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La plaza de nunca acabar

Desde que se retiró la estatua de Franco, Ferrol ya ha gastado 20 millones en remodelar la puerta de entrada a la ciudad y aún busca una nueva solución

Aspecto actual de la plaza de España de Ferrol, la puerta de entrada a la ciudad.
Aspecto actual de la plaza de España de Ferrol, la puerta de entrada a la ciudad.gabriel tizón

En una clasificación del derroche municipal, la plaza de España de Ferrol tendría, como poco, una mención honorífica. Ni siquiera el alcalde lo niega. Ejemplifica el “despilfarro y el malgasto de fondos públicos”, admitió esta semana José Manuel Rey Varela, del PP, que no obstante, persiste en continuar una obra inyectando casi un millón de euros para transformar la una planicie cementada en un “parque verde” contra el criterio de la oposición y de los vecinos, que le piden que prioricen la inversión en empleo y bienestar social en una ciudad con un tercio de su población activa en paro.

 Tirando por lo bajo, la puerta de entrada a la ciudad se ha tragado unos 20 millones de euros en una década de obras inacabadas. Lejos de ser un primor, este espacio público constituye un desbarajuste cementado con losetas ya rotas que evidencia que fue una reforma mal pensada y peor ejecutada, que gobierno tras gobierno trataron de parchear con soluciones fallidas. Lejos de terminar, esta odisea urbanística, iniciada en julio de 2002 con la retirada de una estatua ecuestre de Franco que salió en una jaula entre vítores y abucheos, todavía colea con polémica. A la plaza la quisieron vestir con cuatro proyectos diferentes, uno por corporación: BNG (1999), PP (2003), PSdeG (2007) y PP (2011). Ningún gobierno municipal terminó la obra y, hasta ahora, ninguno ha logrado repetir mandato.

El pasado lunes, el ejecutivo ferrolano adjudicó a Extraco S.A y Prace Servicios y Obras, S.A, el enésimo proyecto para la superficie de la plaza por 812.318,98 euros. La UTE, que se llevó el concurso por delante de otras 14 firmas, tiene seis meses para ejecutar el diseño que Isabel Aguirre, reputada arquitecta y paisajista, ideó para este espacio de unos 20.000 metros cuadrados por 56.000 euros más. El gobierno local confía en liquidar la obra este año, y el próximo jueves formalizará la adjudicación en pleno con la comodidad de su mayoría absoluta. La oposición, que ha rebautizado la plaza de España como el Pseudo Gaiás a la ferrolana, no está conforme. Sostiene que ya se ha enterrado demasiado dinero en 11 años de obras y que la crisis obliga a replantearse las prioridades. “Es una operación de maquillaje inútil y un despilfarro sin precedentes”, resume el PSdeG.

Mientras esta última remodelación avanza en el plano administrativo, los vecinos se autorganizan en contra. Se han agrupado en una plataforma contra el malgasto, que cada vez aglutina a más colectivos y en la que también toman parte activistas antidesahucios, Por lo pronto, acudirán el jueves al pleno en el que debería aprobarse definitivamente la inversión. No es la primera sesión en la que irrumpen para dejar claro que se oponen a meter más dinero en el infinito pozo de una plaza que nunca termina. “Nos parece una frivolidad”, comenta Inacio, uno de los miembros de esta plataforma social contra el malgasto. Han empezado a recoger firmas contra el último proyecto y están dispuestos a ponerse delante de las máquinas para abortar la reforma. Critican que la Administración local pierda de vista las necesidades básicas de sus vecinos, que están clamando por pisos sociales, ayudas de emergencia y carga de trabajo para los astilleros, mientras el regidor propone colocar un ascensor turístico en el Parador para salvar una cuesta nimia.

La controversia de la reforma de la plaza de España empezó mucho antes de que se empezase a excavar el suelo para construir el aparcamiento subterráneo. El primer paso fue quitar del centro de un espacio público la estatua de Franco que la presidía desde 1967. Bajar al dictador del pedestal molestó a ciertos sectores y la operación se hizo de noche, casi a hurtadillas, entre partidarios y detractores. Luego, la obra se enquistó de tal modo que muchos comercios cerraron porque durante muchos años los vecinos no podían atravesarla. Llegó a acumular más de 500 denuncias en contra cuando el PP se empeñó en levantar en el medio un edificio de 21 metros de altura que llegó a los tribunales. El bipartito de la Xunta lo paralizó y se negoció un rescate millonario, 7,9 millones de euros, para compensar a Abeconsa por la adjudicación fallida. El otro atasco fue un amago de gimnasio municipal en el subsuelo de la plaza que la oposición tumbó dos veces en pleno en 2010 y un mobiliario urbano de color óxido que generó tal rechazo que acabaron por retirarse.

Aunque el historial de la plaza ha dado más de un revés a todos los alcaldes, Rey Varela insiste en que está dispuesto a cumplir el compromiso electoral de rematarla definitivamente “con la mínima inversión posible” para transformar una planicie cementada en un espacio verde con árboles, plantas, flores y más zonas de juego infantil. La mitad de lo que costará remodelar la superficie —unos 400.000 euros— corre por cuenta de la empresa que explota el aparcamiento.

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El diseño de Aguirre estuvo expuesto en la web del municipio y abierto a sugerencias en junio del 2012. Recibió unas 60, que le pedían, entre otras cosas, cubrir el parque infantil, otros bancos y más papeleras. En el dibujo, esta plaza, que ya se inauguró en marzo del 2010 cuando aún estaba a medio terminar, será más verde, con dos fuentes y árboles medianos. Desaparecen las huellas del frustrado edificio y dos casetas de planta baja se reciclarán como ludoteca y oficina de turismo, tras fracasar el intento de convertir una de ellas en cafetería con terraza.

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