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La dirección de UGT se topa con una contestación del 26% a su gestión

Los dos candidatos, Pilar Collantes y Raúl Arza, creen que “todo sigue abierto”

Pedro Gorospe
Vista general de la primera jornada del XI Congreso de UGT Euskadi.
Vista general de la primera jornada del XI Congreso de UGT Euskadi.FERNANDO DOMINGO ALDAMA

No es la clave que vaya a decidir las votaciones de hoy para la elección del nuevo secretario general, pero puede ser un aviso. El desgaste de la comisión ejecutiva de UGT no ha sido mucho a lo largo de estos cuatro años, pero ha crecido desde el anterior congreso, posiblemente lastrado por una secretaría general que nació en 2009 con un apoyo del 63,7% de los delegados y que ha sido cuestionada internamente, cada vez más, a medida que pasaba el tiempo y se acercaba el nuevo cónclave sindicalista.

De los 250 delegados acreditados en el XI Congreso de UGT Euskadi, el 74% dieron su apoyo a la gestión de la comisión ejecutiva saliente, frente al 77% de 2009. El informe de gestión fue aprobado por 186 votos, uno en contra y 61 abstenciones, 248 de los 250 acreditados —de un total de 254 elegidos por las federaciones—.

Es decir, uno de cada cuatro delegados se mostró prudentemente crítico con la gestión del equipo saliente. “Lo relevante es que todavía la gestión de la ejecutiva ha sido mayor que la que obtuvo el secretario general en 2009”, explica un delegado que votará a Raúl Arza. Eso quiere decir que se han mejorado las cosas con el paso del tiempo.

Méndez asegura que “hemos evitado el abismo” con el acuerdo en Madrid

“Es un síntoma de respeto a las estructuras internas pero que oculta lo que va a suceder mañana en las votaciones para secretario general. La contestación real es mucho mayor, pero personificada en Dámaso [Casado] y en quienes representan continuidad”, declaró otro que apuesta por Pilar Collantes.

Los delegados fueron algo más críticos con la labor desempeñada por el comité nacional que obtuvo una contestación del 30% con 170 votos a favor, dos en contra y 68 abstenciones.

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Collantes y Arza se saludaron por la mañana en el recibidor del teatro Barakaldo, de la localidad de la Margen Izquierda. A media tarde de ayer los dos creían que “todo sigue abierto” a la espera de las votaciones que se producirán a lo largo de la mañana de hoy.

La votación del informe de gestión era el primer acto interno del Congreso, después de una apertura pública en la que numerosos invitados tomaron la palabra, entre ellos el secretario general confederal, Cándido Méndez, el viceconsejero de Asuntos Sociales, Ricardo Barkala, y el secretario general saliente Dámaso Casado.

Extenderlo a Euskadi

Aunque el acuerdo de CC OO y UGT con las patronales en Madrid no es de aplicación en Euskadi —salvo acuerdo de los agentes sociales— al menos es un precedente que abre nuevas posibilidades al inmediato horizonte de desregulación al que sigue obligando la reforma laboral.

La reforma fija como fecha tope el 7 de julio para que decaigan los alrededor de 1.500 convenios no renovados, una situación que afecta a unos 320.000 trabajadores en Euskadi y a 3,5 millones en el conjunto del Estado. El preacuerdo alcanzado el miércoles por CC OO, UGT, CEOE y Cepyme, amplía ese fecha al evitar que decaigan las condiciones laborales recogidas en los convenios que ya han llegado al fin de su vigencia. En Euskadi la patronal Confebask y las provinciales regulan las condiciones de trabajo en convenios de otro ámbito a los que, salvo pacto, no se extiende de manera automática. Es decir, tras el acuerdo de UGT y CC OO, son la patronal vasca y LAB quienes han de pronunciarse sobre ese acuerdo, ya que ELA se ha autodescartado.

“Hemos evitado el abismo” laboral, dijo Méndez en referencia al acuerdo que ayer mismo tenían previsto firmar con la patronal para prorrogar las condiciones de los convenios que se estén negociando, más allá del día siete de julio en el que teóricamente decaerán aquellos que lleven ya un año sin vigencia. “Lo que hemos hecho es tender un puente sobre el abismo” para sortear el impacto de la última reforma laboral, que impone la pérdida de la ultraactividad.

El discurso de Méndez, que emplazó a la nueva ejecutiva a ajustar el desfase existente entre el número de afiliados, —en torno a 40.000— con la representación en número de delegados —apenas el 12%—, lo escucharon representantes de CC OO, ELA, LAB o ErNE, de la patronal vasca Confebask como su presidente, Miguel Angel Lujua, o la secretaria general, Nuria López de Gereñu. También fueron invitados los de organismos sociolaborales como el CES o el CRL, además del exsecretario general de UGT, Nicolás Redondo y el ex lehendakari Patxi López.

Barkala tomó la palabra —el consejero Juan María Aburto llegó tarde al estar en el pleno parlamentario en Vitoria— para advertir de que la desregulación laboral que puede sobrevenir a partir del día siete de julio “no es deseable” ni por las instituciones ni por los sindicatos y trabajadores, pero tampoco por la patronal, por lo que lo calificó de “buena noticia”.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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