“Del comercio de toda la vida ya quedamos muy pocos”
ÁNGEL / Pescadero
Ángel lleva en su pescadería tantos años como la finca que se asienta encima de ella. “Desde los setenta”, cuenta mientras guarda el género en la cámara, a punto de cerrar por hoy. La tienda está enclavada en el Turó de la Peira, en Nou Barris, uno de los barrios más humildes de la ciudad. Su mujer y su hija se afanan en retirar el hielo del mostrador. “Esto ha cambiado mucho”, masculla Ángel. “Del comercio de siempre quedamos muy pocos. Cada vez que cierra alguno, o no abre o lo cogen inmigrantes y montan otra cosa. Y el problema es que se mezclan poco”. La mayoría van solo a bares de sus compatriotas y no a los de toda la vida, opina. Un joven latinoamericano se asoma a la tienda y saluda a toda la familia. “También hay gente maravillosa, como este chico”, sonríe Ángel. Sale a la calle y mira el barrio. “Aquí se hacían unas verbenas espléndidas por Sant Joan. Ahora por la noche siempre hay jaleos y falta seguridad”, lamenta.