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La Generalitat no logra más ahorro de agua para paliar la sequía

El ACA señala que la demanda hídrica apenas ha caído un 10% pese a los mensajes de sensibilización, la mitad que en otras situaciones excepcionales anteriores

Marc Rovira
Estado del pantano de Sau, donde se aprecia el campanario por el bajo nivel del embalse.
Estado del pantano de Sau, donde se aprecia el campanario por el bajo nivel del embalse.Albert Alemany

Las campañas para concienciar sobre la necesidad de no desperdiciar agua caen en saco roto. Pese al preocupante bajo nivel que presentan los embalses catalanes y a la amenaza de restricciones si no remite pronto la pertinaz sequía, los consumos de agua se mantienen prácticamente inalterados. La Agencia Catalana del Agua (ACA) cifra la disminución de la demanda en apenas un 10%. En 2007-2008, otra época crítica por falta de lluvias, se logró un recorte del 21%.

Las reservas de agua en Cataluña languidecen pero la alarma no cala. La ACA, empresa pública adscrita al Departamento de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat y que es la máxima autoridad en la planificación y gestión del ciclo del agua, asegura que pese a haber puesto en marcha un programa de sensibilización para lograr un ahorro generalizado del consumo hídrico, los resultados son mínimos.

Apenas se ha notado una reducción del 10% con respecto a la demanda de referencia, lejos del recorte de hasta el 21% que se logró hace diez años, en la que fue otra época crítica de falta de lluvias. La gravedad de aquel episodio de sequía llevó incluso al consejero de Medio Ambiente de entonces, Francesc Baltasar, a renunciar a su agnosticismo y a encomendarse a la Moreneta para que lloviera.

Situaciones graves

La ACA cifra en un 44% el estado actual de las provisiones hídricas, pero algunos embalses presentan claros signos de agotamiento. Es sobre todo en el sur donde la situación es más grave: Siurana (Priorat) está a un 12% de su capacidad y Riudecanyes (Baix Camp) se encuentra al 17%. Peor están las cosas en las Terres de l’Ebre, donde el nivel de agua en el embalse de Ulldecona (Montsià) está en un agónico 9%. La sequedad es general. Darnius (Alt Empordà), Sau (Osona) y la Llosa del Cavall (Solsonès) no llegan al 40% y también están por debajo de la mitad de su potencial Susqueda (Selva), La Baells (Berguedà) y el de mayor capacidad de todos: Canelles (Noguera).

Los chubascos caídos durante los últimos días pueden distorsionar el sofocante retrato de la situación. Ha llovido, pero apenas ha servido para algo. La ACA señala que la sequía extrema pluviométrica se alarga desde hace dos años, con medias de lluvia muy por debajo de la media de la última década, y alerta sobre el pernicioso efecto que tiene para el estrés hídrico “la enorme superficie que ocupa la masa forestal en Cataluña”. El progresivo abandono de la explotación agrícola y la dejadez de los bosques han propiciado que la espesura vegetal haya ido ganando terreno.

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La superficie de boscaje suma “más del 61% del territorio de Cataluña”. En este contexto, cuando llueve, una parte importante de las primeras aguas que caen las absorbe el sediento terreno y la deshidratada masa forestal y, por consiguiente, difícilmente repercute en un incremento de volúmenes en los embalses, pozos y acuíferos. Haría falta lluvia intensa para que el agua empapara el terreno árido y lograra abrirse camino hasta los pantanos. La situación no parece tener una solución rápida ni sencilla. La Confederación Hidrográfica del Júcar, que gestiona el embalse de Ulldecona, alega que cabe encomendarse al cielo. De Ulldecona beben las fincas de más de 1.600 regantes. El temor es que llegue la primavera, crezca la demanda y los niveles de agua no hayan aumentado.

Aguas de segunda mano para el riego

En las últimas semanas se ha intensificado la aplicación de medidas preventivas para retrasar el descenso de las reservas. Las desalinizadoras del Llobregat y La Tordera han acelerado su actividad. En situaciones de normalidad no operan a más del 20% de su capacidad pero ahora lo están haciendo al 75%. El as en la manga en caso de que las reservas sigan cayendo es el uso de agua reciclada para usos industriales y de riego. Este agua regenerada es tratada en depuradoras y sometida a un tratamiento químico de regeneración que le da calidad para ser reutilizada.

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