Los funcionarios de la Hacienda de Irún extrañan las prácticas de Bravo
Ordenó crear deudas falsas sin avisar de que era un experimento
La Audiencia de Gipuzkoa sigue sumando testimonios que ponen en tela de juicio las prácticas de las que está acusado el exdirector de la Hacienda de Irún, José María Bravo, por el presunto fraude cometido en esta oficina tributaria entre 1990 y 2004. Los funcionarios que estaban en esos años a las órdenes de Bravo describieron ante el tribunal un funcionamiento interno muy distinto del modus operandi que supuestamente llevaba a cabo el responsable de la agencia tributaria.
Un empleado con 30 años de carrera en Hacienda aseguró que todo este tiempo no ha conocido nunca quitas ni rebajas de deudas, ni que se produjeran descuadres en los pagos, como sí ocurría, en cambio, con expedientes tramitados por Bravo. También confirmó que en Irún dejaron de recibirse pagos en metálico a partir de 2000, porque ese año se eliminó la caja y todos los ingresos había que hacerlos en una cuenta bancaria.
Este testigo afirmó que Bravo le ordenó en una ocasión emitir un expediente de derivación de un contribuyente sin avisarle de que las deudas eran ficticias porque estaba haciendo “un experimento”. El principal imputado le dio un “pantallazo” con los datos falseados del contribuyente con anotaciones de “su puño y letra”. El testigo dijo que si hubiera sabido que el expediente no era real “no lo habría hecho”.
En esta misma sesión del juicio, el que fuera cajero en la oficina de Irún hasta el año 2000 manifestó que él no tuvo descuadres en la caja, aunque en dos ocasiones Bravo le dijo que no imputara unas cantidades a la cuenta porque iba a llevarlas directamente a la caja contable de San Sebastián.
Otra empleada, y a la vez copropietaria de la inmobiliaria de José María Bravo, aseguró que desconocía las cuantiosas ganancias que generaba este negocio, del que ella sólo obtenía una renta por el alquiler.
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