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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Barcelona, capital del bienestar

Barcelona cuenta con superávit. Recortar derechos y libertades cuando tienes recursos para promover el bienestar de tus ciudadanos nos debe avergonzar a todos.

Los ciudadanos y ciudadanas de Barcelona son más ricos que lo que fueron sus padres y sus abuelos, pero no son más felices. A pesar de la evidencia de una disminución en el bienestar de la población, los gobiernos siguen poniendo en primer lugar los intereses económicos. La obsesión por el crecimiento económico significa que otras políticas, que pueden mejorar nuestro bienestar, son sacrificadas.

Me preocupa que valores como el individualismo, el materialismo o la competencia estén prevaleciendo sobre valores más deseables como la confianza, el respeto mutuo y la cooperación. Muchas personas se sienten alienadas del proceso político; los políticos les parecen demasiado parecidos y poco confiables y que piensan en el progreso sólo en términos materiales. El desafío de mi candidatura es la construcción de unas nuevas prioridades políticas que se comprometen, ante todo, a la mejora de nuestro bienestar.

Bienestar local

La felicidad no es una meta sino una consecuencia de la forma en que vivimos, por las condiciones en las que se desarrolla nuestro día a día. Actualmente, hemos sido vendidos a otra idea; al mensaje que vamos a ser felices sólo si tenemos más dinero, pero el crecimiento económico no siempre se traduce en más bienestar.

Nuestro bienestar está determinado por nuestros genes, nuestra educación, nuestras circunstancias personales, las decisiones que tomamos y las condiciones sociales en las que vivimos. Nuestro bienestar colectivo se mejora si vivimos en una sociedad pacífica, próspera y solidaria. Promover el bienestar debe ser el objetivo público principal, así como una tarea individual de cada uno de nosotros.

Los ciudadanos y ciudadanas de Barcelona estamos viendo como el empobrecimiento masivo ha dilapidado nuestras condiciones de vida y nuestro bienestar. La pregunta para la Barcelona de los próximos años no es cómo podemos llegar a ser más ricos, es cómo podemos utilizar nuestro potencial y capital humano para construir una sociedad referente por el bienestar de nuestros ciudadanos.

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¿Qué se puede hacer desde la alcaldía?

Barcelona cuenta con superávit. Recortar derechos y libertades en una sociedad cada vez más empobrecida cuando tienes recursos para promover el bienestar de tus ciudadanos nos debe avergonzar a todos. Barcelona puede y debe promover la felicidad de las personas por justicia social y por sentido común.

Las decisiones políticas pueden dañar o mejorar la calidad de nuestra vida laboral; el gobierno pueden proteger el medio ambiente o destruirlo; la educación de nuestros hijos depende de la calidad de las escuelas; las políticas fiscales pueden hacer la diferencia entre una sociedad equilibrada y una sociedad injusta; y la cohesión de nuestras comunidades se ve afectada por el diseño y el transporte de la ciudad.

Una sociedad próspera no es una esperanza vana. Barcelona seguirá siendo un referente turístico mundial pero Barcelona puede y debe ser una ciudad referente en bienestar para sus ciudadanos. Una Barcelona más saludable, con relaciones personales fuertes, condiciones de trabajo dignas y un mejor equilibrio entre la vida laboral y familiar, más justa y con una mayor protección del medio ambiente. Ho farem!

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