba a su antecesor, un diputado de la bancada derechista gritaba: “¡Lágrimas de cocodrilo”.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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