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CRÍTICA POP | SUPERSUBMARINA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Buscadores de canciones

El quinteto jiennense presenta su nuevo disco con un llenazo en la sala But

A la caza del fenómeno generacional, de un grupo que simbolice a todos esos chavales que explican el mundo en 140 caracteres y afrontan un futuro canalla, muchas miradas parecen dirigirse a estos cinco chavales de Baeza que ayer lograron un lleno claustrofóbico en la sala But. El meritorio segundo disco de Supersubmarina, Santacruz, llevaba un día en las tiendas y casi nadie había interiorizado sus estribillos. Pero esa chavalería sanota que coreaba a voz en cuello las piezas más consolidadas (Ola de calor, XXI, Ana) abrazó de buen grado el nuevo repertorio, once temas que apuntalan ese melodrama ligero, llevadero, que caracteriza el ideario de nuestros bisoños jiennenses.

A José Chino y sus compinches debemos reconocerles su mérito como buscadores de canciones, como unos tipos que intentan aplicar un criterio propio y encontrar su voz. A los veintipocos no siempre se acierta con la tecla adecuada, claro, pero suman ya un puñado de piezas muy meritorias, más allá de ciertas reminiscencias a Vetusta Morla, Héroes del Silencio y hasta Franz Ferdinand. La muchachada no tardará en aprenderse la intensa Canción de guerra, la solemne Tu saeta (magnífica prolongación del espíritu de LN Granada) o ese precioso medio tiempo que se titula De las dudas infinitas. Todas ellas abordan de alguna manera el eterno conflicto de los amores rotos, lo que garantiza la vigencia de sus versos en carpetas y guasaps intempestivos.

Puede que Chino aún necesite ganar en carisma; algo hierático y huidizo al principio, tarda en aprovechar el inmenso capital de una sala predispuesta a rendirse a sus pies. Es dueño de una bonita voz aguda, aunque algo difuminada (irritante tradición indie) en la mezcla. Y en ocasiones le falta ese pellizco trágico que parecen demandar músicas y letras. Pero que nadie se extrañe si estos chavales terminan brindándonos grandes noches de bochinche.

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