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“Nadie entra en un club a poner dinero, se lo llevan”

El abogado José Antonio Bosch Valero ha dejado atrás los números rojos del la SAD Real Betis Balompié

El abogado José Antonio Bosch en su despacho, en Sevilla.
El abogado José Antonio Bosch en su despacho, en Sevilla. JULIÁN ROJAS

José Antonio Bosch Valero (Madrid, 1953) es un abogado de izquierdas (de los de verdad), que pasa un kilo del fútbol pero que, por orden judicial, quedó al timón de uno de los clubes más particulares del ya de por sí peculiar universo de este deporte. La juez Mercedes Alaya, instructora del caso Betis, le eligió en noviembre de 2010 para que gestionara el paquete mayoritario, propiedad de Manuel Ruiz de Lopera, de las acciones de la Sociedad Anónima Deportiva (SAD) Real Betis Balompié. Una decisión que ha beneficiado a la SAD, que ha dejado atrás los números rojos sin despeñarse deportivamente, y a la sociedad en general, que ha encontrado en Bosch un testigo cabal y honesto de lo que se cuece en un mundo acostumbrado a explicarse a golpes de pecho. El juego sigue sin hacerle tilín.

Pregunta. ¿Es verdad que el Betis es una manera de vivir?

Respuesta. Para los béticos sí. Yo siempre distingo el patrimonio espiritual del patrimonio material de la institución. Hay unos señores que son los dueños de la SAD, que son los propietarios del estadio, de la ciudad deportiva y de los jugadores... Pero luego hay un patrimonio espiritual que tiene una propiedad muchísimo más amplia y que está conformado por los recuerdos de los partidos, familiares y personales.

P. ¿Y eso es manejable?

Exposición pública y periodismo

  • La exposición pública es una de las cosas que peor lleva Bosch del mandato judicial: "Trabajas en una pecera, pierdes intimidad en el supermercado o la peluquería".
  • Tras un arranque en el que atendía a todos los medios de comunicación, el abogado se replegó, ¿resentido?: "El periodista de medios deportivos es bastante menos responsable y escrupuloso con la noticia que sus colegas de otras áreas".

R. Un club de fútbol es una fábrica de ilusiones. En el caso del Betis, lo más importante es que tiene mucho comprador, entre comillas, que quiere que le genere ilusión. En la medida de que eres capaz de generarla, esa clientela va a estar contigo.

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P. Y ahí está el intríngulis de su trabajo.

R. Tengo que ser escrupulosísimo en mi encargo de velar por el valor de las acciones que represento y eso es estrictamente económico. Pero como no consigas que vaya en paralelo con la parte vital, emocional, el negocio no funciona.

P. Economía, sentimientos… Pero el timón de un club como el Betis también da poder.

R. Yo no lo he notado (risas). No he notado si el poder se traduce en algo más que manejar un presupuesto de 45 millones de euros. La dirección de un club se puede utilizar para el enriquecimiento personal o como plataforma para mayor gloria y reconocimiento público. Pero, para los que venimos con un mandato judicial, sacar algo más que muchas horas de trabajo es complicado.

P. Sin embargo, hay tortas por estar ahí.

R. Mayoritariamente, y quiero salvar las excepciones, que las habrá, nadie entra en un club a poner dinero, sino que se lo llevan. Si no fuera así, el fútbol español no estaría como está. Los organismos reguladores han pasado de cualquier tipo de regulación y muchísimas directivas o se han enriquecido o se han dedicado a su proyección social.

P. Parece que hay gente que cree tener derecho a llevar las riendas del club por una supuesta condición de aristocracia bética.

R. Esto supone un problema para alguien como yo, que soy muy cuadriculado. Las SAD se gobiernan por mayorías de capital y yo lo que tengo que hacer es aplicar las leyes. Luego, hay muchísima gente que se cree con muchísimo derecho. Y eso está muy bien, pero no está contemplado por la ley. Al consejo, se entra a través de la junta general y con participación de capital.

P. ¿Cómo le dice un hombre cuadriculado a los hinchas que no se puede fichar porque la prioridad es pagar las deudas?

R. Lo que pasa es que el fútbol ha sido muy poco exigente con el origen del dinero o el destino del gasto. En muchas ocasiones, se ficha con el dinero de todos los españoles. Yo no ingreso las retenciones del IRPF y, con esos millones, ficho a un jugador. Como al resto del país, al fútbol hay que llevar cordura, honestidad y transparencia. El fútbol no puede funcionar con reglas distintas. ¿Qué es lo que le ha diferenciado? Pues que el fútbol es un bálsamo social por lo que se le han consentido desde la Administración determinadas actitudes porque, a cambio, es un pacificador social, un narcótico social, como quiera definirse.

P. ¿Está aprovechado el potencial del fútbol?

R. Nosotros entendemos que no. Uno de nuestros mayores esfuerzos es el del compromiso social corporativo y la educación en valores de la cantera. El fútbol tiene una responsabilidad tremenda. Hay campo para hacer grandes cosas, como, por ejemplo, la lucha contra la marginalidad, sin la necesidad de gastar dinero.

P. Usted tuvo un pleito con el Colegio de Abogados para que la Inmaculada dejara de ser su patrona. ¿Cómo se lleva con el Gran Poder?

R. La imagen del Gran Poder, por respeto al Gran Poder y a aquellos béticos que tienen otros iconos u otras sensibilidades, se retiró del palco. El Betis no está unido a ninguna imagen sevillana y respeta a todas. Además, llamamos a que haya béticos católicos, musulmanes…

P. La prolongación de las medidas cautelares adoptadas por la juez Mercedes Alaya contra el expresidente del club Manuel Ruiz de Lopera parece difícil de tolerar, jurídicamente hablando.

R. Jurídicamente hablando, entiendo que es injusto cualquier proceso que se alargue más allá de lo necesario. No me rechina tanto la medida cautelar como la prolongación del proceso. Pero la justicia española es lenta.

P. Pero tampoco es un caso tan complicado, ¿no?

R. No lo parece. La baja de la juez ha retrasado el desarrollo del proceso.

P. El fiscal ha pedido que se levanten las medidas cautelares contra Lopera. El club, todo lo contrario.

R. No me voy a quitar la responsabilidad de lo que haga nuestro abogado, pero tengo que decir que trabaja a su libre albedrío, como cualquier trabajador de la entidad. El deseo del club es que se acorten los tiempos del procedimiento en cuanto sea posible. Pero, en este momento, no entendemos que tenga sentido que cambie la situación cautelar, porque no ha cambiado nada desde que se dictaron las medidas. Bueno, sí; hemos revalorizado el club en millones de euros.

P. ¿Cuándo lo deja?

R. Es un problema. Cuando uno cobra regularmente, renunciar a ese salario es algo digno. Cuando no cobras, como es mi caso en estos momentos, hay dos lecturas: lo está haciendo mal o está hasta la coronilla. Claro, el estar hasta la coronilla no se vende bien. Me gustaría que igual que entré por una resolución judicial, saliera por otra resolución judicial. Por eso defiendo un proceso judicial rápido (risas).

P. ¿Utilizan los gobiernos el fútbol para domar a la población en épocas tan duras como la que estamos viviendo?

R. Si no fuera así, me cuesta mucho trabajo entender por qué sigue existiendo fútbol en abierto en televisión, porque negocio no es. Los que somos un poco mayores recordamos cómo determinados partidos coincidían con convocatorias de huelga y reivindicaciones de libertad. No es algo novedoso.

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