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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Resistir, pero también competir y liderar

Sin innovación, nuestras empresas no tienen futuro

La crisis, todos lo sabemos, tiene sus nombres y apellidos. Y quien la vive en primera persona y su entorno, saben mejor que nadie lo que se sufre. Cuando el actual Gobierno vasco empezó su labor en 2009 lo tuvo claro desde el principio: lo primero era aguantar los embates de la crisis. Y por eso el Departamento de Industria, Innovación, Comercio y Turismo ideó la primera de sus estrategias con una denominación que se explica por sí sola: Resiste. Una palabra que no ha quedado hueca.

En estos tres años se ha ayudado a que no sean engullidos por la crisis más de 45.750 empleos, repartidos en 893 sociedades vascas. Todas ellas se han acogido a las ayudas del Gobierno para reestructurar sus pasivos, que suman casi 4.916 millones. Además, se han concedido 267 millones en avales para que empresas que tenían pedidos y contratos (pero no financiación para llevarlos a cabo) pudieran sacarlos adelante. En total, 43 empresas se han beneficiado y con ellas más de 28.000 trabajadores. Son personas con nombres y apellidos que ahora mantienen su empleo por su esfuerzo, el de sus empresarios y la implicación de la Administración vasca.

Pero no vale solo con aguantar, hay que seguir compitiendo. Aquí aparece la segunda estrategia: Compite. Se trata de potenciar la innovación tecnológica, que es en lo que los vascos podemos ser líderes en los negocios y podamos estar preparados para competir en el ámbito de los países más avanzados. Las cifras son más claras que cualquier reflexión filosófica: se han dedicado más de 670 millones en estos más de tres años a programas como Etorgai, Etortek, Gaitek, Emaitek, Saiotek o Ikertu. Cada uno tiene un destino distinto, pero bajo un denominador común: el apoyo a la I+D.

Sin innovación, nuestras empresas no tienen futuro. Por primera vez, Euskadi ha alcanzado la media de la UE-15 en el gasto en I+D y ya se destina el 2,08 % del PIB vasco. Por comparar, digamos que en 2008, el porcentaje era del 1,64%. El Gobierno ha predicado con el ejemplo en su apuesta por la innovación tecnológica y seis de cada 10 euros del presupuesto de este año de Industria se dedican a la 3I+D: la I+D+i unida a la internacionalización, que tienen una partida de 230 millones.

Además de resistir y competir, los vascos tenemos que liderar y potenciar proyectos singulares que sirvan para estar en la vanguardia a nivel internacional. Es la tercera estrategia de este Gobierno: Lidera. Y los proyectos tienen nombres y apellidos. Son el vehículo eléctrico, por el que se ha apostado con firmeza al apoyar el desarrollo de la primera furgoneta eléctrica en serie del mercado, en Mercedes Vitoria, y con la puesta en marcha con Repsol de la primera empresa para crear una red de recarga de vehículos eléctricos. Ya hay 125 puntos por toda Euskadi, incluido el primero de España de carga rápida. Y tenemos el proyecto de las redes eléctricas inteligentes, que simplificando es convertir en digitales los contadores de electricidad actuales, que permite ahorrar al consumidor y reducir las averías al suministrador. Son 60 millones de euros para cambiar 230.000 contadores en Bizkaia.

Quisiera detenerme en estos dos proyectos para remarcar otro aspecto importante y fundamental para empujar nuestra economía. Es la colaboración público-privada. Con Iberdrola y Repsol, dos multinacionales que no necesitan presentación, el Gobierno ha logrado acuerdos para impulsar negocios de futuro con esa máxima del consejero Bernabé Unda: ayudar a quien se implica y también se arriesga. Las subvenciones y las aportaciones económicas públicas de cualquier tipo no se regalan, sino que requieren proyectos serios y viables.

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Pero hay más proyectos Lidera, como la banda ancha ultrarrápida, plasmado en la firma de un protocolo con las cuatro principales operadoras (Euskaltel, Orange, Telefónica y Vodafone) que adelantará en tres años el despliegue de las redes de nueva generación y del 4G de móviles. De nuevo colaboración público-privada. O los proyectos derivados del gas, con el primer hub de España en Bilbao y el proyecto para investigar la viabilidad del yacimiento de Álava.

Todo este trabajo tiene su guía en un documento, el Plan de Competitividad Empresarial 2010-2013, que prevé movilizar casi 12.000 millones entre aportaciones públicas y privadas. Su objetivo final es potenciar la internacionalización de las empresas vascas, la innovación y la sostenibilidad, esta última como oportunidad real de negocio. Este ambicioso programa no persigue modificar el tejido productivo, como ocurrió en los 80 con la reconversión industrial, sino implantar cambios en las compañías ya existentes. Por eso, las protagonistas son las empresas y lo que se busca es impulsar el espíritu emprendedor, la cooperación, la calidad o la apertura al exterior.

Cuenta con acciones puntuales e indicadores que las van a medir. Establece los desafíos a los que nos enfrentamos y cómo superarlos. Y, como las circunstancias cambian, recoge un mecanismo de evaluación anual que permite una adaptación permanente al cambio. Decidir, actuar, evaluar, corregir y volver a actuar. El plan ya ha comenzado su recorrido y ya está haciendo de Euskadi una sociedad mejor y más competitiva. En la Euskadi actual hay que seguir resistiendo, compitiendo y liderando.

Javier Martínez es portavoz del PSE en la Comisión de Industria del Parlamento.

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