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Milei despide a su secretario de Trabajo para enterrar la polémica por el aumento de sueldos en el Ejecutivo

El presidente argentino aparta de su cargo a Omar Yasin, a quien acusa del “error” de haber firmado el decreto que subió el salario del mandatario y del Gabinete casi un 50% en febrero

Javier Milei despide a Omar Yasin
El presidente argentino, Javier Milei, en una fotografía del pasado 12 de febrero.Antonio Masiello (Getty Images)
José Pablo Criales

El presidente Javier Milei ha despedido este lunes a su secretario de Trabajo, Omar Yasin, echándole la culpa de los aumentos de salarios en el Poder Ejecutivo que desataron la polémica de este fin de semana en Argentina. El sábado, una diputada opositora reveló que el mandatario había firmado un decreto para incrementar su sueldo y el de todo su gabinete en un 48% entre enero y febrero, contradiciendo su discurso de austeridad en medio de un ajuste económico que ha disparado la inflación y aumentado los precios mientras los salarios de los argentinos se han estancado. Milei, que primero responsabilizó del aumento a un viejo decreto de la expresidenta Cristina Kirchner (2007-2015), ha afirmado esta mañana en una entrevista televisiva que la firma del decreto fue un error de Yasin, y que ya había firmado otro para retrotraer el aumento. Después, en directo, afirmó haber relegado de sus funciones al secretario. “¿Cuándo lo despidió?”, le preguntó sorprendido el periodista que le entrevistaba. “En este momento lo están notificando. Es un error que no debía haber cometido”, afirmó el presidente.

El despido de Yasin ha sido la forma en la que Milei ha intentado dar por cerrada la gran polémica que el sábado escaló hasta una pelea en redes sociales contra la expresidenta Kirchner. El sábado a mediodía, la diputada peronista Victoria Tolosa Paz publicó los aumentos en X (antes Twitter) a la par de algunos medios locales. Milei, que apenas días antes había obligado a su vicepresidenta y presidenta del Senado, Victoria Villarruel, y al presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, a suspender el aumento de las dietas de los legisladores, se defendió argumentando que el aumento era automático debido a un decreto promulgado por Cristina Kirchner de 2010.

“Cada día que pasa encontramos una nueva norma que favorecía a los políticos y perjudicaba a los argentinos”, señaló el presidente. “Admita que firmó, cobró y lo pescaron”, le contestó la expresidenta, que le acusó de querer desviar la atención del decreto culpándola a ella. La trifulca terminó con el presidente amenazando a Kirchner con quitarle su jubilación de privilegio, ya que “la veía muy preocupada” por los ingresos de los argentinos.

En junio de 2010, Cristina Kirchner firmó un decreto que modificaba la negociación colectiva de los salarios de los trabajadores de la Administración Pública. En su cuarto artículo, el decreto establecía que las autoridades superiores –el presidente, el vicepresidente, y su gabinete, incluyendo desde los ministros hasta los subsecretarios– debían recibir una actualización salarial equivalente a la que se calcula para los directivos de la planta permanente de trabajadores del Estado, según el convenio colectivo mayoritario de los trabajadores del sector público. El 26 de enero, Milei firmó un decreto para dejar sin efecto esa actualización salarial. A finales de febrero, sin embargo, firmó otro que sí autorizaba el aumento de ese mes. Lo mismo pasó en el Congreso: una resolución de 2011 establecía un aumento salarial para los legisladores nacionales, y a finales de febrero Villarruel y Menem autorizaron el aumento del 30% que el presidente ordenó retrotraer a finales de la semana pasada.

Milei ha querido señalar a un responsable del descuido a pesar de que su responsabilidad en la firma del decreto no es clara. Sí lo es el drama que puede desatar un aumento en los sueldos estatales. Argentina terminó 2023 con la inflación interanual más alta del mundo, de 211%, y los precios se han disparado desde que Milei asumió el poder el 10 de diciembre: el Índice de Precios al Consumidor escaló un 25,5% ese mes, otro 20,6% en enero, y este martes se conocerá la cifra del mes pasado. Los ingresos de los argentinos, mientras tanto, se han pulverizado.

Según estimaciones de observadores que van desde privados, centrales gremiales y el propio Ministerio de Trabajo, los asalariados formales han perdido entre un 25% y un 17% de sus ingresos desde que Milei impuso una devaluación en diciembre. Estos, con todo, son los más privilegiados: solo los asalariados formales y los afiliados a sindicatos negocian su actualización salarial por la inflación, mientras casi la mitad de los trabajadores argentinos viven en la informalidad y sin protección legal. Los afiliados a la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), por ejemplo, habían negociado una recomposición salarial del 16% para enero. Los jubilados viven su propio drama: la mínima que cobran hoy es de unos 120 dólares, y su próximo aumento, estipulado para marzo, la subirá apenas a 158 dólares mientras la inflación sigue escalando.

“Nosotros, en el mes de enero, dimos la orden de que no se iban a aumentar los sueldos del personal jerárquico, los cargos políticos. cuando se dio el primer aumento, del 16%, no se le dio a los cargos políticos”, afirmó Milei esta mañana. “Lo que sucede después es que se llega a un acuerdo de paritarias, hay una nueva suba de salarios, y se dispara un decreto que había enviado Cristina”, afirmó el presidente en el canal de televisión La Nación +. Después, tras afirmar que este mes le descontarán el aumento que recibió en febrero, afirmó que su gobierno sigue “con esta tesitura de que el ajuste lo pagan todos… en especial la política”.

La polémica del fin de semana todavía no ha revelado toda su cola. Milei espera que estos meses se vuelva a discutir su gran ley de desguace que fue tumbada en el Congreso en enero, y ha buscado la mano de los gobiernos provinciales para volver a sumar apoyos a pesar de sus constantes desencuentros. La urgencia en la que lo ha sumido el aumento de los salarios y su posterior arrepentimiento se puede medir en cómo decidió echarle paños fríos este lunes: el presidente no esperó a la conferencia diaria de su portavoz, ni acudió –como es usual– a sus redes sociales. Tampoco convocó a los periodistas con los que suele hablar en su oficina. Desde que ganó las elecciones, Milei se ha negado a ser entrevistado en estudios de televisión, que lo incomodaron en la recta final de la campaña, y solo ha recibido a periodistas en el palacio presidencial o en el hotel de lujo donde vivió durante meses. Este lunes, sin embargo, madrugó para acudir a un canal por su cuenta.

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Sobre la firma

José Pablo Criales
Es corresponsal de EL PAÍS en Buenos Aires. Trabaja en el diario desde 2019, fue redactor en México y parte del equipo de la mesa digital de América. Es licenciado en Comunicación por la Universidad Austral y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS.
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