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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Estilo y distinción

La soprano alemana Angela Denocke ha protagonizado en el Liceo un espectáculo sin fisuras, exquisitamente diseñado y trabajado hasta en su más mínimo detalle

Cuatro días después del concierto popular de Angela Gheorghiu y Saimir Pirgu, el Liceo ha presentado una sofisticada velada lírica protagonizada por la soprano alemana Angela Denocke bajo el título Una noche con Kurt Weill. Se trata de un espectáculo sin fisuras, exquisitamente diseñado y trabajado hasta en su más mínimo detalle, que fue estrenado con éxito en el Festival de Salzburgo en 2011, y llega al coliseo lírico barcelonés bien rodado y mesurado. Muy bien acompañada por Tal Balshai (piano y acordeón), Norbert Nagel (saxofón, clarinete y piano) y la joven soprano Maria Miro en tareas de narradora, pero también cantando a dúo algunas canciones, Denocke se adueñó del escenario sin estridencias, en un clima de intimidad, con una suave iluminación, un vestuario elegante y una amplificación no siempre equilibrada. Liederismo de altura y nivel internacional, de los que prestigian a un escenario aunque, como es el caso, haya sido incapaz de llenar el Liceo, que registró una baja ocupación.

Una noche con Kurt Weill

Angela Denocke, soprano. Tal Balshai, piano. Norbert Nagel (saxo, clarinete y flautaI, Maria Miró, narradora. Gran Teatre del Liceu, Barcelona, 29 de abril

Lo que distingue a Denocke de otras colegas dotadas de voces más poderosas es, sencillamente, el buen gusto, la clase, el dominio del estilo, el control de sus medios líricos y la búsqueda de una comunicación fresca y directa con el público sin necesidad de rebajar el nivel musical ni caer en histrionismos vulgares. Un toque de distinción, en suma, que le permitió recorrer las dos caras de Weill a través de una generosa selección de sus óperas y comedias estrenadas en Alemania -con obvio protagonismo de sus obras con Bertold Brecht-, y una segunda parte que mostró la capacidad de Weill de adaptarse a los gustos de Broadway durante sus años en Estados Unidos, donde forjó una segunda carrera tras abandonar Alemania en 1933 huyendo del peligro nazi.

Funcionó bien el programa gracias al lirismo, la dicción clara y el caracter justo de unas interpretaciones de impecable sentido cameristico. Sensacional el acompañiento de Tal Balshai y Norbert Nagel, con solos brillantes, de corte más jazzistico en la segunda parte. Maria Miró, con una prometedora voz, acompañó a Denocke en algunas canciones - impecable Alabama Song- y dio lectura a cartas y escritos de Weill y su esposa, la mítica Lotte Lenya. No faltaron los clásicos de la etapa Brecht - Mahagonny, La ópera de cuatro cuartos, Happy End-, ni grandes temas con letras de Georg Kaiser y Erich Kästner, mientras que el legado americano estuvo bien cubierto con las emblemáticas Speak low y September Song y otros grandes temas de Lady in the dark, One touch of Venus, Lost in the stars y Love life. Un recital de muchos quilates.

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