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Elogio a la microurbanización

El alcalde Trias se refugia en las pequeñas obras de barrio ante la crisis, el bloqueo presupuestario y la parálisis de sus proyectos paradigmáticos

Camilo S. Baquero
Aspecto de un inmueble remodelado en el Carmelo.
Aspecto de un inmueble remodelado en el Carmelo.aitor saéz

Una pilona, unos columpios donde antes había polvo, una capa de pintura sobre una pared en mal estado... Esas pequeñas acciones en los barrios, las llamadas microurbanizaciones, están muy en boga en Barcelona. “Acupuntura urbana”, le llaman. Y no es que antes no se hiciera, sino que ahora sorprende su inusitado énfasis. Obras como la rehabilitación de ocho pequeños solares que ayer presentó el Ayuntamiento —por una inversión de 580.000 euros— son el refugio y vitrina de la obra de un Gobierno que en el tema urbanístico ha sido cuando menos discreta. Una tesis que el Consistorio rechaza: estos trabajos, asegura un portavoz, se contemplaban desde el principio y en paralelo con las grandes intervenciones. El problema es que las segundas aún no llegan. El ecuador del mandato está a la esquina.

En el entorno del alcalde Xavier Trias (CiU) trabajan en el proceso de asumir que no habrá grandes cortes de cintas de inauguración en este mandado, aparte de la del Centro Cultural del Born. No es que usar la tijera y poner la placa sea el fin último de un Gobierno municipal, pero un equipo que desea repetir un periodo más al frente de las riendas de la capital catalana intuye la necesidad de tener un hito. El énfasis, dice el discurso oficial, es lo social. Pero se necesita un símbolo, un proyecto propio más allá de continuar con procesos abiertos por anteriores mandatos, como el cajón de las vías de Sants o La Sagrera. Pocos fueron los debates, por ejemplo, sobre si se tenía que tumbar el scalextric de la plaza de las Glòries, otra gran tarea de ciudad heredada. ¿Tener la ciudad patas arriba, con la consabida crisis de tráfico, da votos o los quita? Esta fue una de las preguntas. Se decidió continuar con las obras y asumir las consecuencias. Los vecinos respiraron.

Temas como el nuevo barrio del Blau@Ictínea, al lado del Morrot, o las 16 puertas de Collserola, que eran la impronta propia del nuevo urbanismo convergente para la ciudad, ya no tienen tanta fuerza. Trias no se cansa de echarle en cara al anterior bipartito de izquierdas que se gastó más de 100 millones de euros en el museo DHub. En teoría, el mismo argumento dejaría en la cuneta a sus grandes proyectos. Y el Partido Popular, socio de las inversiones que se realizarán este año, no apostará por nada que no esté pendiente.

“Es verdad que los niveles de inversión están limitados y esto condiciona muchas cosas, pero estas mejoras, junto con el Pla Buits —ceder locales vacíos a entidades de barrio— son ideas que vienen desde el principio del mandato, el camino combina ambas cosas”, sostiene el portavoz del Ayuntamiento.

“Buscamos trabajar con una lógica diferente a la que considera que para hacer urbanismo hay que invertir millones de euros”, explicó ayer el tercer teniente de alcalde, Antoni Vives (CiU), durante la presentación de las obras en el solar de la carretera de Horta y la calle Mühlberg, en el distrito de Horta-Guinardó, uno de los ocho sobre los que actuó el plan de Microurbanizaciones. La lista la completan una zona cercana al viaducto de Vallcarca y solares en Colonia Castells, la plaza Isop, la fábrica Cal’Alier, un anexo de la plaza de Sarrià y de la granja Ritz y Vallbona. “Obras así le mejoran la vida cotidiana a los barceloneses”, agregó Vives. Y tan es así que dos vecinos se acercaron para explicar, tras la rueda de prensa, que la nueva obra se embarra cuando llueve y llena de suciedad los bancos. La micropolítica.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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