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La UTE de la autovía de la Costa da Morte frena la obra y despide personal

La concesionaria niega problemas de financiación y dice que va “muy adelantada”

Feijóo, acompañado del conselleiro de Infraestruturas.
Feijóo, acompañado del conselleiro de Infraestruturas.

La primera experiencia de contrato público-privado para la financiación de una gran infraestructura en Galicia está cuestionada. La autovía de la Costa da Morte que unirá Carballo con Berdoias (Vimianzo), principal promesa del Plan Galicia —aprobado tras la catástrofe del Prestige, en 2002—, acaba de ser paralizada. La empresa llama a la calma y asegura que está cumpliendo los plazos. Sostiene que hasta el momento ha ejecutado entre el 20 y 25% de la obra.

La UTE (Unión Temporal de Empresas) presidida por Copasa, despidió el jueves a los trabajadores externos y retiró las máquinas. Ayer, portavoces del BNG de los municipios afectados, encabezados por el parlamentario Carlos Aymerich, aseguraron que la paralización obedece a “problemas de financiación” de la UTE que intenta negociar el crédito necesario para continuar la infraestructura, 42 kilómetros de autovía.

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La empresa niega “de momento” las dificultades de financiación, garantiza que acabará la obra en plazo y asegura que no se trata de una paralización de la obra, sino solo de “una concentración en un tramo”. Un portavoz de Copasa justificó a este diario el parón destacando que la bonanza climatológica del invierno permitió “adelantar mucho” los trabajos con lo que la empresa “puede permitirse tener picos de mayor y menor actividad”. El mismo argumento que mantiene la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestruturas que ha asegurado que es la propia empresa la que “marca los tiempos de ejecución de la obra” siempre y cuando cumpla los plazos previstos.

La promesa principal del Plan Galicia sufre su tercer parón

Los trabajos, que comenzaron el pasado agosto tras años de demoras, deberán estar finalizadas en el segundo semestre de 2013. La concesionaria tiene,que cerrar la financiación para afrontar una segunda fase con lo que, según el BNG, estaría ajustando en este momento su ejecución a los fondos de los que dispone. La Xunta solo abonará su parte correspondiente cuanto las obras estén finalizadas.

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La situación reproduce prácticamente la de hace tres años, cuando la adjudicataria inicial tuvo problemas de financiación y la Xunta se negó a renegociar las condiciones para poder ejecutar las obras. Ni siquiera empezaron. La Consellería le rescindió el contrato y sacó la obra a concurso por tercera vez. La adjudicó por 745 millones de euros con una concesión de 25 años.

La paralización estaba anunciada. Tanto socialistas como nacionalistas llevan semanas advirtiendo de la disminución del ritmo del trabajo de los últimos días y aventurando lo peor. El BNG, que alertó de la situación antes de Semana Santa, teme por la finalización de la autovía “tan importante para la comarca” por más que el portavoz de la empresa asegure que habrá picos de mayor actividad en otros momentos.

Aymerich y los portavoces comarcales del BNG están convencidos de la dificultad de la concesionaria para encontrar financiación y aseguran que hasta el momento trabajó con recursos propios, ya agotados.

Socialistas y nacionalistas han empezado a presentar iniciativas en el Parlamento para que la Xunta garantice la financiación necesaria para la continuidad de las obras.

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