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La cara más ‘hooligan’ del taxi

El gran crecimiento de Elite Taxi en los últimos años ha transformado las protestas del sector

Josep Catà Figuls
Un grupo de taxistas discuten con el conductor de un vehículo con licencia de transporte de viajeros.
Un grupo de taxistas discuten con el conductor de un vehículo con licencia de transporte de viajeros. MANUEL FERNÁNDEZ (AP)

El sector del taxi vivió el miércoles una de las jornadas más intensas y agresivas de los últimos tiempos, con una manifestación que terminó con grupos de taxistas atacando a varios coches con licencia VTC, entre ellos uno que llevaba a una familia con una menor. Después de meses en los que la administración había conseguido pacificar a los taxistas, los vecinos de Barcelona volvieron a encontrarse con una multitudinaria protesta en la que apareció la cara más hooligan del taxi, un sector muy atomizado pero que ha reaccionado de forma unitaria y con fuerza ante la llegada de aplicaciones como Uber y Cabify, y que se ha cohesionado alrededor de una asociación llamada Elite Taxi.

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Elite Taxi ha pasado de ser irrelevante a capitanear las protestas muy rápidamente. La plataforma, que ha arrastrado a las demás asociaciones y ha desbancado a los sindicatos tradicionales como el STAC, obtuvo 2.000 votos en la última mesa del taxi del Área Metropolitana de Barcelona, muy lejos del segundo, que obtuvo 350.

El portavoz, Alberto Tito Álvarez, aseguró que la protesta fue pacífica e “histórica” a pesar de episodios anecdóticos, y condenó enérgicamente los ataques violentos. También aseguró que si identifican a los agresores como miembros de Elite, los echarán. Aunque Elite se desmarca, muchos identifican a los causantes de disturbios con esta asociación. Mossos circunscriben los altercados a un conflicto laboral puntual, sin capacidad de ir a más.

Tito es la cara más visible de esta plataforma, a pesar de que hace solo cuatro años que conduce un taxi. Antes había trabajado en los oficios más variados, y su entrada de asalariado en el negocio del taxi coincidió con el auge de las plataformas de Internet que usan las licencias VTC y que hacen competencia a los taxistas. Desde entonces se ha dedicado plenamente al activismo y ha participado en movilizaciones que, según ha asegurado en varias ocasiones, en un momento dado le costaron todos los puntos del carnet y le impidieron conducir.

La asociación mayoritaria de taxis se desmarca de los ataques violentos
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La organización que lidera con su carácter bromista pero firme en sus reivindicaciones ha conseguido aglutinar a sindicatos y asociaciones antes enfrentadas. Su puesta en escena, con merchandising incluido, ha seducido a los taxistas, indignados ante lo que consideran una gran amenaza para su negocio. “Antes no lo hacía, pero he entendido que tenemos que salir a la calle, darlo todo. Si llegan a Barcelona 3.000 licencias de VTC más, es el fin para nosotros y nos perjudica en lo laboral y en lo personal”, aseguraba Xavi, un taxista con dos coches con licencia, ayer en la manifestación. 

Ante los ataques a los coches, muchos usuarios mostraron su indignación con los taxistas en las redes sociales y aseguraron que no cogerían un taxi nunca más. Al conflicto laboral derivado del crecimiento de Uber o Cabify se le suma un problema de imagen ante la ciudadanía, en la que predominan las bengalas, los petardos y los lemas bélicos. “Las empresas de economía extractiva y las instituciones tienen que entender que el taxi no dará un paso atrás”, afirmaba en la protesta un taxista con el escudo de Elite Taxi.

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Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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