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La magia anima calles y escenarios de Torroella de Montgrí

La séptima edición del Fimag convoca a jóvenes promesas y artistas conocidos

Tomàs Delclós
El mago Laurent Piron, con su número de bolas multicolores.
El mago Laurent Piron, con su número de bolas multicolores.

Algunas calles y plazas de Torroella de Montgrí acogieron este fin de semana, en pequeños escenarios, a magos de distintas disciplinas y edades. Era parte de la oferta de la Feria de Magia (Fimag) que se celebra desde hace siete años y que crece en dimensiones y ambición. El viernes, por primera vez, se celebró una feria donde 14 magos pudieron presentar ante una treintena de programadores sus espectáculos con la intención de abrir mercados a su arte. Hubo mucha juventud. Casi tanto en los escenarios como entre el público. En parte se debe a la colaboración de la escuela barcelonesa de magia 3 Trèbol. Sus alumnos, jovencísimos, manipulaban cartas, practicaban escapismo en las calles o ejecutaban una rutina mágica detrás del escaparate de una cafetería en compañía de un cliente, que no era atrezo, que se zampaba tranquilamente su merienda.

Miquel Duran, profesor de Química Teórica y Computacional de la Universitat de Girona también subió a un escenario para realizar juegos basados en la química o la matemática. Duran utiliza la magia como atracción a la ciencia.

Además de actuaciones de magos de renombre —Lari presentaba este domingo su espectáculo Dolce Vita—, el programa ofrecía la inevitable gala internacional. En ella tuvo un papel destacado Kenris Murat con una doble actuación. Por un lado, un elegante número de tango, con Aurelia, donde aparecen con ritmo y generosamente incontables cartas y barajas. Murat, ya en solitario, anticipó una parte el espectáculo que presentará en el próximo campeonato de magia FISM 2018 en Corea el Sur. Está basado en el vuelo de pequeños drones y una pantalla electrónica igualmente pequeña. El vuelo de los drones dio un pobre juego y el resultado frente a esta exhibición tecnológica era que lo más mágico resultaba la desaparición de un pañuelo.

Charlie Mag presentó su acreditado número con palomas, una especialidad que está desapareciendo y que Mag ha modernizado. Laurent Piron recreó una escena donde se producían pequeños milagros hasta finalizar con una lluvia multicolor de bolas. Javier Benítez tuvo a su cargo el número de cartomagia que titula Rèquiem por Ascanio, un homenaje al patriarca de la magia de cerca en España Arturo Ascanio (1929-1997). Benítez dio un recital de aparición de nuevas cartas manejando únicamente una baraja con cuatro piezas, algo mucho más difícil que conseguirlo teniendo entre las manos una entera.

El espectáculo, en sesión doble, fue presentado por Miguelillo. Ignasi Molina, el director el festival, estaba el sábado particularmente satisfecho de la respuesta de público. Los espectáculos de pago habían agotado las entradas. Más difícil es contabilizar el público que disfrutó de la magia callejera, pero dar la cifra de más de 10.000 personas no sería exagerado. El peligro de lluvia hizo que ayer por la tarde, las actuaciones previstas en espacios abiertos se trasladaran a recintos cubiertos.

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