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energía

El CES alerta de que la descoordinación institucional frena las renovables

El Consejo estima en 1.500 millones de euros las inversiones necesarias en Euskadi hasta 2020

El País

Las energías renovables cuentan con un potencial “muy significativo” en Euskadi, pero su desarrollo se enfrenta principalmente a dos barreras: la descoordinación institucional y la oposición social a instalaciones como los parques eólicos. Esta es una de las conclusiones más destacadas del estudio El desarrollo de las energías renovables en la Comunidad Autónoma del País Vasco, elaborado por el Consejo Económico y Social (CES) y presentado ayer en Bilbao por su presidente, Juan María Otaegui, y su responsable de estudios, Arantza López de Muniain.

Otaegui recalcó que desarrollar las energías renovables tendrá un efecto tractor en el conjunto de la actividad económica y en el empleo. Eso sí, las inversiones que sería necesario afrontar en Euskadi para aprovechar el potencial de las renovables y que alcanzasen un porcentaje del consumo energético del 14% ascienden a 1.500 millones de euros hasta 2020.

Esas inversiones permitirían crear un total de 8.300 empleos directos, especialmente en el sector eólico, de los que 800 serían estables. Para el año 2050 podrían crearse más de 33.000 puestos de trabajo, de los que 3.000 serían permanentes.

Actualmente, el sector de renovables vasco factura 2.887 millones de euros y el empleo directo en la comunidad autónoma asciende a 9.271 puestos, el 13,2% del total del sector en España.

Polémica eólica

Otaegui explicó que el aprovechamiento del potencial existente debe sustentarse en una primera fase —hasta el año 2020— en energías renovables “maduras” como las térmicas y la eólica, cuyas instalaciones suscitan rechazo social.

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El presidente del CES reconoció que la colocación de molinos para aprovchar esta última supone “una agresión a la naturaleza”, pero resulta “infinitamente menor que el daño que puede suponer el cambio climático”, que se agravará si se mantiene la dependencia de los combustibles fósiles.

El CES apuesta por centrarse en ambas hasta el final de esta década, al tiempo que se sigue desarrollando la tecnología necesaria para el despliegue de la fotovoltaica y, especialmente, de las marinas, tanto el aporvechamiento de la energía de las olas como de la eólica marina, todas ellas con tecnologías todavía incipientes, pero que irán ganando peso en los próximos años.

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