Un capitán con su propia escultura

El capitán Jesús Rubio se mostraba esta mañana sonriente, a la par que un poco sobrepasado por tanto protagonismo. Este mando de la Guardia Civil, con 37 años de servicio en el cuerpo, puede presumir de ser uno de los pocos, por no decir el único, que posee una escultura hecha en vida y en una comandancia. Un empresario que trabaja con el instituto armado ha donado la obra y ha querido que sea el propio Rubio el que posara con el tradicional uniforme de los guardias, mosquetón y capa incluidos.

La idea partió del empresario Pedro Romero que trabaja habitualmente con la Guardia Civil. Este propuso que fuera el propio capitán, amigo personal del donante, el que posara para el escultor Jorge Muñoz. El artista ha destacado que el mando del insituto armado "se ha portado fenomenalmente" y que solo han necesitados cinco o seis sesiones para sacar el molde y después hacer la fundición de la obra. "Queríamos recoger ante todo la sensación de familiaridad y de cercanía con el cuerpo", ha relatado el artista.

El verdadero protagonista de la mañana ha sido el capitán, que ha posado junto con el director general de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa, durante la inauguración. "El escultor me dijo que le tenía que poner cara a la obra y mi amigo [Pedro Romero] insistió en que fuera yo. Realmente el que se lo currado bien ha sido el autor", ha dicho de forma modesta, como acostumbra, el capitán Rubio. "Lo que quiere reflejar la escultura es el sacrificio de los guardias civiles, que viene reflejado de cuando trabajábamos con capa y mosquetón", ha añadido.

Rubio, de 62 años, ingresó en la Guardia Civil en 1975. Fue destinado al País Vasco "en una época muy dura, donde casi había un muerto al día". Cuatro años más tarde fue destinado a la Comandancia de Madrid, donde ya ha desarrollado toda su labor profesional.

Gran investigador, ha dedicado gran parte de su carrera a Policía Judicial, en especial a investigar homicidios y delitos contra las personas. Entre los casos famosos que le tocó investigar está el llamado Asesino de la Baraja, Alfredo Galán, en 2003,  o el de Eva Blanco, ocurrido en Algete en 1997. Lo ha hecho hasta hace unos meses, cuando pasó a segunda actividad (prejubilación) con destino. Ahora trabaja a las órdenes del coronel responsable de la Comandancia de Madrid.