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De Borges al “exorcismo contra la extrema derecha”: un puente cultural une Buenos Aires y Lisboa

La capital portuguesa es la ciudad invitada de la Feria del Libro de Buenos Aires. “Es preferible vivir en una democracia imperfecta que en una autocracia”, dice Lídia Jorge, estrella de la delegación lusa

Lidia Jorge, escritora portuguesa
Lidia Jorge en la Feria del Libro de Guadalajara, en México, en 2023.Roberto Antillón

“Nada o muy poco sé de mis mayores/ portugueses, los Borges: vaga gente/ que prosigue en mi carne, oscuramente”, arranca el poema que Jorge Luis Borges dedicó a sus antepasados paternos, oriundos de Moncorvo, un pueblo luso cercano a la frontera con España. Más de medio siglo después de que se publicasen estos versos del gran escritor argentino en su libro El hacedor, Argentina y Portugal son aún dos países desconocidos en orillas opuestas del Océano Atlántico. Este año, la presencia de Lisboa como ciudad invitada de honor en la Feria del Libro de Buenos Aires ha tendido un puente cultural entre ambas capitales y, a su vez, entre sus habitantes y sus lenguas.

“El mundo, hoy más que nunca, necesita estos cruces entre países, entre culturas, con la palabra escrita, la música y el arte”, dijo este jueves en Buenos Aires el alcalde de Lisboa, Carlos Moedas en el gran stand de la ciudad en la Feria. Moedas destacó el rol de la cultura en abrir mentes, derrocar miedos y crear vínculos. “En un mundo tan polarizado, en un mundo en guerra, la cultura es más importante aún”, afirmó en rueda de prensa. El alcalde lisboeta recordó que Portugal acaba de celebrar los 50 años de la Revolución de los Claveles y ensalzó el papel de los escritores para la libertad y la democracia.

Exorcismo contra “la extrema derecha”

La novelista Lídia Jorge, estrella de la delegación lusa y una de las candidatas al Premio Nobel, recuperó también la revolución con la que Portugal puso fin a una dictadura de 48 años. “Es preferible vivir en una democracia imperfecta que en una autocracia”, aseguró durante su presentación en la Feria Jorge. La autora, que vivió toda su infancia y juventud bajo el régimen militar luso, expresó su pesar porque muchos jóvenes desconozcan la historia y resten valor a la democracia. Aun así, sostuvo que la mayoría de los portugueses entiende la Revolución de los claveles “como un exorcismo contra la amenaza de la extrema derecha” que crece en Portugal y en el resto del mundo.

La escritora, de 77 años, instó a hablar de los momentos más oscuros de la historia a las nuevas generaciones. “No me quiero morir pensando que los jóvenes, mis sobrinos o mis nietas, van a ser seducidos por cosas que en el pasado causaron millones de muertos. No, no quiero no quiero morir con la idea de que no hablé lo suficiente”, dijo. Su emoción se contagió también al público, que respondió con un aplauso enorme.

Jorge se declara admiradora del argentino César Aira y recordó la tímida reacción del novelista cuando tiempo atrás se lo confesó en persona: “Mientras yo le decía que era maravilloso, él sólo bajó la mirada y no me respondió una sola palabra”.

Esta novelista portuguesa está unida a Argentina por una historia de abandono familiar: su padre emigró aquí cuando ella tenía cuatro años y nunca más regresó. En estas tierras, a los pies de la cordillera de los Andes, formó otra familia, y algunos de sus integrantes estuvieron el jueves en la Feria para acompañarla.

Su madre la crió al otro lado del Atlántico, donde falleció en 2020 por covid. Ahora, su recuerdo cruza las aguas con Misericordia, la última novela de Jorge, premiada con el Médicis Extranjero. El último año de su vida, que pasó encerrada en una residencia de ancianos, inspiró las páginas de esta obra en las que la oscuridad de la invalidez se mezcla con los cuidados, la esperanza y el deseo de vivir.

Dos lenguas que alejan

El alcalde lisboeta lamentó que nunca haya sido posible conectar en profundidad las lenguas portuguesa y española entre Portugal y España, pero se mostró esperanzado en que pueda ocurrir en Sudamérica, donde ambas son centrales.

El corazón del stand de Lisboa es un círculo de libros: algunos traducidos y otros en su lengua original. Hay títulos de autores consagrados como Fernando Pessoa y José Saramago, y otros menos conocidos para el público argentino, pero que forman parte de la delegación que en estas semanas visitará Buenos Aires: Francisco José Viegas, Yara Monteiro, Isabel Stilwell y Bruno Vieira Amaral, Pedro Mexia, entre otros.

Lisboa y Buenos Aires comparten un gran amor por las librerías. La primera se enorgullece de tener la más antigua del mundo, Bertrand, fundada en 1732; la segunda, de ser la capital latinoamericana con más librerías, aunque la crisis económica actual tiene a muchas contra las cuerdas. Las ventas en la Feria, el evento literario más popular del país, serán claves para que puedan sobrevivir este año.

Moedas se mostró sorprendido del notable conocimiento que tienen algunos lectores locales de Pessoa y también de ver que bastantes se arriesgan a comprar obras sin traducir, incluso sin dominar del todo el portugués. ”Hablar en otra lengua, tener que pensar las palabras, nos coloca en una posición más vulnerable, pero esa vulnerabilidad puede ser buena, hay que dejar de tenerle miedo”, dijo al alentar esa lectura, que puede tener algo de extrañeza pero también de desafío y de descubrimiento.

“A estranha beleza da vida”, diría el compositor Rodrigo Leão, que bautizó así su último disco y este sábado ofrecerá un concierto en la Usina del Arte de Buenos Aires. Leão forma parte de la agenda musical pensada por Lisboa para dar a conocer la música portuguesa y los cruces de esta con las letras, como el que ofreció la Lisbon Poetry Orchestra unos días atrás. El pianista Artur Pizarro, el guitarrista Gaspar Varela y la música Ana Lua Caiano trazarán un recorrido por los sonidos portugueses.

Tanto Moedas como la ministra de Cultura de Buenos Aires, Gabriela Ricardes, subrayaron el deseo de que el puente cultural creado por la Feria se mantenga en el tiempo, con más traducciones y políticas públicas que faciliten los intercambios. “Vamos a continuar caminando. Es un largo viaje de cercanía”, prometió el alcalde lisboeta.

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