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Voto a la fuga

Los grandes partidos engrasan su maquinaria para taponar el trasvase a otras formaciones. CiU, PSC y PP tienen bajos índices de fidelidad de voto

Una preocupación se extiende en las sedes de los partidos que han dominado la política catalana en los últimos 30 años porque los sondeos detectan una fuga de votos, rápida y constante que beneficia, sobre todo, a ERC y Ciutadans, aupados a primera y tercera fuerza políticas catalanas en detrimento de CiU y PSC, que junto con el PP tienen índices bajos de fidelidad de voto.

El último sondeo del Centro de Estudios de Opinión (CEO), el ente demoscópico de la Generalitat, da buena fe de esta tendencia y revela que los nacionalistas conservan el 52,4% de sus electores, pero ceden el 21,5% a Esquerra. El PP tiene todavía menos fidelidad (33,1%) y una fuga clarísima hacia Ciutadans, del 28,6%. Que el PSC pierde por todos los lados lo evidencia que sus votantes se decantan casi en la misma medida por los republicanos (4,1%), Ciutadans (3,6%), ICV (3,5%) y otro 9,6% que confiesa que no votará.

Jordi Argelaguet, director del CEO, explica que los trasvases de votos nunca son “monocasuales” y subraya que la magnitud de las cifras no invita al optimismo a los partidos grandes. “Estamos en un escenario político que se está reubicando”. “Tenemos un debilitamiento estructural del sistema de partidos tradicional”, analiza Oriol Bartomeus, profesor de ciencia política en la UAB y la UB y miembro del grupo de analistas políticos Cercle Gerrymandering. En su opinión, el proceso soberanista es la expresión catalana de un deseo de cambiar el sistema presente en la política europea. “La sensación de que la política no puede resolver los problemas de la gente se vehicula hacia la independencia”, añade.

Lluís Orriols, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Girona, entiende que se produce “una polarización de la oferta”, en la que “los partidos más extremos en el eje nacionalista crecen a costa de los que ocupaban una posición central”. Orriols cree que ERC “ya no tiene que demostrar nada” en el mundo nacionalista, mientras que CiU pierde por el flanco moderado. En cuanto al PSC, se le suma "la crisis del PSOE y la del debate identitario", mientras que el PP pierde en beneficio de Ciutadans por la caída de los partidos tradicionales.

No hay solución mágica para los partidos, coinciden los analistas. Para que CiU y PSC vuelvan a tener una posición central, concluyen que el proceso soberanista tendría que dejar el centro de la política catalana, algo que no albiran a corto plazo.

Los partidos no se resignan, y han activado sus resortes para frenar la fuga de votos. CDC no cuenta con Unió para eso, porque siempre intenta poner freno a las reclamaciones soberanistas de la federación y ha iniciado varias campañas para afianzar su credibilidad entre los independentistas. Por eso ha ha presentado una batería de cifras con supuestos beneficios de la independencia (entre ellos, que el paro bajará 10 puntos) y una estrategia en castellano para convencer a los indecisos del área metropolitana de Barcelona. En Convergència son conscientes que Esquerra les está ganando la batalla del soberanismo, y la inquietud del partido se resume en la esperanza de que una vez avance el proceso y la situación económica mejore, Artur Mas pueda capitalizar los réditos.

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El PSC considera que “estar en la zona templada del electorado” le perjudica, dice Antonio Balmón, secretario de acción política del PSC. En su opinión, “la agenda política de Cataluña está envuelta en la bandera”, pero confía en que, cuando se disipe ese escenario, mejorarán las expectativas electorales y podrán recuperar parte del apoyo perdido estos años, porque emergerá el discurso social y la dialéctica entre conservadores y progresistas. Balmón vaticina que "cuando se vean los costes pagados por la crisis se percibirá que el tema nacional fue un gran enredo para distraer a la ciudadanía". Frente a esa hemorragia, el antídoto que propone el PSC es mantener su moderado discurso actual en contra de los recortes y la independencia. "Cuando pase el ruido seremos más percibidos por los ciudadanos, y mientras tanto, ser claros frente al inmovilismo de unos y el enfrentamiento de otros", dice Balmón.

El PP no considera que Ciutadans le esté restando votos y cuestiona profundamente las encuestas. La cúpula popular ciñe el papel de Ciutadans a la fuerza mediática de Rivera, cuyo principal bagaje, alegan, es propagar en medios audiovisuales de ámbito español su postura sobre el conflicto catalán. Los populares creen que Ciutadans no ha aclarado siquiera su ideología al no definirse como de derechas o izquierdas y recuerdan que su portavoz, Jordi Cañas, califica a C's de progresista, aunque uno de sus fichajes de este mandato fue la exdiputada del PP Carina Mejías. El PP sostiene que si Ciutadans da al salto definitivo a la política española, su rival será UPyD

 

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