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Calles en lista de espera

Barcelona tiene 230 nombres de calles aprobados por la ponencia del nomenclátor, pero pendientes de ubicación. Entre ellos, los de Carles Sabater o Emília Llorca

Alfonso L. Congostrina
Placa de la calle dedicada a Pepe Rubianes.
Placa de la calle dedicada a Pepe Rubianes.Albert Garcia

La calle inaugurada en homenaje a Pepe Rubianes hace esquina con el paseo de Joan de Borbó; una paradoja del nomenclátor porque el actor ironizó siempre sobre la familia real. Rubianes ya da nombre a la calle de la Barceloneta donde vivió, a costa del Almirall Cervera y después de una intensa campaña de sus amigos de la farándula barcelonesa, las “viudas de Rubianes”, que insistieron en que el proyecto inicial para poner su nombre a una pequeña plaza sabía a poco. La sustitución del almirante por el actor fue aprobada en mayo del año pasado por el distrito de Ciutat Vella con los votos a favor de BComú, PSC, ERC, CUP y PDeCAT y en contra de PP y C’s.

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En paralelo, vecinos de la Barceloneta recogían firmas para rebautizar el paseo Joan de Borbó con el nombre de la líder vecinal y fundadora de la asociación de l’Òstia, Emília Llorca Emiliona. Con menos apoyo mediático, lograron llevar la petición a la ponencia del nomenclátor, que aprobó la propuesta. Ahora deberá pasar por el pleno de Ciutat Vella, donde BComú sabe que no tiene apoyos suficientes por ahora.

El nomenclátor de Barcelona es un embudo. Hay más de 230 nombres aprobados, pero pendientes de ubicación. “El gran problema con el que nos encontramos es la ciudad es una caja cerrada. No puede crecer por ningún sitio. Hay más de 4.000 calles y urbanísticamente la ciudad no puede generar espacios nuevos que puedan ser nombrados”, asegura Ricard Vinyes, vicepresidente de una ponencia que preside el primer teniente de alcalde Gerardo Pisarello y está compuesta por personalidades del ámbito municipal. “La ponencia”, agrega Vinyes, “recibe propuestas de entidades o particulares, las estudia y las aprueba o rechaza”.

La lista de espera para bautizar calles es curiosa. Aparecen nombres como Viena, Vigo, Villa de Andorra y Vimbodí que no cuentan con un apoyo vecinal apasionado. Pero también hay nombres como los del fallecido cantante de Sau Carles Sabater, el arquitecto Enric Miralles, el presidente Nelson Mandela o el escultor Josep Maria Subirachs.

Vinyes remarca que las calles aprobadas no tienen “un elevado componente ideológico” porque el objetivo es que perduren en el tiempo. “A veces podemos cambiar un nombre en lugares como la Zona Franca, pero a los impulsores les parece un lugar menos relevante y lo critican”, añade.

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El archivero jefe, Joaquim Borràs, destaca que la ponencia es sensible a la opinión de los vecinos. Los técnicos de distrito les preguntan. Pero debe haber “justificación histórica” para dar lugar a rebautizar una calle. Borràs destaca de nuevo que la ciudad no crece y, por tanto, el listado de más de dos centenares de nombres está sirviendo para nombrar “interiores de manzana del Eixample o jardines”.

La ponencia del nomenclátor tramitó el pasado año varios nombres de mujer como los de Isabel Vicente, Maria Mullerat, Carme Aymerich o Assumpció Català. Otros nombres ya han rebautizado otros enclaves: la plaza Llucmajor se ha rebautizado como plaza de la República; la plaza de Joan Carles I ha dado paso a la plaza Cinc d’Oros; la calle Maternitat se llama ahora Elisabeth Eidenbenz. Una de las calles que también cambiará de nombre es aviador Franco, que hace honor al hermano del dictador que durante la República llegó a ser diputado por ERC y pilotó el hidroavión Plus Ultra que voló por primera vez entre España y América. El espigón de la Mar Bella recibirá el nombre del antiguo dirigente del PSUC, Antoni Gutiérrez Díaz.

El homenaje a Emília Llorca espera ahora al consenso político. La alcaldesa Ada Colau le rindió su tributo particular semanas después de ganar las elecciones, cuando redecoró su despacho con fotografías de catalanas ilustres como Neus Català, Maria Salvo, Federica Montseny o Llorca.

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