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Sanz ratifica la ‘supermanzana’ de Poblenou

ERC, PSC y CUP respaldan los objetivos de fondo del proyecto, que no consigue ser tumbado por CiU y PP

Josep Catà
Vecinas practican yoga en una de las intersecciones de la 'supermanzana'.
Vecinas practican yoga en una de las intersecciones de la 'supermanzana'.Carles Ribas

La supermanzana de Poblenou ha superado este miércoles su primera prueba política, después de ser objeto de polémica en las últimas semanas por las críticas y los elogios de vecinos y partidos políticos. Los grupos municipales de ERC, PSC y CUP han respaldado a Barcelona en Comú y han rechazado la proposición para detener la prueba piloto de la supermanzana que CiU, PP y Ciutadans han presentado a la Comisión de Ecología, Urbanismo y Movilidad.

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Todos los partidos se muestran a favor de los “objetivos de fondo” que hay detrás de la iniciativa y han reconocido la necesidad de un cambio de modelo urbanístico para reducir la contaminación. Janet Sanz, teniente de alcalde de Ecología, Urbanismo y Movilidad, ha aceptado el reto del concejal de ERC Jordi Coronas: “Queremos liderar, con todos los grupos, un pacto de ciudad para cambiar el modelo urbanístico” y reducir los 6.000 coches que hay por metro cuadrado en la ciudad —mientras que en Londres hay 2.000 y en Madrid, 3.000. El proyecto de las supermanzanas, según Coronas, “es comparable al Plan Cerdà y es más ambicioso que las reformas que se llevaron a cabo para los Juegos Olímpicos”.

Aunque hay consenso en el problema —3.500 muertes al año a causa de la contaminación, según el Ayuntamiento—, no han faltado críticas a la ejecución de la prueba piloto en el barrio de Poblenou, que la oposición considera “improvisada”.

El más duro ha sido Jordi Martí, concejal de CiU, que ha vuelto a referirse a la supermanzana como una “chapuza”. “El Gobierno ha aplicado una buena idea de forma pésima, y ahora corre a modificar una serie de errores denunciados por los vecinos y comerciantes”, ha añadido. Martí ha asegurado que el poco flujo de automóviles comportará “consecuencias irreversibles” para los comercios de la zona, y ha criticado que las calles adyacentes tengan que absorber todo el tráfico: “Ahora hay vecinos de primera y de segunda en el barrio”, ha sentenciado. Tanto Xavier Mulleras, concejal del PP, como Koldo Blanco, de Ciutadans, han señalado que, lejos de “llenar de vida el espacio público, las calles de la supermanzana están desérticas”.

Sanz ha defendido el proyecto alegando que la ciudad “tiene un 60% del espacio público pensado para el coche, cuando solo representa el 15% de los desplazamientos internos”. Aún así, ha reconocido errores y ha hecho autocrítica en los problemas denunciados por los vecinos: Sanz ha asegurado que se están ensanchando los carriles y se ajustarán los tiempos y espacios para la carga y la descarga”.

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Sobre la firma

Josep Catà
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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