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Colau prohíbe las degustaciones en las paradas del mercado de La Boqueria

El Ayuntamiento anuncia el cierre del mercado durante una semana en 2018 para cambiar el pavimento

Alfonso L. Congostrina
Protesta en La Boqueria en enero.
Protesta en La Boqueria en enero.Lluís Gené (AFP)

El Ayuntamiento de Barcelona quiere prohibir las degustaciones de alimentos en las paradas del mercado de La Boqueria. Su objetivo es evitar que se consuman alimentos por los pasillos del mercado. También quiere prohibir la venta de productos que no estén envasados, empaquetados y precintados. La modificación no afecta a la venta de fruta pelada y cortada dentro de recipientes de plástico, siempre y cuando se consuma fuera del mercado.

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Jaume Collboni, teniente de alcalde de empresa, ha presentado esta mañana el paquete de medidas para “recuperar la Boqueria” y “continúe siendo un mercado de barrio donde el turismo no tenga un impacto negativo”. Collboni ha anunciado la inversión de 3,5 millones de euros para mejorar las infraestructuras del mercado. En el presupuesto están incluidos el rescate de paradas para intentar ampliar pasillos y construir pequeñas islas que oxigenen el interior del mercado. Se realizará un cierre perimetral del recinto, mejorará la iluminación y se pavimentará de nuevo su interior. La concejal de Comercio y Mercados, Montserrat Ballarin, ha admitido que la Boqueria deberá permanecer cerrada a los clientes “esperemos que sólo una semana entre enero y febrero de 2018 para realizar esta obra”.

Ballarín ha anunciado 29 acciones. “Veinte se podrán llevar a cabo este año y nueve necesitan una modificación de la ordenanza de Mercados”. La concejal ha aclarado que la Boqueria actual se encuentran con varios problemas: “Hay un 20% de paradas que han incorporado productos de consumo inmediato destinado a turistas. Estas paradas se concentran en el acceso de La Rambla y supone una barrera para el resto de tenderos. No queremos que la gente vaya comiendo dentro de la Boqueria. El mensaje que lanzamos: Mano dura con los excesos de paradas con productos elaborados para consumir in situ”.El Consistorio pretende equilibrar la oferta comercial con las necesidades actuales del mercado y por eso realizará estudios. “No se podrán implantar más bares, ni las paradas podrán incorporar un mostrador”, ha concluido la titular de Mercados.

La concejal de Ciutat Vella, Gala Pin, ha anunciado una regulación que no diferencie entre las terrazas de los porches del mercado y del interior de la Boqueria. Además, se ampliará la prohibición de acceso a grupos organizados de más de 15 personas. En la actualidad se prohibía los viernes y sábados desde la apertura hasta las 15.00 y ahora será durante todo el día. Ballarín asume que hasta ahora había “picaresca”, pero asegura que el Consistorio aumentará la seguridad para impedirla.

La titular de mercados se ha negado a proporcionar la cifra de bares que actúan de forma encubierta dentro del mercado. También se ha negado a proporcionar el número de paradas que el Consistorio pretende adquirir para esponjar el interior del mercado y hacer los pasillos más amplios. “Estamos en periodo de negociación”, ha concluido.

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Por su parte, El portavoz de CiU en el Ayuntamiento de Barcelona, Joaquim Forn, ha advertido que fomentar la comida para llevar en La Boqueria “ocasionará más problemas en su entorno”. Para Forn, rechazar que en el mercado haya degustación va en contra de lo que se promueve en otros mercados remodelados. CiU apuesta por elaborar una ordenanza específica para La Boqueria.

Por su parte, Javier Mulleras, portavoz adjunto del PP en el Consistorio, advirtió que el equipo de gobierno “ni afronta, ni resuelve los grandes problemas del mercado como son la masificación del turismo y las terrazas de los porches”.

Ayer, desde varias charcuterías y pescaderías seguían vendiendo trozos de jamón o calamares rebozados en papeletas para que clientes ocasionales y, sobre todo, turistas degustaran sus exquisiteces. Una familia de origen asiático se enfrentaba a media tarde a una langosta recién cocinada y preparada para hincarle el diente en un pequeño mostrador improvisado. Una imagen que, todo apunta, desaparecerá en breve.

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