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La extraña reunión en Moncloa de Junqueras

El Gobierno catalán no entiende todavía el objetivo de la entrevista del jueves con Sáenz de Santamaría

Dani Cordero
Soraya Saez de Santamaria en su despacho con Oriol Junqueras.
Soraya Saez de Santamaria en su despacho con Oriol Junqueras.Claudio Alvarez (EL PAÍS)

Han pasado tres días y el Gobierno catalán todavía no comprende el motivo que llevó a la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, a convocar el pasado jueves en La Moncloa al vicepresidente económico de la Generalitat, Oriol Junqueras. “Asistimos a un teatrillo”, confesaron ayer fuentes del Gobierno catalán, que confiaban en que del encuentro salieran otras decisiones en firme. Sobre todo por la discreción que había sido demandada desde el gabinete de la vicepresidenta.

Los dos compromisos del Ejecutivo central no suponen ninguna novedad en el Palau de la Generalitat: la renovación de 685 millones de euros de créditos a corto plazo por parte de la Generalitat es una operación que se realiza de forma casi automática y se entiende también lógico el apoyo estatal a que Barcelona sea candidata a albergar la sede de la Agencia Europea del Medicamento. Ya quedó en segunda posición en el concurso en el que se impuso Londres. Así que ambos anuncios no se entienden como una muestra suficiente de deshielo en las relaciones Barcelona-Madrid a las puertas de un debate de investidura.

La reunión, a la que se acabó sumando el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, sí dio una novedad al discurso del Gobierno que sorprendió a Junqueras. Tanto Sáenz de Santamaría como Montoro defendieron por primera vez, según explican las mismas fuentes, que la capacidad de endeudamiento de España depende también del crecimiento de la economía catalana y de la mejora de las notas de calificación de la deuda de la Generalitat. Montoro destacó que Cataluña está creciendo por encima de la mayor parte de comunidades autónomas.

La gran cuestión que esperaba resolver Junqueras volvió a quedar en el cajón: la conversión de corto a largo plazo de una deuda de 1.600 millones de euros, una medida que daría aire a la angustiada tesorería de la Generalitat. Pero tras cinco meses de negociaciones sigue sin llegar la solución. Y desbloquear ese punto es, a ojos del gobierno catalán, una solución parcial a ese compromiso de ayudar al crecimiento de la economía catalana.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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