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Los cisnes del English National Ballet vuelan alto

La compañía de Tamara Rojo, que bailará dos funciones, agota entradas en el Liceo

Con la seguridad que da tener las localidades agotadas para las cinco funciones que su compañía, el English National Ballet, ofrece en el Liceo a partir de esta noche, su directora, la bailarina española Tamara Rojo (Montreal 1974,) concedió ayer una breve pero intensa rueda de prensa. Distante, con el semblante preocupado y elegante, protegida en todo momento por Christina Scheppelmann, directora artista del Liceo, Rojo se mostró feliz de volver al teatro barcelonés. “Cuando bailé en este magnífico espacio escénico tenía 16 años, formaba parte de la compañía de Víctor Ullate y me acuerdo que ofrecimos un programa Balanchine", afirmó con nostalgia.

El English National Ballet ofrecerá una espectacular versión de El lago de los cisnes. Este ballet en cuatro actos es una de las obras más populares de la historia de la danza y una de las más representadas. Tras la revolución rusa de octubre de 1917 y pese a ser un ballet zarista y de gusto burgués, Lenin lo respetó. Después se convertiría en el ballet preferido de Stalin, Krushev, Breznev y Putin.

La versión de esta obra que ofrece la distinguida y virtuosa compañía inglesa es la del coreógrafo británico Derek Deane, que ha sido escrupulosamente fiel a la versión que Marius Petipa e Liv Ivanov realizaron para el Ballet del Mariinski y que se estrenó en enero de 1895 en San Petersburgo con gran éxito. Si bien Deane ha dado a la obra la agilidad y dinamismo que requiere en la actualidad el ballet clásico.

“Me emociona bailar El lago, es lo mismo que ocurre con los actores cuando representan Shakespeare, no te cansas nunca, al contrario siempre puedes aportar nuevas sensaciones técnicas y emocionales", afirma la directora.

Las difíciles variaciones del pas de deux conocido como el del cisne blanco, toda una referencia coreográfica en la historia del ballet, y el enérgico pas de deux del cisne negro del tercer acto, ideado por Petipa muestras el desdoblamiento de la protagonista del ballet, la princesa cisne, Odette-Odile. "Es un papel que pone a prueba el talento de una bailarina, estoy convencida que una intérprete con un buen potencial puede ejecutar con la misma intensidad las dos variaciones, en mi caso vivo con la misma fuerza el rol del cisne blanco y el de Cisne negro", explica Rojo. Hoy y el viernes Alina Cojocaru será Odile-Odette y Dawid Trzensimiech, el príncipe Sigfrido. Mañana y el sábado “seré yo Odette-Odile junto al bailarín mexicano, Isaac Hernández, los dos somos latinos y nuestro baile es muy temperamental”. El domingo 20 bailará Erina Takahashi junto al bailarín cubano Yonah Acosta.

"No me gusta bailar el día de los estrenos, creo que como directora de la compañía he de mantenerme en un segundo plano como intérprete, tengo bailarinas magníficas", concluye Tamara Rojo.

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