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OPINIÓN
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La clave está en exportar

Por desgracia, el modelo de Inditex no es hoy extrapolable ni a Galicia ni a España

España y Galicia ya llevan cuatro años en crisis pero, lejos de hablar de la salida de la recesión, el debate se centra en el deterioro del país, ahora en cifras de rescate, lo cual resulta preocupante. ¿Acaso no hay salida? Tiene que haberla. ¿Entonces saldrán España y Galicia de la crisis? Sí, quizá en 2014 o 2015, pero lo harán despacio, con una tasa de desempleo elevada y una paulatina reducción salarial, salvo en sectores competitivos y/o internacionalizados, de lo cual Inditex sería un buen paradigma. De hecho, la matriz de Zara continúa con su plan de expansión y crecimiento global, como explicó su presidente, Pablo Isla, en su junta de accionistas en A Coruña.

Por desgracia, el modelo de Inditex no es hoy extrapolable ni a Galicia ni a España; por eso el propio presidente Rajoy ya asumió en el Congreso que esta segunda recesión —la primera fue en 2009, cuando el PIB cayó casi un 4%— continuará en 2013, aunque con una rebaja de la producción menor que en 2012. En definitiva, al pronosticar una caída del PIB del -0,5% en 2013, el Gobierno asume que esta recesión durará dos años. ¿La solución? Según el Ejecutivo, la salida se llama euro y Unión Europea, donde se construye lentamente un espacio común mediante cesiones sucesivas de soberanía de sus Estados, con España a la cabeza de los europeístas, por pura necesidad. En cuanto al euro, no es posible una unión monetaria con políticas fiscales y económicas divergentes, que habrá que ir aunando. Digamos que la salida a medio plazo pasa por recuperar el crecimiento y que a corto se hace indispensable la intervención del Banco Central Europeo o el rescate.

¿Qué debería pasar en Europa? Al menos, tres cosas: una, que se apliquen cuanto antes las medidas financieras, empezando por la recapitalización de bancos como Novagalicia; dos, que bajen los tipos de interés, de modo que España pueda financiarse en los mercados, y tres, que se vaya devaluando el euro, hasta niveles de 1,15 o incluso 1,10 con respecto al dólar. En ese caso, tanto Europa como España podrían recuperarse exportando más, no solo a EE UU, sino a los países del área dólar. La salida vendrá del exterior y terminará por brotar en el interior, cuyo mercado está bajo mínimos.

Pero no solo la Europa de Merkel debe reconstruir sus instituciones y la confianza. La España de Rajoy y la Galicia de Feijóo, también. Su salida estará en tres grandes vectores: el primero, producir más y exportar más, porque hay que rellenar el hueco que dejó la construcción; el segundo, reducir el endeudamiento público y privado con la ayuda financiera de Alemania, que, si quiere, tiene margen para ello, y el tercero, fortalecer la democracia, que no funciona como se dice que funciona ni tampoco como debería funcionar. Y esto también es clave para la economía, porque permite sortear la corrupción, aligerar gastos superfluos (coches oficiales, tarjetas, asesores…) y prescindir de administraciones obsoletas. Pero, en cualquier caso, si no aumenta el PIB solo cabe esperar más paro y menos consumo.

¿Y saldrá Galicia de la crisis? Sí, al ritmo de España, aunque algo mejor, a poco que se esfuerce. La crisis financiera y fiscal dificulta ciertas cosas, pero no debe impedir actuar en los sectores productivos, cuyo reto es su modernización e internacionalización. Algunas de estas tareas llevarán años, como la explotación racional del monte, pero otras se pueden conseguir si hay incentivos fiscales a la exportación. Sorprende en ese sentido que se eliminen las desgravaciones a la compra de vivienda y no se asignen, tanto desde el Gobierno como desde la Xunta, incentivos a los emprendedores capaces de exportar y crear empleo.

Galicia también debe arreglar sus cuentas públicas —en esto Feijóo lleva ventaja— y reducir su desmesurado endeudamiento privado, del mismo modo que el resto de España. Pero será difícil hacerlo si no se reajustan los costes y los precios, teoría que no es de ningún neoliberal, sino del premio Nobel Paul Krugman, quien la plantea con toda su crudeza en su libro Acabad ya con esta crisis. Sin margen para devaluar, solo queda la devaluación interna, es decir, salarios más bajos. Traducido: con la política de Rajoy toca ganar menos y pagar más al Estado, con menos servicios públicos. Es durísimo escribirlo, pero es lo que hay. @J_L_Gomez

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