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Tribuna
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Los lugares comunes

Los autores sostienen que la derecha dinamitó a través de los medios de comunicación a IU porque era "un peligro real" para favorecer a Podemos

Siguiendo con un mínimo de atención las declaraciones de significados dirigentes del PP, así como el hilo conductor de la estrategia electoral que viene desarrollando la derecha y los medios de comunicación que abiertamente están a su servicio, comprobamos con cierta preocupación, que parece atisbarse algo más que un cierto interés del PP, para que Podemos “sorpassice” al PSOE, marcando a su vez un excesivo perfil radical de los de la “nueva política”, de tal forma y manera que a la vez que les facilita situarse como segunda fuerza, aspiración que escasamente disimula Podemos, intuyendo que esa situación sería la ideal para eternizarse en el poder.

Tranquilo el personal, que no seremos nosotros quienes vayamos a utilizar el “manoseado” y escasamente riguroso término de la “pinza”, como discurso para desprestigiar al adversario de la base social y electoral en disputa, sin más argumento que describir una puntual votación y tirar del estribillo aquel de “los enemigos de mis enemigos son mis amigos”.

Ni compartimos la teoría de “la pinza”, ni compartimos la teoría de “las dos orillas”, ya que esta última confunde la base social y electoral, y por lo tanto la “clase” a la que fundamentalmente representa, con posiciones políticas que en momentos determinados pueden ser ajenas a los intereses de esa base social.

Pero si invita a la reflexión, los acontecimientos políticos que han venido produciéndose desde pocos meses antes de las anteriores Elecciones Europeas del 2014.

En varias ocasiones se ha manifestado la planificada operación de “voladura” de IU desde dentro y fuera de la organización. Eso es algo que ya solo puede poner en cuestión las y los propios dinamiteros y quienes hacen de su adscripción política puro “seguidismo”.

Con actores y objetivos seguramente diversos, pero con la concatenación de aspiraciones, por muy distintas que pudieran ser las de cada cual, el resultado es lo que varios miles de exafiliados y afiliadas a IUCM venimos manifestando desde hace ya dos años. La desaparición en la práctica de IU, y por lo tanto de la izquierda transformadora, en tiempos donde las políticas neoliberales han agudizado las desigualdades, la brecha social y el empobrecimiento generalizado. Ya se sabe, “los cementerios están llenos de buenas intenciones”.

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Nadie cuestiona ya tampoco, la enorme inversión mediática para impulsar a Podemos, al objeto de sustituir a IU como fuerza decisiva para aplicar políticas nítidamente de izquierdas en Gobiernos Municipales, Autonómicos, e incluso en un posible Gobierno de la Nación. El mismo Pablo Iglesias, reconoce en una reciente entrevista en EL PAÍS, que “Podemos no se explica sin la televisión”.

Que en Mayo de 2014 IUCM estuviese prácticamente empatada con el PSOE en la Comunidad de Madrid, que entonces tenía mejores perspectivas que las que le da las encuestas para el próximo 26 J, era un riesgo cierto que las grandes empresas de comunicación no estaban dispuestas a asumir.

El ejemplo andaluz, donde IU se convirtió en el actor principal de cambio en el Gobierno de esa Comunidad, era un peligro que alarmó a las élites económicas, y a sus representantes políticos y mediáticos, en un escenario de un PP en caída libre y enfangado en la corrupción, que estaba llevando a la mayoría social a un empobrecimiento radical, fruto del austericidio de los recortes en los servicios públicos, políticas de empleo y libertades.

No era asumible para las derechas la Ley de Derecho a la vivienda, que contemplaba la expropiación de las viviendas de los bancos. No podían permanecer impasibles a la creación de una banca pública. Y mucho menos llegar al “colmo” de que los Presupuestos para el 2015 incluyeran la iniciativa de IU, de crear el Banco Público de Tierras, que preveía la enajenación o cesión a favor de entidades asociativas agrarias de aquellas que determinase la Consejería de Agricultura de la Junta.

No era de recibo una fuerza de la izquierda transformadora, que tenía experiencia de Gobierno en Andalucía y en muchísimos Ayuntamientos, donde si se “remunicipalizaba” por ejemplo servicios de limpieza, anteriormente privatizados, a diferencia de las experiencias de algún Gobierno del Cambio, como el de Madrid, que “cambió” su programa por “cambiarle” la concesión de la limpieza para Florentino Pérez.

IU se había convertido en un “peligro real” para la derecha política, la económica, y la mediática, que podía dar el salto a la aplicación de esas experiencias municipales y autonómicas a un posible Gobierno de la Nación.

Utilizando la “jerga” militar del pacifista y antimilitarista general Julio Rodríguez, candidato a la sazón de la OTAN y de Podemos, el nivel de alarma nuclear había saltado a DEF CON DOS.

Gregorio Gordo Pradel y Angel Pérez Martínez son excoordinadores de IUCM

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