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el Congreso del PP vasco

El PP defiende un acuerdo global para sacar el euskera de la lucha política

Javier Rivas

En marzo de 2010, una organización del PP —la guipuzcoana— presentaba por vez primera en la historia del partido una ponencia oficial en euskera. Reforzar su imagen más vasquista y potenciar entre sus dirigentes el uso público del euskera ha sido uno de los puntos, sobre todo en estos dos últimos años, en que el PP ha basado su giro al centrismo y la moderación en la comunidad autónoma. En este espíritu profundiza ahora la ponencia cultural que la presidenta del Parlamento, Arantza Quiroga, ha redactado para el congreso del PP vasco de los próximos 12 y 13 de mayo.

“Debemos trabajar todas las formaciones por un acuerdo para que el euskera quede al margen de la lucha política. El PP vasco defiende el euskera y el castellano sin imposiciones”, reza el texto en uno de sus 50 apartados. Plantear ese tipo de acuerdo, que en la ponencia queda someramente esbozado en esos términos, va un paso más allá en la política euskaltzale con que el partido ha querido sacudirse la “injusta” —insisten sus dirigentes— acusación de que se situaba frente al idioma cooficial.

Antonio Basagoiti, quien últimamente usa cada vez en mayor medida el euskera en sus intervenciones públicas, ya apuntaba en esa línea en su intervención a comienzos de marzo pasado en un acto conjunto de la fundación del partido y Euskaltzaindia: “En el euskera debemos vernos reflejados todos los vascos”.

Enseñanza confesional

El texto dedica su mayor número de apartados a la educación, ratificando una de las principales claves de la política del PP en esta materia: la defensa de la libertad de elección de los padres. “Creemos indispensable otorgar la máxima capacidad de decisión a los padres con respecto a la elección del modelo lingüístico y la formación religiosa” de sus hijos, apunta.

Quiroga defiende de forma explícita la enseñanza confesional y argumenta que el carácter aconfesional del Estado “no quiere decir que exista un mandato de marginación de la religión en la cultura, menos aún en la educación”.

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La ponencia se completa con un apartado sobre arte y creación cultural en el que Quiroga defiende adaptar la legislación tributaria “para atraer más recursos al arte”, incentivando fiscalmente el mecenazgo cultural. “Podemos y debemos hacer uso de nuestra autonomía fiscal para tal fin”, abunda.

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Sobre la firma

Javier Rivas
Forma parte del equipo de Opinión, tras ser Redactor Jefe de la Unidad de Edición y responsable de Cierre. Ha desarrollado toda su carrera profesional en EL PAÍS, donde ha trabajado en las secciones de Nacional y Mesa de Cierre y en las delegaciones de Andalucía y País Vasco.

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