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flamenco

Aplauso al guitarra discreto

Los Habichuela, Rosario y Rancapino homenajean a Enrique Escudero, acompañante clásico

Una imagen de un joven Enrique Escudero a la guitarra.
Una imagen de un joven Enrique Escudero a la guitarra.

“En los años setenta los flamencos eran como estrellas de cine”, recuerda Joselín Vargas: “Después de tocar en el tablao de Torres Bermejas mi padre y los demás se reunían todos en la cafetería de enfrente y a ver quién tenía los gemelos y el traje más bonito”. Joselín es percusionista y en el flamenco de hoy se le conoce por las canciones que ha compuesto para Rosario o Niña Pastori; también por ser hijo de Enrique Escudero, el Tío Enrique, uno de esos personajes tan apreciados por los músicos como desconocidos para el gran público.

Muchos de los artistas a los que acompañó Enrique a lo largo de su carrera se desvanecieron al estilo de las estrellas fugaces, como lo hizo Bambino, el que vestía siempre los trajes más elegantes. Otros disfrutaron de la categoría de leyendas hasta su último suspiro, caso de Lola Flores. Escudero (Alcoy, 1938) es de otra estirpe. Tocaor discreto, concentrado en clavar los tiempos y en escuchar al cantaor o el bailaor más que en brillar en sus falsetas, entre los flamencos cosechó un gran crédito. Hasta que en 2007 sufrió un ictus que le paralizó la mano izquierda, una pierna y un ojo. “Desde entonces no toca, pero de cabeza va muy bien”, sonríe resignado Joselín en una butaca del Nuevo Teatro Apolo, donde el lunes se celebrará un homenaje al músico: “Se ganó bien la vida para sacar adelante a cuatro hijos, pero ya no puede trabajar”.

Flamenco tradicional y fusión

  • 25 músicos participan en el homenaje. La primera parte será de corte más clásico y la segunda, de flamenco fusión.
  • Rosario y Lolita Flores son dos de los grandes reclamos de la noche.
  • Junto a ellas, estarán Rancapino, Juan y Pepe Habichuela, Ramón el Portugués, los Carmona, El Negri y Zenet.

Ese es el mal de muchos artistas del género. Los tablaos no dejan grandes jubilaciones. “Y como pasa muy a menudo, los flamencos tenemos consciencia de que hay que ayudarse y apoyar a los mayores”, contaba Antonio Carmona en la presentación del homenaje, en el que participarán desde Rancapino a Rosario y Lolita Flores, Juan y Pepe Habichuela, El Negri y Toni Zenet.

La relación con los Habichuela marcó la trayectoria de Escudero. Aunque él ya tocaba la guitarra, fue cuando su prima Matilde, que vivía con él desde niño, se casó con Juan Carmona que empezó a adentrarse en el circuito madrileño. Con 18 años comenzó a tocar en tablaos con el tronío del Café de Chinitas, los Canastos, la Venta del Gato y Arco de Cuchilleros. Allí coincidió con Manzanita o los Chichos, José Mercé o Enrique Morente, y aprendió escuchando las guitarras de Manolo Sanlúcar y Enrique Melchor. Los músicos tocaban furiosamente toda la noche, yendo de un trablao al otro y terminaban a las cinco de la mañana relajándose con un potaje y las corbatas desanudadas en alguna cocina. Pronto el bailaor El Güito comenzó a llevarse al joven Escudero de gira con él por destinos tan exóticos como Egipto. Y después de las pirámides vinieron el lejano oriente y la Scala de Milan en el arranque de la internacionalización flamenca. Escudero acompañó a Lola Flores, Antonio Gades, Manuela Vargas, Farruco, Fernanda y Bernarda de Utrera, Rancapino... Todos fieles de un guitarrista contenido, acostumbrado a dialogar con la voz, y famoso por su buen humor. “Ahora con lo del ictus dice que se ha quedado con cara de un cocinero de barco pirata”, ríe Joselín.

El lunes podrá saludar a muchos de los artistas que acompañó y a otros más jóvenes que le admiran por sus grabaciones, como es el caso de Zenet, que aseguraba ayer en la presentación del homenaje que le recuerda especialmente por su etapa con Bambino. Todos coincidían en una cosa: en que los mayores tienen que recibir reconocimiento en vida, sin esperar a que se conviertan en material para la memoria. Por una noche, Escudero será el que se lleve los aplausos, y no el señor que toca al fondo para que los demás canten a gusto.

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Homenaje a Enrique Escudero. Teatro Nuevo Apolo. Lunes 14, a las 21.00. Desde 20 euros.

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