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La pregunta de Bélgica a los Mossos, precedente de la polémica

La policía catalana ha negado informaciones que luego ha tenido que admitir entre ataques a los medios

Oriol Güell
El mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, en la rueda de prensa.
El mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, en la rueda de prensa.JOAN SÁNCHEZ

La agria polémica provocada por la información de El Periódico sobre el aviso recibido por los Mossos d'Esquadra de un posible atentado en La Rambla tiene un precedente: la pregunta hecha sobre la presencia del imán de Ripoll en Bélgica por un agente de ese país especializado en procesos de radicalización a un miembro del servicio de información de los Mossos

En ambos casos, los portavoces de los Mossos y de la Generalitat negaron repetidamente la existencia de las comunicaciones hasta la publicación de informaciones que las confirmaban. También en las dos ocasiones, responsables policiales y políticos han ofrecido luego una explicación detallada y razonada de lo sucedido. Y, finalmente, en ambas polémicas las autoridades catalanas han acusado a algunos medios de instigar una campaña orquestada para denigrar la actuación y la imagen de los Mossos d'Esquadra. “Algunos tiran mierda [sobre los Mossos], otros flores”, afirmó el pasado lunes el mayor de los Mossos, Josep LLuís Trapero. “Veremos quién gana”, remachó.

En el caso de Bélgica, este diario preguntó repetidamente durante dos días a los Mossos d’Esquadra si era cierto que la policía belga había preguntado o alertado a la catalana sobre la presencia de Abdelbaki es Satty, el imán de Ripoll líder de la célula que llevó a cabo el ataque en Barcelona y Cambrils. La información no era ningún secreto, ya que el alcalde de la ciudad de Vilvoorde, Hans Bonte —entre otras fuentes— hacía dos días que estaba informando de ello.

Se preguntó si la comunicación había sido por cauces formales o informales. También sobre el contenido de la misma y si había sido una mera pregunta o incluía información de las actividades del imán que habían llevado a las autoridades belgas a sospechar de él. En todos los casos, hasta que la publicación del caso, la respuesta fue negativa.

Posteriormente, los responsables de la Generalitat y los Mossos ofrecieron todo tipo de detalles sobre la cuestión, como que había sido una pregunta informal, remitida al correo personal del agente de los Mossos y que la respuesta había sido negativa. Incluso llegó a hacerse público el contenido de la pregunta remitida por el agente belga. El consejero de Interior, Joaquim Forn, añadió días más tarde que la respuesta incluía un dato relevante: que los Mossos ya sabían que Es Satty ya estaba en Ripoll.

Las declaraciones ofrecidas ayer por Forn y Trapero tras la publicación de El Peródico revelan que lo ocurrido con el aviso de La Rambla es muy similar. Tras semanas negándolo públicamente, ambos admitieron que la policía catalana recibió el aviso, pero han precisado la información ofreciendo una minuciosa y también razonada explicación de lo ocurrido. Informaron de que este fue solo uno entre otros muchos avisos recibidos y que los servicios de información no le dieron credibilidad, ni el de los Mossos ni los de los otros cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, como la Policía Nacional y la Guardia Civil.

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Forn y Trapero, sin embargo, reaccionaron en esta ocasión de forma mucho más virulenta ante las informaciones publicadas, bajando incluso a entrar en descalificaciones personales contra los profesionales de El Periódico.

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Sobre la firma

Oriol Güell
Redactor de temas sanitarios, área a la que ha dedicado la mitad de los más de 20 años que lleva en EL PAÍS. También ha formado parte del equipo de investigación del diario y escribió con Luís Montes el libro ‘El caso Leganés’. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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