_
_
_
_
_
FESTIVAL PORTA FERRADA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El funk exuberante de Maceo Parker arrasa en Porta Ferrada

Fue un show intenso, fogoso y estimulante como pocos. La única pega es que es el mismo show de los últimos años

Maceo Parker en el festival Porta Ferrada.
Maceo Parker en el festival Porta Ferrada.Xavier Casals

El más antiguo de nuestros festivales veraniegos, anda ya por su edición 56, decidió combatir las amenazas meteorológicas con una buena dosis de ritmo. Y funcionó. Minutos antes de comenzar el concierto de Maceo Parker en el puerto de Sant Feliu de Guixols, en el animado village del festival cundió un cierto pánico: un goteo impertinente comenzó a mojar los platos de comida japonesa. Espesos nubarrones no dejaban que la luna se reflejase entre los barcos de pesca, uno de los atractivos de este espacio.

Los ánimos estaban bastante bajos pero se apagaron todas la luces y Prince comenzó a sonar estrepitosamente en la megafonía. Y sobre las mágicas notas de 1999 la mánager de la banda, convertida en animada mc, fue presentando a los músicos, seis en total, hasta que the one and only apareció en escena con sus exagerados movimientos robóticos. Parker dejó que Prince acabara tranquilamente su canción antes de coger sin prisa su saxo alto y comenzar a calentar un ambiente que estaba aun algo frio.

A partir de ahí las gradas del Espai Port, con más de mil personas esa noche, se olvidaron de los nubarrones. Y los nubarrones se olvidaron del festival. Poco a poco Parker fue elevando la temperatura ambiente con una propuesta tan efectiva como atemporal. Funk robusto y exuberante que tanto podía ser de los setenta o de los ochenta como de hoy mismo. Temas largos y recurrentes repletos de buenos solos, no solo suyos: todos los integrantes de la banda tuvieron su momento de lucimiento y, la verdad, es que lo aprovecharon. El ascenso fue imparable y ya en la parte final del concierto todos los asistentes estaban de pie cantando y bailando.

Con el saxo alto Maceo Parker es sencillamente incendiario, capaz de poner en ebullición el ambiente más frio o distante. Prácticamente no tocó la flauta y se explayó cantando, que no es su mejor baza pero sabe utilizarla para encrespar los ánimos del personal. Los ánimos se encresparon inmediatamente, imposible resistirse.

A lo largo de cien minutos pagó absolutamente todos sus tributos. Desde el Prince inicial al omnipresente James Brown. Como es su norma imitó a Ray Charles (gafas negras incluidas) y convirtió el Let’s get it on de Mrvin Gaye en una fiesta interminable consiguiendo que todo el público cantara una vez tras otra el estribillo ente danzas y algarabía. Presentó a su prima Darliene Parker compartiendo un sensual Stand by me y, ya en la recta final, cortó por lo sano el aluvión rítmico para recrearse en una, por momentos, estremecedora versión de Over the rainbow. Repitió sin descanso la consigna de su último disco: It’s all about love y coronó la velada insistiendo en el amor y repartiendo por doquier su We love you.

Imposible pedir más. Fue un show intenso, fogoso y estimulante como pocos. La única pega es que se trata del mismo show que Maceo Parker ha ido repitiendo por aquí en los últimos veinte años, incluso los chistes, incluida su justificación de no interpretar jazz, son los mismos. De todas formas, de una vez a otra hacer como que los hemos olvidado y volver a reír con sus gracias y bailar desaforadamente con su contagiosa cascada de ritmos, no presenta el mínimo inconveniente. Hasta el año que viene, Mr. Parker.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_