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Qué se puede enseñar a los niños en casa y qué cosas aprenden solo en el colegio

Trasladar el aula a casa no es tan fácil como encender un ordenador, y los padres no se convierten en profesores por arte de magia. ¿Cómo avanzarán nuestros hijos si los mandamos a casa?

Los nuevos modelos proponen más autonomía mediante clases digitales, pero no son para todos los públicos.
Los nuevos modelos proponen más autonomía mediante clases digitales, pero no son para todos los públicos.FRANCESCO CARTA (Getty Images)
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El curso pasado no acabó bien, y la incertidumbre marca el inicio del nuevo. Mientras los menores preparan la vuelta al colegio, sus padres no olvidan que pueden tener que cambiar las aulas por el salón de la casa en cualquier momento. El ordenador, si es que se dispone de uno, está preparado. No tanto los progenitores, que, con la experiencia de la primavera pasada, saben que es fácil verse sobrepasados. Algunos de ellos siguen dándole vueltas a una cuestión básica para sacar más rendimiento al ’telecole’ del que obtuvieron el curso pasado: ¿qué se puede enseñar en casa y en qué materias es permisible insistir menos?

¿Qué hace un padre ‘de letras’ con un juego de policubos?

Partamos de que los padres no tienen la obligación de escolarizar a los niños hasta que cumplen 6 años. O sea, que hay formas de que asimilen los contenidos de Educación Infantil sin acudir al colegio. Prosigamos recordando que, incluso cuando los niños sí van a clase, la familia es fundamental en esta etapa. No hace falta confinarse para que los padres enseñen en casa a contar aprovechando los objetos del hogar, a identificar formas geométricas con objetos como relojes, cuadros o jarrones. Mar Martínez, directora de Ellaluna American School, apunta que a estas edades (hasta los 6 años) los niños también pueden aprender a medir empleando su propio cuerpo, “incluso a sumar y a restar de forma sencilla, siempre con materiales que puedan manipular”. También es normal comenzar a leer en familia: “Es algo que se hace desde que nacen. El ritmo y la entonación son el primer acercamiento a la lectura desde casa”. Y todo padre recuerda la primera palabra escrita de sus retoños: su nombre, en mayúsculas, es la norma.

Otra de las enseñanzas que los padres comparten con los colegios a estas edades es la del fomento de la autonomía. “Para desarrollar la motricidad fina en edades tempranas, pueden doblar la ropa, emparejar los calcetines… Y si saben ya escribir, pueden ayudar a redactar la lista de la compra...”, dice la pedagoga y psicopedagoga Saioa Salinas. Estas tareas favorecen el trabajo grupal, por eso en el aula suele haber un encargado, por ejemplo, de dar la luz y otro de cerrar la puerta.

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A qué edad está preparado un niño para quedarse solo en casa

Si bien depende de la madurez de los hijos, hay expertos que señalan una edad clave

La cosa se complica con el paso Primaria. Aparecen entonces las asignaturas, la enseñanza compartimentada por ramas de conocimiento, y, con ellas, los sudores de muchos progenitores; la tarea de los profesores no es fácil. “Todo se puede aprender desde casa, pero no del mismo modo, pues en muchas aulas se dispone de recursos con los que a los alumnos les cuesta muchísimo menos avanzar”. Por ejemplo, para aprender matemáticas en algunos colegios se emplean balanzas numéricas, contadores, monedas, series numéricas o cubos. Dale un juego de policubos a un padre que, durante su infancia, no hizo otra cosa que aprender el temario de memoria... que busque ayuda en Internet es inevitable.

Y una solución válida para empujar el avance en ciertos contenidos. “Algunas materias, como las ciencias naturales, las ciencias de la salud y el conocimiento del cuerpo se pueden aprender fácilmente en Primaria a través de aplicaciones”, apunta la directora Mar Martínez. Pero lo digital no siempre es suficiente. “En las matemáticas ayudan un montón estos materiales y, por supuesto, la figura del profesor”, advierte la directora Mar Martínez. La figura del profesor, esa que tiene el potencial de inspirarte para el resto de tu vida o cerrarte un camino académico para siempre.

El profesor no solo es importante por la pasión que transmita hacia sus asignaturas, ni por su capacidad para abrir los ojos a los detalles que estimulan la curiosidad de cualquiera, ni por su indudable competencia. Un buen profesor es un motivador nato. Y si en la etapa de Infantil se da el primer paso en el camino de la autonomía, el de la motivación académica conviene comenzar a andarlo en Primaria. En la etapa posterior (y el resto de la vida), sigue siendo uno de los pilares para avanzar, pero las perspectivas cambian sustancialmente. Cada vez hay más cosas que pueden hacerse en casa, e incluso es bueno que así sea. Cada vez más cosas se hacen por la cuenta del alumno.

El profesor es importante, pero también progresar por uno mismo

Los alumnos de Secundaria sí pueden seguir los contenidos curriculares en línea, según modelos de enseñanza digital para estas edades como el flipped class, por el cual algunos profesores imparten la teoría de las clases a través de vídeos y luego proponen ejercicios prácticos. Las dudas se resuelven mediante conexiones en vivo: “Esto tiene una parte muy positiva cuando se puede realizar y es que los niños pueden ponerse las explicaciones todas las veces que quieran, lo que resulta de gran ayuda para aquellos que puedan tener un poco más de dificultad”, dice la pedagoga Salinas.

Los expertos ven con buenos ojos que, además, les hace desarrollar una organización propia, conforme al ritmo de cada uno, siempre de la mano del instituto o la escuela. “Una cosa muy positiva del aprendizaje ‘online’, que no se suele dar en la educación presencial, es la autonomía que fuerza a desarrollar. La educación ‘online’ necesita esa planificación, ese esfuerzo por parte del alumno para organizar y reflexionar sobre el propio aprendizaje”, afirma Martínez. También apunta que hay muchos aspectos negativos que se derivan de ella, asignaturas pendientes como la brecha digital. Y está claro que poner maquinaria en marcha la maquinaria no es sencillo, como comprobaron los profesores durante el pasado confinamiento.

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Fútbol en casa, muchos deberes y desorganización

Alumnos y profesores cuentan cómo han vivido el 'telecole', y la conclusión es clara: cada uno se ha adaptado como ha podido

Inés Represa es profesora de Secundaria en un instituto. Este periodo de prueba, dice, supuso un gran desgaste para los maestros, que tenían que tratar de compensar el escenario cambiante con más horas de trabajo y realizar verdaderos “trajes a medida” para cada alumno. En su caso, mitigó la distancia con videollamadas personalizadas. Represa es profesora de matemáticas, pero cuando se le pregunta qué materias resultan más complicadas de aprender desde casa su respuesta no se limita a esta disciplina: “Incluso las asignaturas que consideramos de memoria tienen una parte muy importante de razonamiento. Un alumno, por su cuenta, no va a aprender igual la historia que con un profesor. En matemáticas desde luego sucede esto, la guía de un profesor es básica, pero siempre todo aprendizaje requiere de un análisis”.

En casa y sin parar de moverse

No hay que menospreciar la importancia del ejercicio físico. “La Educación Física en la escuela cumple muchas funciones importantes para el desarrollo del niño, tanto a nivel cognitivo como motor. Pero yo destacaría la posibilidad que ofrece en el terreno emocional, pues es en el patio durante las clases donde los niños muestran sus emociones libremente, superan frustraciones, resuelven conflictos, empatizan y desarrollan sus habilidades sociales con las actividades planificadas por los maestros”, desarrolla el profesor Raúl Samperio, que tiene más de 20 años de experiencia en la materia.

Pero en casa también se puede hacer algo. Los maestros recomiendan que los niños de Infantil bailen canciones coreografiadas o hagan circuitos de psicomotricidad. Para los de Primaria, actividades como el yoga, el Zumba y los retos motores como los que fomentan plataformas como Instagram y Tik Tok. “También cualquier actividad individual que pueden realizar de forma segura en casa, como saltar a la comba, botar un balón, malabares… Depende del material que cada uno tenga en casa y de su imaginación”, afirma el profesor. Y un poco también de los vecinos de abajo.

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