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La noche de los Zombies

Los artistas que ayudaron a la consolidación y esplendor del club regresan por un día

Abraham Rivera
'Collage' de imágenes de las noches del Zombie.
'Collage' de imágenes de las noches del Zombie.

El Zombie fue desde su nacimiento, allá por el verano de 2009, una de las sensaciones de la noche madrileña. Miles de adolescentes acudían en tropel todos los miércoles a las puertas de la sala Heineken. Las colas eran tremebundas, pero la espera merecía la pena para aquellos chicos y chicas que se iniciaban, en muchos casos, en la electrónica y la fiesta más gamberra. Edgar y Jay, los Zombie Kids, supieron ofrecer a esa generación lo que necesitaba: hedonismo extremo, música sin reglas y fiesta salvaje. Desde la cabina de aquel club apostaron decididamente por unas formas y un sonido que rápidamente se verían recompensados.

“Hip-hop, metal, himnos del french touch, chiptune y hasta Julio Iglesias convivían en armonía en la cabina de las fiestas Zombies”, comenta Rigo Pex, más conocido como Meneo, productor y performer que asistió y tocó en muchas de esas sesiones. Este miércoles regresó por unas horas al Zombie junto a muchos de los artistas que ayudaron a la consolidación y esplendor del club (Ikki, No Mike, Aqeelion, Paulhard, Costa, Romo, Mbaka o The Warriors son otros de los nombres que estarán esta noche evocando el espíritu de las fiestas primigenias).

Fueron cuatro años, de 2009 a 2013, en los que se pudo ver a importantes estrellas de la electrónica más reciente: Skrillex, Diplo, Munchi, Cyberpunkers, Netsky, Drop The Lime o Dirtyphonics fueron algunos de estos artistas que mezclaban sin miramiento ritmos como el kuduro o el breakcore, junto a electro y dubstep. A ello había que sumar acciones que rozaban lo subversivo y el vandalismo, como la que realizaron en su primer aniversario, lanzando desde la parte superior de la sala 6.000 dólares en billetes de un dólar. Sin un estudiado plan y llevados por la pura diversión, rápidamente sus residentes y promotores, los Zombie Kids, se harían con un lugar preferente en los festivales y discotecas de toda España. Seguidamente llegarían los temas, los discos y los premios más importantes de la industria, teniendo que abandonar aquel club que les lanzó al estrellato.

Pero la cultura Zombie continúa unida a la ciudad de Madrid y al barrio que la vio nacer y propagarse, Malasaña. “El origen de Zombie no coincide con el club”, advierte Gustavo Cano, creador y director de arte, vinculado a la marca desde sus inicios. “Zombie comienza siendo una tienda de ropa y una marca de camisetas. Luego la tienda terminaría transformándose en el Zombie Bar de la calle del Pez. Enseguida empezamos con el Zombie Club y las fiestas de los miércoles”.

A sus cuatro socios no les ha ido nada mal. Edgar y Jay ficharon por Universal, recibieron el premio MTV a mejores artistas españoles de 2012 y fueron el grupo que más directos hizo en el verano siguiente; acaban de terminar una gira enorme por Sudamérica y Asia. Sergio Ochoa, el director ejecutivo, montó una de las coctelerías más concurridas de Malasaña —Corazón— y organiza la fiesta Trueno los sábados en la sala Sol. Y Gustavo anda ocupado con diferentes proyectos de comunicación y dirección de arte, siendo uno de los últimos el Fabuloso Summer Rock Stories, en el Fabuloso Bar.

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Sobre la firma

Abraham Rivera
Escribe desde 2015 para EL PAÍS sobre gastronomía, buen beber, música y cultura. Antes ha sido comisario de diversos festivales, entre ellos Electrónica en Abril para La Casa Encendida, y ha colaborado con Museo Reina Sofía, CA2M y Matadero. También ha presentado el programa Retromanía, en Radio 3, durante una década.

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